EL TIEMPO Y LA ETERNIDAD | thebereancall.org

Hunt, Dave

Una vez más hemos ingresado a un nuevo año y le hemos dado la bienvenida con las acostumbradas celebraciones a la medianoche de Diciembre 31. Esas festividades son cuestionables hasta en el mejor de los casos. ¿Y por qué celebramos el recordatorio de que un año que ya se ha esfumado al pasado y al mismo tiempo el tener en cuenta que también nuestras vidas están siendo aceleradas al mismo fin? Esta realidad nos debería traer a nuestras mentes una sobria contemplación y oración en vez de un ruidoso regocijo.

El tiempo pasa y no puede ser recuperado.  Un poeta escribió que su memoria estaba corriendo "como un animal perseguido a través de caminos y senderos, los cuales no podría recordar para volver."  El tiempo es misterioso, más allá de nuestra habilidad de penetrar, de profundizar.  Sabemos ciertas cosas acerca del tiempo, pero lo que realmente es, elude a nuestra más avanzada ciencia. Este tiempo que es tan esencial para el cambio y para la moción en el universo físico, estará ausente en la eternidad.  Nada cambia o envejece en la eternidad; ¡el eterno es ahora! lo cual es imposible para nosotros en nuestro tiempo presente el poder entender o comprender.

¿Es que acaso no vamos a viajar a través de la eternidad y por lo tanto no vamos a necesitar el tiempo? Realmente no;  no en el sentido o la forma en que nosotros entendemos la palabra "viajar".  El espacio como medida de una distancia entre objetos o lugares probablemente no existirá o por lo menos va a perder su significado. Habrá millones de personas redimidas en el cielo.  ¿Serán algunas de estas personas, las cuales estarán al margen de esta vasta congregación, prohibidas de acercarse a Cristo? En realidad, todos estarán en Su presencia inmediata, lo cual será un gozo que está más allá de nuestra comprensión actual.

Ya durante el milenio, nuestros cuerpos resucitados, como el de Cristo, no serán parte del universo físico y por lo tanto serán inmutables y eternos, capacitados para ser vistos, para luego desaparecer, y para pasar a través de puertas cerradas y a través de paredes.  "Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo: Paz a ustedes.  Aterrorizados creyeron que veían a un espíritu.  ¿Por qué se asustan tanto? les preguntó, ¿Por qué les vienen dudas? Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo" (Lucas 24: 36-38).  Pablo nos informa, "Si hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual" (Corintios 15:44).  No sabemos lo que eso significa excepto que fue demostrado cuando Jesucristo resucitó.

Sin Su resurrección, no existe esperanza de vida eterna.  Y aún así, el triunfo de Cristo sobre la muerte, la parte esencial de nuestra fe, es negada por algunos quienes dicen estar en la fe.  La Iglesia Evangélica Luterana en América no considera esencial la creencia que Cristo resucitó de entre los muertos. Un libro publicado recientemente y cuyo autor es el Profesor Gerd Luedemann, concluye que el cuerpo de Jesús se descompuso en Su sepultura.

Una negación similar de la Resurrección proviene del muy celebrado converso al Cristianismo, Malcolm Muggeridge (en realidad recientemente él se ha convertido al Catolicismo Romano).  Yo estuve muy impresionado cuando ésta persona dio su testimonio durante la cruzada evangelística de Billy Graham en 1974.  Después de ese incidente leí el libro que él (Muggeridge) había escrito, titulado "Jesús Redescubierto" en el cual Muggeridge escribe que no tenía importancia si Jesús había resucitado o no.  Él dice: "Yo prefiero suponer que algún ladrón de cadáveres movió la piedra de la tumba y después se largó del sitio con el cuerpo y más tarde abandonó el cuerpo a las aves de rapiña, quienes a su vez dejaron los huesos para que se blanquearan en el sol, ¡esos huesos preciosos!"

Los apóstoles, entonces, fueron unos mentirosos porque ellos testificaron que Cristo había resucitado de entre los muertos y que "se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo" (Hechos 1:3).  Entonces, ¿quién era este impostor, con marcas de clavos en sus manos y en sus pies y una herida de lanza en su costado, quien estuvo 40 días con los discípulos y los convenció que Él era Jesucristo resucitado de entre los muertos?  La tumba indudablemente estaba vacía. ¡Es ridículo el imaginar a un "ladrón de cadáveres" vació la tumba siendo vigilada por soldados Romanos!

