¿ESTAMOS PREPARADOS PARA LA BODA? | thebereancall.org

McMahon, T.A.

Los discípulos estaban bastante preocupados cuando escucharon a Jesús decir que Él los iba a tener que dejar y que ellos no podían seguirlo por un período de tiempo: "A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después" (Juan 13:36).  Él iba en camino a la Cruz.  Los discípulos también irían en esa misma dirección pero a su debido tiempo.  Jesús primero tenía que pagar la penalidad por los pecados de los discípulos y los de nosotros.  Ellos más tarde proclamarían al mundo el cumplimiento de la justicia divina, para que así la humanidad pueda ser reconciliada con Dios.

Los discípulos no entendían el significado de las palabras de Jesús con la excepción que los entristecía.  Pero entonces Él dijo algo que los llenó de alegría y de gozo: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.  En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré así mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Juan 14:1-3).

Jesús les estaba hablando en un tono conciliador y confortante pero también los dejaba un poco perplejos.  Aunque la mente de una persona no pueda apreciar el significado de lo que estaba diciendo, Sus palabras verdaderamente estaban describiendo una boda que iba a tomar lugar.  Su parte era la del novio y la otra parte era la de la novia.  Al igual que otras enseñanzas que Jesús había compartido con Sus discípulos, ellos no entendieron el significado.  Sin embargo, todo esto iba a cambiar.

Después de Su despedida y ascensión el Espíritu Santo tomaría residencia en los discípulos y les daría entendimiento: "Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Juan 14:25-26).  Además de lo que estaba diciendo y lo que iba a ser tremendamente asombroso, era que la relación de los discípulos con Jesús iba a ser mucho más íntima que cuando Él estaba con ellos.  El Espíritu Santo indudablemente les traería a sus memorias las palabras de Jesús que indicaban la dirección hacia una boda futura, y el amor de los discípulos por Jesús aumentaría de tal manera que sería como un eco o como un reflejo del deseo que una novia tiene de estar con su futuro esposo.  En otras palabras, los discípulos asimilarían la magnitud del significado de ser la novia de Cristo.

Tomando por hecho que los verdaderos creyentes en Jesús son discípulos de los discípulos originales, lo que Jesús tuvo que decirles en Juan 14:1-3 indudablemente aplica a aquellos de nosotros quienes, de la misma manera, creemos en Él.  Nosotros, como componentes de la iglesia de Cristo, somos la novia.  Él ha preparado un lugar para nosotros en el cielo.  Un día, Él regresará por Su novia, por su iglesia.  Según las costumbres de las bodas Judías antiguas, cuando el novio dejaba a la novia temporalmente era para así poder preparar un lugar para ella en la casa de su padre.  La novia por su parte también hacía sus propias preparaciones para la boda y para su vida con su futuro esposo.  No cabe duda alguna que su entusiasmo aumentaba a medida que la fecha del retorno del novio se aproximaba.  Y esto nos lleva a preguntarnos: ¿Estamos nosotros al igual que la novia haciendo preparativos para la boda? ¿Está nuestro entusiasmo en aumento a medida que se aproxima el regreso de nuestro Señor, nuestro Salvador, nuestro novio, nuestra bendita esperanza? Si no es así, entonces, hay algo que está tremendamente equivocado.  ¿Qué puede haber pasado para que tal entusiasmo, tal alegría, se haya disipado o que ya no exista?

Tal vez algunos de los llamados creyentes en realidad no lo son, sino que solamente están cautivados con Jesús en cierta manera.  Aunque ellos se llamen cristianos ven a Jesús como si fuera un "postre espiritual" y la atracción que encuentran en Jesús es una atracción espiritual que es vaga y superficial y tampoco están interesados en saber muchas cosas específicas acerca de Él.  "Sumisión" es una de las características que muchas personas no quieren aceptar.  En realidad Jesús hizo la siguiente pregunta: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46).  El supuesto compromiso y dedicación de parte de los creyentes probablemente no involucraba el dar su corazón completamente a Cristo a través de la creencia en Su muerte, sepultura y resurrección considerando al mismo tiempo que Él es el único capacitado para poder pagar la pena completa por los pecados de todos nosotros.  Probablemente estos "creyentes" no han nacido de nuevo, un criterio que Jesús dijo que era indispensable para poder entrar en el reino de Dios (Juan 3:3).  Tampoco pareciera existir un compromiso o dedicación  o una expectativa de boda para estas personas, y probablemente no creen que este evento  vaya en lgún momento a tomar lugar.

