ASÍ TENÍA QUE SER | thebereancall.org

Hunt, Dave

No solamente los escépticos y ateos pero también muchos de los que se llaman cristianos se quejan muy frecuentemente diciendo: "¿Por qué Dios no hizo un mundo perfecto sin pecado, sin sufrimiento y sin muerte?  Si Él es tan poderoso, seguramente que pudo haberlo hecho si así lo hubiera deseado"  Esta protesta común se basa en un malentendido muy simple: la inhabilidad de parte del ser humano en no reconocer que Dios ha dado a toda la humanidad el poder de hacer decisiones, de libre albedrío.  Está por sobre entendido que sin tener esta habilidad universal nosotros nunca podríamos amar a Dios, ni a nuestro prójimo, ni tampoco recibir amor y comparado con la fe y la esperanza, el amor es la más "excelente" (1 Corintios 13:13) virtud.  Tampoco se refiere al poder de Dios.  El amor es una opción que tiene que venir del corazón; por lo tanto aún Dios con su infinito poder, no puede forzar a nadie a que lo ame a Él, porque si esto fuera así, entonces, no sería amor.    El hombre al decidir a  amarse a sí mismo en vez de amar al Dios de amor infinito que nos ha creado, es claramente la causa de todo mal.

Aún así muchos cristianos no ofrecen ninguna respuesta a estos argumentos en contra de su Creador.  Se esconden detrás de la soberanía de Dios y se imaginan que le están rindiendo homenaje cuando le atribuyen a Él actitudes y acciones que están totalmente en contra a su conciencia, que le fue dada por el Señor, y en contra del carácter de Dios como está revelado en Su Palabra.  Ésta desacertada, equivocada capitulación a la irracionalidad por supuestamente inteligente, responsables seres humanos deshonra a Dios y es menospreciada justamente por sinceros escépticos.  La "soberanía" no es una razón o excusa para no demostrar amor y mucho menos por haber causado sufrimiento y muerte que no debía haber ocurrido.  ¡Cuántos tiranos malvados han utilizado la misma excusa!

¿Podría haber creado Dios un mundo habitado por seres con el poder de escoger entre lo malo y lo bueno, entre el amor y el odio, y en el que nadie hubiera hecho una decisión equivocada y que nadie hubiera sido odioso o vengativo sino solamente amoroso y bueno?  Por supuesto que no, si ellos realmente fueran libres de escoger harían la decisión egoísta que es preferirse ellos mismos en vez de a Dios o a su prójimo.  ¿Podría Dios haber creado un universo en el cual habitaran seres que fueran inferiores a Dios y que nunca harían una decisión que fuera inferior a la decisión que Dios haría o que estos seres nunca se rebelaran ante Dios?  Por supuesto que no, eso sería imposible.  Seres que son inferiores a Dios (como lo son todos los seres creados) no podrían nunca vivir a la altura de la perfección de Dios y el pecar, para aquellos que fueron "creados a la imagen de Dios"(Génesis 1:27),   es "estar privado de la gloria de Dios" (Romanos 3:23)

Obviamente, si Dios hubiera querido, podría haber creado criaturas morales capaces de amarlo sólo a Él y nunca pecar, pero no lo hizo.  Él sería culpado por haber creado un mundo vulnerable a lo maligno, al dolor, a la pena y a la muerte.  Esa clase de mundo no podría existir en la misma forma que su creación original.  Dios no puede ser culpado por todo el mal que el hombre ha traído a la tierra.  Y aún así, ¿cuantas veces una esposa afligida, entristecida, o un esposo, madre, padre, abuelo o niño ha acusado con ira y cólera a Dios por la muerte de un ser querido?  Debemos culpar a Eva y a Satanás que la engañó, y a Adán por haber participado en el pecado original pero no debemos culpar a Dios.