Además, si Cristo no resucitó entonces el Cristianismo es solamente otra filosofía de vida como el Budismo o el Confucionismo.  En realidad, sería aún peor que eso, porque Cristo mismo prometió que Él resucitaría de entre los muertos, que porque Él vivió también lo harían los discípulos y que un día Él regresaría para llevarlos al cielo. A diferencia del Budismo, Hinduismo o Islamismo, cuyos líderes no hicieron ni podrían haber hecho tales promesas, si Cristo no resucitó, entonces,  ¡Él es un mentiroso y el Cristianismo es un fraude!

Nuestra misma salvación depende en la creencia que Cristo resucitó de entre los muertos: "Si confesaras con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón  que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9).  El libro de Muggeridge me dio una de las primeras percepciones que las personas quienes rechazan la creencia esencial del Cristianismo pretenden ser Sus verdaderos discípulos    y consecuentemente destruyen el Cristianismo desde dentro de la iglesia. Me estaba enterando, para mi consternación, que la apostasía de los últimos días ya está aquí y ganando un impulso alarmante.

Nuestro calendario supuestamente marca los años desde el nacimiento de Cristo.  Se han hecho planes elaborados para celebrar el aniversario de Su nacimiento en el año 2,000 DC.  En realidad, hemos alcanzado ya el verdadero nacimiento de Cristo (2,000 años) en 1996, debido a una calculación errónea al principio del calendario.   Cristo actualmente nació en el año 4 A.C.  No existe ninguna diferencia el que celebremos los 2,000 años o 1,999 años como aniversario de Su nacimiento.  Él no cambia.

La celebración en 2,000 DC, como el cumpleaños de Cristo, no se podrá distinguir de las otras muchas celebraciones que tomarán lugar al mismo tiempo, y de esta forma sacrificando o ignorando la exclusividad del nacimiento de Cristo y el verdadero significado de Su venida al mundo. Por ejemplo, Robert Muller, el ex asistente Secretario de las Naciones Unidas y uno de los líderes del Movimiento de la Nueva Era, ha escrito, "Mi  gran sueño personal consiste en poder lograr una alianza de todas las religiones y de las Naciones Unidas y así la humanidad podrá lograr en el año 2,000 una celebración de la vida en todo el mundo, lo cual nos conducirá a una sociedad en ésta tierra que será pacífica, feliz y bendecida por Dios." 

Los cumpleaños nos hacen recordar que todos y que todo, debido al transcurso del tiempo, irrevocablemente se envejece y muy pronto desaparecerán de la escena. El tiempo continúa sin tener en cuenta las fechas o los eventos o los sentimientos humanos, aunque hace un espacio en nuestras vidas, digamos por un corto y elusivo presente para sus momentos fugaces antes de ser absorbido en el pasado.  Uno puede tomar cierto consuelo en esa realidad.  A través de mi vida, lo que me ha ayudado a soportar y resistir muchas situaciones dolorosas fue el recordarme a mí mismo que "Esto, también, pasará."

Existe otro lado de la moneda.  Mientras que sabemos que nuestro malestar o incomodidad inevitablemente va a concluir, cuando estamos en la silla de un dentista, tiene el efecto opuesto cuando uno está disfrutando de unas vacaciones. Así como sabemos que nuestro dolor va a pasar,  lo mismo va a ocurrir con el placer que disfrutamos. Y es igual con la vida en sí, que no importa cuán larga o prolongada sea, la vida es como la "neblina que aparece por un tiempo corto y luego se desvanece" (Santiago 4:14).

Esa simple realidad es olvidada por todos nosotros la mayor parte del tiempo. Planes, por lo general, son hechos como si la vida en esta tierra nunca fuera a terminar.  Salomón dijo: "Vale más ir a un funeral que a una fiesta.  Pues la muerte es el fin de todo hombre, y los que viven debieran tenerlo presente"(Eclesiastés 7:2).  ¿Suena esto mórbido?  Indudablemente refuta la idea que uno siempre debe ser "positivo". Moisés lo dijo de la siguiente manera:"Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría" (Salmo 90:12).