Mientras que para aquellos que realmente han sido salvos por la fe, es posible que también el amor y el afecto por Él puede que hayan sido afectadas o enfriadas por dos obstáculos que son muy comunes: el amor hacia ellos mismos y el amor al mundo.  Estos obstáculos no van a evitar a que la boda tome lugar pero sí va a crear un desarreglo tremendo con las preparaciones que la novia tiene que hacer.  ¿Preparaciones?  Algunos no están al tanto que cada creyente tiene que pasar por un período de preparación para el día en que finalmente verá al Señor. 

Este tiempo de preparación está compuesto de una serie de actividades relacionadas con nuestro crecimiento espiritual y nuestro amor por Jesús, como por ejemplo, santificación, el hecho de estar separados del mundo para dedicarnos enteramente a Él; el crecimiento en nuestro deseo de obedecerlo y de agradarlo, el agradecimiento por habernos escogido; el aumento de nuestras buenas obras en nuestras vidas y también el aumento de nuestro gozo y expectativa por Su regreso.  Tristemente el interés en leer y en aplicar lo que el manual nos instruye también está en decaimiento entre muchos de los feligreses.

Las personas que critican la doctrina bíblica del regreso de Cristo por su novia, la caracterizan como una enseñanza falsa y algo que incentiva una mentalidad de escape, una inactividad,  como si uno quisiera "comprar un boleto para viajar y no hacer nada hasta que el vuelo salga" o esperar "por el vuelo al cielo".  Y aunque hay muchas personas que piensan y actúan de tal manera,  también se puede decir que estos individuos no han entendido la enseñanza tan clara de las Escrituras.  Juan, el discípulo amado por Cristo, nos da las preparaciones para la novia: "...permaneced en Él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en Su venida no nos alejemos de Él avergonzados" (1 Juan 2:28).  Además Juan parece manifestar la alegría y el amor de la novia cuando declara: "...sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es,  y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro" (1 Juan 3:2-3).

El apóstol Pablo también menciona algo similar en su Epístola a Timoteo: "Mas tú oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.  Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.  Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo" (1 Timoteo 6:11-14).

Muy a menudo se nos ordena a que cumplamos con algún deber y a veces nuestra carne se resiste y reacciona en tal manera que nos roba del gozo que uno obtendría como parte de la obediencia, o del cumplimiento de tal deber; o tal vez, el privarnos de ese gozo ocurre  por nuestra manera de pensar y esto desde luego también afecta nuestras vidas.  Y por supuesto esto también causaría que, como parte de la iglesia, como la novia de Cristo, perdamos cierto entusiasmo. 

Pero aún así, Jesús dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo lo amaré, y me manifestaré a él." (Juan 14:15, 21).  Debemos tener en cuenta que si captamos erróneamente lo que Cristo demanda de nosotros, eso puede privarnos de lo que Él ha dispuesto para nosotros a través de nuestra vida en Él.  Nada debe robarnos de nuestro gozo en servir al Señor.  Pedro hace esto muy claro: "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberlo visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas" (1 Pedro 1:6-9).

Cada uno de nosotros necesita responder la pregunta vital en lo que respecta a las preparaciones de nuestra iglesia, preparaciones de la novia de Cristo: ¿Producen estas preparaciones un "gozo inexplicable" en nuestras vidas? Si esto no ocurre, indudablemente no es culpa del Señor ya que Él nos dice: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).  No debe haber ninguna actividad o condición o problema o evento o persona (otras que no seamos nosotros mismos) que nos pueda robar del gozo que tenemos en Cristo, especialmente cuando recordamos que "ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:38-39).  Entonces así nosotros podremos manifestar nuestro gozo mientras que hagamos "las buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10).

Tampoco podemos ignorar los problemas de este mundo, que todavía está bajo la maldición del pecado.  Pero, aún así, Dios nos ha preparado un sendero y nos dice: "Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros" (Mateo 5:12).