Era inevitable que Adán y Eva pecaran por haber optado tomar una decisión egoísta y equivocada que no podría ser culpada en Su Creador.  Si ellos eran capaces de amar y de ser amados, el resultado de sus acciones no podría haber tenido otra alternativa.  Así tenía que ser.  Dios no causó que ellos pecaran, pero Él sabía que ellos iban a hacerlo.  Por lo tanto, aún antes que el universo fuera creado, el hijo de Dios, el cual es igual y eterno como el Padre, estaba preparado para venir a la tierra como un ser humano, como un hombre a través de un nacimiento de una virgen y demostrando su amor murió en el lugar del hombre para pagar la pena completa por los pecados de cada persona que viviera en éste mundo. Es totalmente más allá de nuestra comprensión, pero aún así es una verdad irrefutable que a través de toda la eternidad Cristo sabía que tendría que enfrentar la cruz, a la cual Él un día la tenía que soportar "por el gozo que le esperaba" (Hebreos 12:2)

Es importante notar que el libro que decide el destino de los condenados es llamado El Libro de La Vida "del cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo" (Apocalipsis 13:8)  Recordando el horror del crimen cometido por parte del hombre al hijo de Dios, la verdadera cara del maligno fue desenmascarada, el verdadero corazón del hombre "Nada hay tan engañoso como el corazón" (Jeremías 17:9) fue expuesto al descubierto y la eterna justicia y el amor de Dios fue demostrado sin lugar a dudas para que la humanidad por toda la eternidad reflexione.  En éste horrible crimen, el hombre despreció, rechazó, humilló, azotó y crucificó a su Creador  en una cruz.  Por lo tanto, la rebelión del hombre, escondida en su corazón humano, la pasión cruda del ser humano de querer desplazar a Dios de Su trono si pudiera, fue revelada y la amorosa respuesta de Dios silenció toda queja legítima.

Cuando la humanidad, increíblemente, estaba desahogando todo su odio hacia su Creador, Dios respondió con amor y perdón, sometiéndose no sólo al tratamiento injusto que el hombre le estaba imponiendo sino también al castigo que la justicia infinita demandaba por los pecados del mundo, intercediendo por aquellos que se burlaban y lo crucificaban: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:24) La única manera que la justicia de Dios pudiera ser satisfecha era cuando el pago total se había consumado "De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús" (Romanos 3:23)  No se puede dudar de la sabiduría de Dios, ni tampoco podemos encontrar falta en Su amor.  Por lo tanto, nosotros sabemos que así tenía que ser.
 
Es obvio que sin el poder de elección que Dios nos da, nadie sería responsable o nadie podría dar cuentas de sus actos y los términos "bueno" o "malo" no tendrían ningún significado.  Ni tampoco nadie podría apreciar o experimentar el amor de Dios o amarlo a Él o a otro ser humano.  Por lo tanto, ninguna criatura que no sea capaz de decisiones morales podría amar a Dios, porque "Dios es amor" (1 Juan 4:8)  Los creyentes que responden al amor de Dios a través del Evangelio se asemejan a una "novia" que va a casarse, y va a ser la esposa de Cristo aceptándolo a Él desde lo más profundo de su corazón por toda la eternidad. Los cristianos que tratan de evitar una discusión inteligente de éste tema tan importante se han olvidado, si es que alguna vez lo supieron, que Dios da la bienvenida a las preguntas sinceras y nos ha dado todas las respuestas en Su Santa Palabra.  Él invita a toda la humanidad, "Vengan, pongamos las cosas en claro, dice el Señor" (Isaías 1:18); y Él ha ordenado a aquellos que lo conocen: "Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes" (1 Pedro 3:15)

Cada padre sabe que cada niño o niña es un individuo único con su propia mente, que no puede ser forzado a comportarse en cierta manera sino que inevitablemente, tarde o temprano, hace sus decisiones por sus propios motivos egoístas.  Nadie puede vivir la vida de otro.  Cada persona es responsable de decidir lo bueno o lo malo, lo cual es una responsabilidad ineludible que Eva impuso en todos sus descendientes por haber desobedecido a Dios cuando comió la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal.  Tampoco seres imperfectos deciden siempre la opción moral correcta.  La parte más trágica ocurre cuando un niño es bien educado y bien instruido en el conocimiento del bien y del mal y aún así ése niño se puede auto-destruir haciendo decisiones equivocadas en su vida y no hay nada que uno pudiera haber hecho para prevenir que eso pasara.