Por lo tanto, la verdadera sabiduría es el constante recordatorio de la brevedad de nuestros vidas en esta tierra. La realidad es que esta vida (no importa qué tan exitosa y llena de placer o cuan dolorosa y difícil sea de soportar) va a pasar, va a concluir, y la eternidad nunca va a pasar o concluir y el tener esto en cuenta debe mitigar nuestras opciones en esta tierra.  Sin tener en cuenta esta realidad nosotros vamos a vivir solamente teniendo en cuenta el tiempo en consideración (en el cual estamos completamente absorbidos), en vez de vivir por la eternidad (la cual escasamente tenemos en cuenta).

Sí, tenemos que hacer unas decisiones más prudentes en lo que respecta a esta vida.  Cada decisión, no obstante, debe ser hecha teniendo en cuenta la eternidad. Una decisión que solamente toma en cuenta el tiempo en esta vida, sin darle ninguna consideración a lo eterno es una locura.  Jesús nos advirtió que el "ganar todo el mundo" no  es un éxito, sino el peor fracaso que uno pueda imaginarse, si tal éxito es hecho a costo del alma del individuo: "¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Marcos 8:36).

El principio de un nuevo año es el tiempo en el cual "Resoluciones para un nuevo año" son hechas.  Hay un aire de esperanza en la atmósfera y planes optimistas son hechos para el nuevo año.  En su libro clásico titulado "Una llamada seria para una Devota y Santa Vida," William Law, el autor, menciona a dos hombres, cada uno completamente absorbido en el planeamiento de una mansión para la Jubilación. Uno de estos hombres quiere planificar tal mansión en esta tierra mientras que el otro quiere hacerlo en el planeta Marte. Todos piensan que el segundo individuo es un tonto.  Law, sin embargo, demuestra que ambos son tontos y que la diferencia en estos dos  planes es solamente un período transitorio de tiempo corto.  El hombre que planifica su casa en Marte debe tener en cuenta que es un lugar en el cual nunca va a residir; mientras que el otro, que planifica su casa en la tierra, lo hace un lugar donde nunca va a poder quedarse.  

Esto no quiere decir que uno no debe hacer planes para esta vida.  Pero tenemos que estar siempre conscientes que ningún plan, ya sea una casa de jubilación o un plan para el día de mañana, debe hacerse sin primero someterlos a la voluntad de Dios.  Como podemos leer en el libro de Santiago: "¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.  Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala" (Santiago 4:13-16).

Blaise Pascal y John Locke argumentaban que si uno toma en consideración el concepto que la muerte, ésta es el fin de todo. Y  la persona que  pierde la oportunidad que esta vida ofrece en preparación para la próxima vida, en realidad  no pierde nada eternamente.  Sin embargo, el hombre que vive al máximo por las breves recompensas de este mundo, trae tormento hacia sí mismo por toda la eternidad; éste hombre ha apostado en contra de imposibles probabilidades y por consecuencia él es el único culpable de tal locura.

 Aproximadamente hace  250 años, William Law ilustró esta realidad en forma muy vigorosa y enérgica en su publicación titulada "Penitente", que es la historia de un próspero joven negociante que iba a morir a la edad de 35 años y tuvo unas palabras que decir a sus amigos que lo venían a ver para expresar su compresión y su solidaridad:

"Ustedes me miran a mí con cierta compasión, y eso no es porque yo no esté     preparado para estar frente al Juez de los vivos y los muertos, esa compasión es probablemente porque voy a dejar una carrera próspera en plena juventud. Y si uno se pone a analizar eso, es realmente una necedad y una insensatez.

Nuestro amigo Lépidos murió cuando estaba preparándose para ir a una fiesta.  ¿Ustedes creen que ahora es parte de su problema el hecho que no haya vivido hasta que hubiera disfrutado de tal fiesta?  Las fiestas, los negocios, los placeres, aparentan ser de gran importancia para nosotros, mientras no pensáramos en otras cosas; pero tan pronto añadimos el pensamiento de nuestra mortalidad, todas esas cosas ya mencionadas adquieren una minúscula importancia.