¿Acaso Pablo  estaba diciendo burlándose cuando escribió a los Corintios: "Sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones" (2 Corintios 7:4)?  Por supuesto que no, ya que además de eso él exhorta a los Colosenses cuando dice: "Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad" (Colosenses 1:9-11).  En esta oración está en la promesa de Dios.  Probablemente no será siempre nuestra experiencia, pero es la Palabra de Dios y Su verdad: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mateo 24:35; Marcos 13:31; Lucas 21:33).

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Dave Hunt escribe:

Nuestro llamado es un "llamado celestial" (Hebreos 1:3).  Nosotros hemos sido bendecidos "con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3); y es en el cielo que Dios nos ha reservado "una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará" (1 Pedro 1:4).  Indudablemente nuestra esperanza está en el cielo (Colosenses 1:5) donde nuestros nombres han sido escritos (Lucas 10:20).  Por esa razón, es que nuestros cuerpos resucitados son "espirituales' (1 Corintios 15:44) y "celestiales" (v. 49; 2 Corintios 5:2), preparados para vivir en la presencia de Dios.

El gozo en el cielo será tan grande y para toda la eternidad que necesitaremos cuerpos nuevos y gloriosos para poder apreciar toda esta magnificencia y también para poder expresarla.  El cielo a veces es imaginado como un lugar solemne lleno de pompa y protocolo, pero nos olvidamos lo que David ya sabía: "En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre" (Salmo 16:11).

Cristo sufrió en la cruz "por el gozo puesto delante de Él" (Hebreos 12:2), un gozo que Él quiere compartirlo con nosotros en el cielo.

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Habiendo yo crecido como Católico Romano, que aunque involucró una educación católica muy extensiva, nunca me enseñaron que yo era "la novia de Cristo," ya que eso era reservado paras las monjas.  Tampoco me enseñaron que Jesús iba a regresar para llevarme al cielo.  Aquellos quienes recibieron una educación religiosa en iglesias o religiones que se adhieren a las enseñanzas de la Reforma, probablemente tampoco recibieron esta clase de enseñanza y hasta pudiera ser que puedan estar en oposición a la doctrina del regreso de Cristo para llevar a Su novia al cielo.  Aunque los Reformadores rechazaron el evangelio falso de Roma, mantuvieron algunas de sus creencias falsas, como el bautismo de bebés y en particular la enseñanza escatológica del amilenianismo, la cual prácticamente anula el concepto del regreso de Jesús por Su novia.  La triste ironía fue que el grito de la Reforma era "Sola Scriptura," que quería decir que la Biblia era la única autoridad del creyente en lo que se refiere a la fe y a la práctica.

¿Nos enseña realmente la Biblia que el regreso de Jesús es para llevar a Su novia al cielo para la boda y para la fiesta que Él ha preparado?  ¿O es, como dicen los críticos, que tal concepto es una ilusión promocionado por un anglo-irlandés del siglo diecinueve llamado John Nelson Darby?

Darby dice que tal enseñanza proviene de las Escrituras.  Los que critican esta enseñanza dicen que no es así.  Poniendo a Darby aparte, como Bereanos, nosotros debemos investigar las Escrituras para comprobar si esto es así.

Cuando empezamos este artículo, Jesús estaba declarando a Sus discípulos que Él se iba a ir para así poder preparar un lugar para ellos y que después iba a regresar.  El contexto metafórico claramente implicaba una boda.  ¿Cómo puede suceder esto? "He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y en un cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1 Corintios 15:51-52).  "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.  Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.  Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras" (1 Tesalonicenses 4:16-18).

¿Son estas palabras alentadoras para usted?  Espero que sí, porque eso es nuestra "bendita esperanza," la realidad eterna de "estar siempre con el Señor."  ¿O tal vez esté usted distraído porque está enfocando su atención en una ilusión temporal de este mundo y que está causando que pierda la verdad sublime que nos dice que nuestra "ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo" (Filipenses 3:20)? Nuestra oración es que todos seamos esa novia quien luce entusiasta y a la expectativa "aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13).  Como parte de la iglesia de Cristo, como la novia de Cristo, nosotros debemos prestar atención a las palabras de nuestro maravilloso novio: "Estén ceñidos vuestros lomos y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su Señor regrese... Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su Señor, cuando venga, halle y velando...  Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá" (Lucas 12:35-37, 40).

________________________________________________________________________¿ESTÁMOS PREPARADOS PARA LA BODA?

                                                Título en inglés "Ready for the Wedding?"