¿Que madre o padre cuyo hijo o hija muere de una sobredosis de drogas, o en un accidente automovilístico causado por velocidad excesiva bajo la influencia del alcohol, o en la silla eléctrica por haber cometido un asesinato, o es condenado a cadena perpetua (o tal vez a un solo día) hubiera querido que eso pasara? Tampoco Dios "se alegra de la muerte del malvado" (Ezequiel 33:11), sino que "Él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad" (1 Timoteo 2:4)  Él, sin embargo, no puede forzar a que nosotros aceptemos Su verdad, de la misma manera que un padre no puede forzar a que un joven decida la opción correcta.  El Dios que creó éste mundo y a la humanidad para que habite en éste lugar, no desea la desgracia de ningún ser humano en la misma manera que ningún padre desea la tragedia que algunos jóvenes, por decisiones propias, se las causan a ellos mismos.
 
Escuchemos al lamento de Dios cuando derrama sus sentimientos de su corazón por la nación desobediente de Israel, Su gente escogida, en la misma manera que un padre sollozaría por sus hijos: "¡Oigan cielos! ¡Escucha tierra! Así dice el Señor: Yo crié hijos hasta hacerlos hombres pero ellos se rebelaron contra mí.  El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no entiende! ¡Ay nación pecadora, pueblo cargado de culpa, generación de malhechores, hijos corruptos! ¡Han abandonado al Señor! ¡Han despreciado al Santo de Israel! ¡Se han vuelto atrás!" (Isaías 1:2-4)

Cada persona con suficiente conocimiento sabe que Dios no puede honestamente ser culpado por la maldad rampante que existe en el mundo. Tal maldad existe por las decisiones que las víctimas mismas han hecho, decisiones en contra de las cuales los mismos padres advirtieron a los hijos, cuando ellos crecían, que no lo hicieran.  Aún así Martín Lutero escribió un libro llamado "La Esclavitud de la Voluntad", negando que ninguna persona tiene el poder, o la capacidad, de hacer decisiones.  Juan Calvino, en su celo y entusiasmo por la soberanía de Dios, también negó esta esencial habilidad humana.  Y aún hoy en día, muchos de los más populares líderes cristianos niegan a la humanidad la habilidad de escoger libremente incluyendo la decisión más importante de todas que es la decisión de creer en el Evangelio que salva el alma del ser humano.  Por lo tanto, en la manera de pensar de estos individuos, Dios es el culpable de todo, aunque ellos tratan de negar esta conclusión obvia, a la cual esta teoría que no es bíblica, los lleva.  Esta totalmente claro que el negar al hombre la habilidad de escoger libremente lo exonera de toda responsabilidad moral y hace a Dios responsable de todo lo maligno que ocurre en el mundo.  No importa como razonemos, nunca podemos escapar la realidad que cada uno de nosotros hace decisiones de nuestro propio albedrío cuando decidimos hacer esto o aquello.  Esto incluye el decidir si nos queremos someter a la voluntad de Dios y si queremos vivir nuestra vida a nuestra manera y también si queremos recibir a Cristo como salvador o rechazarlo.  Todos nosotros sabemos que esto es verdad; cada uno de nosotros hacemos decisiones evaluando diferentes opciones muchas veces en el transcurso de un día común y no podemos culpar a Dios por ninguna de éstas decisiones o sus consecuencias.

Cuando Dios creó al hombre, Él sabía que iba a tener que lidiar con seres rebeldes, seres egoístas que querrían hacer todo a la manera de ellos, seres que tuvieran que ser redimidos y que cada uno de ellos tenía que escoger entre ellos mismos o Dios.  Cuando Jesús dijo, " Yo soy el camino, la verdad y la vida.  Nadie llega al Padre sino por mí" (Juan 14:6), Él estaba explicando toda la situación de toda la eternidad hasta más allá en el futuro sin fin.  Jesús es el único camino hacia Dios.  Así tenía que ser. 