Si ahora voy a disfrutar el gozo de Dios, ¿hay alguna razón para apenarse si esto que me está ocurriendo sucede antes de cumplir los 40 años de edad? ¿Sería triste el ir ahora al cielo sin antes haber completado más transacciones de negocios? ¿Y si yo me fuera ahora en medio de espíritus perdidos, podría haber sido esto diferente si esto me hubiera ocurrido una vez que fuera de edad avanzada y lleno de riquezas?

Ahora que el juicio final es el paso próximo que voy a tener que enfrentar, y que la felicidad o desdicha eterna está tan cerca de mí, todos los placeres y prosperidades de la vida se ven ahora tan vanas e insignificantes.  Pero, amigos míos, ¿cuán sorprendido estoy ahora que no siempre tuve yo estos pensamientos?   

¡Qué cosa tan extraña es que un poco de salud o un humilde negocio de una tienda nos mantenga tan ocupados que ignoramos estos impactante eventos que se avecinan tan rápidamente sobre nosotros!"

Ya sea a través del Arrebatamiento o a través de la muerte, todos nosotros estaremos muy pronto frente a Dios para dar cuentas de nuestras vidas. La vida más prolongada termina abruptamente y uno es instantáneamente llevado a la eternidad. El tiempo se ha evaporado hacia el pasado, y sólo nos queda decisiones, palabras y obras que afectarán nuestra eternidad. Sí, cómo vivimos esta vida corta acarrea consecuencias eternas para bien o para mal.  Los que están perdidos se presentarán ante el "gran trono blanco" para oír su perdición (Apocalipsis20:11-15), pero los Cristianos también tendrán que dar cuentas por cada pensamiento, palabra y obra: "Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios 5: 10-11).

El alterar o el arriesgar las creencias de uno pueden ser más difícil de resistir que el pecado sensual, y está siendo más necesario el hacer concesiones para así mantener el favor del liderazgo evangélico del tiempo presente. La misma corrección que la Biblia requiere ya no es aceptable. Pero aún así, todo lo demás tiene que ser aceptado.  Mientras esta publicación es escrita un fax acaba de llegar proveniente de un conductor de un programa radial Cristiano: "Nuestro programa ha sido cancelado... en Octubre 6 por las protestas de algunos oyentes... Hace un par de semanas (la persona que me reemplazaba) hizo un programa acerca de enseñanzas falsas ... la administración o gerencia de la emisora no estuvo de acuerdo y lo sacaron del programa y el programa en sí también fue cancelado... Yo he estado 30años en este negocio de radio y ahora estoy viendo que los programas radiales Cristianos están siguiendo un formato trazado por líderes 'Cristianos'.  Esta manera de suprimir la libre expresión en el ambiente religioso 'Cristiano' es peor que en las emisoras seculares."  Hemos perdido la visión de la eternidad, y el cielo se ha convertido en un lugar al cual todo el mundo quiere ir, pero no todavía.

El pensar en la eternidad nos motiva a ser fieles y leales a nuestro Señor y a Su Palabra, anticipando el gran gozo que Cristo mismo esperaba con sumo ansiedad: "...por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz..."(Hebreos 12:2).  Pablo nos urge: "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.  Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.  Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria" (Colosenses 3:2-4).  Juan nos anima diciéndonos, "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es" (1 Juan 3:2).  Pablo nuevamente nos muestra una esperanza que reduce lo mejor que este mundo pueda ofrecer a algo minúsculo: "Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13).

Un antiguo himno nos dice: "Estos vasos de barro se rompen, el mundo mismo se envejece: pero Cristo el Señor tomará nuestro polvo y lo moldeará nuevamente. Él le dará a nuestros cuerpos viles una nueva forma como la de Él. Él hará que toda la creación sonría y silenciará su gemido."  ¡Por esa esperanza vale la pena vivir y morir!

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 EL TIEMPO Y LA ETERNIDAD -  Dave Hunt

Enero 2014 (Publicado originalmente en 1996)

Título en inglés: “TIME AND ETERNITY”