Dios sabía desde el principio lo que iba a pasar.  Él no estaba tomando un riesgo al crear seres con la habilidad de escoger libremente; Él sabía que se iban a rebelar en contra de Él.  Y también sabía que había una sola manera para que ellos fueran redimidos del castigo que vendría por su desobediencia. Su Hijo unigénito (Juan 3:16), el Hijo de Su amor, tuvo que venir a éste mundo como hombre y morir en lugar de ellos, pagando el precio total del castigo que la justicia infinita exigía por el pecado.  Y durante toda la eternidad, el Hijo también lo sabía.  Así tenía que ser.

No nos podemos imaginar lo que realmente significa cuando mencionamos que el Hijo siempre supo que tendría que nacer en éste mundo como un bebé, que tendría que vivir una vida perfecta y sin pecado alguno como sólo Él podría hacerlo, que también sabría que iba a ser odiado y despreciado por Su propia gente, los judíos, entre los cuales Él era también uno de ellos y que también los judíos con la deseosa cooperación del Imperio Romano, lo crucificarían.  Por supuesto, la verdad de nuestra redención va más allá de nuestra capacidad de comprensión.  Se nos ha dicho que "por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos" (Isaías 53:11)  Esto suena como un a declaración enigmática, críptica.

¿Qué tiene que ver el conocimiento con el pagar el castigo por nuestros pecados?  Obviamente, sin el conocimiento completo de cada detalle (incluyendo la motivación) de cada vergonzoso, violento, horroroso pecado que se hubiera cometido en toda la eternidad, sin el conocimiento completo del castigo que Su propia justicia requería, el "siervo justo" de Dios no podría pagar la deuda completa que la humanidad debía por su maldad y por lo tanto "justificar" a todos los que hubieran creído en Él.  Verdaderamente, Él sería castigado como si Él fuera el pecado mismo: "Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en Él recibiéramos la justicia de Dios" (2 Corintios 5:21) ¡Qué amor, que misericordia, qué gracia!

El grito triunfador de Cristo en la cruz, "¡Todo se ha cumplido!" Adquiere un mayor significado cuando nosotros entendemos que Él había eternamente anticipado ése momento: "después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios...Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando...Y cuando éstos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado" (Hebreos 10:12, 14, 18)  ¡Al fin, todo estaba cumplido, el castigo fue pagado una sola vez y completamente para toda la humanidad!

El "Sacrificio de la Misa" perpetrado por la Iglesia Católica Romana es una blasfemia que niega el grito triunfador de Cristo en la cruz, ¡Todo se ha cumplido! Los sacerdotes católicos afirman que ellos pueden convertir el pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo al mismo tiempo que dicen que Cristo es "emulado" millones de veces en altares católicos para ser ingeridos en los estómagos de aquellos que creen tal mentira que realmente están comiendo a Cristo.  La realidad es que ¡Él está ahora en el cielo en su cuerpo resucitado y glorificado, exaltado a la diestra del Padre!

Los pecados de los redimidos ya han sido olvidados para no ser recordados jamás (Hebreos 8:12, 10:17)  Sí, es cierto que libros, en los cuales cada pecado cometido está anotado, serán abiertos en el Juicio del Gran Trono Blanco, pero eso es para aquellos que rechazaron a Cristo y al perdón que Él obtuvo por sus pecados.  En el juicio final, todos aquellos que rehusaron aceptar el pago total que hizo Cristo por sus pecados serán arrojados al Lago de Fuego donde serán atormentados eternamente por una conciencia que no podrá más esconderse detrás de las excusas con las que se engañaron mientras estaban viviendo en la tierra.  El dolor incluirá no solamente el completo conocimiento del horror que sus pecados ocasionó a ellos y a otros, pero también la carga abrumadora de la maldad que ellos sustentaron en su rebelión contra el Dios que los había creado.  Tristemente, también se debe añadir otro tormento que será el constante y eterno conocimiento que ellos pudieron haber sido perdonados y estar en el cielo si no hubieran rechazado a Cristo y el pago que Él hizo en Su infinito amor por sus pecados.

Título en inglés: "It Had To Be"