SABER LO QUE CREEMOS Y POR QUÉ | thebereancall.org

Dave Hunt

Fue publicada anteriormente en Agosto 1991

Cuando vemos una y otra vez en el Nuevo Testamento define y defiende el verdadero evangelio y condena los evangelios falsos. También podemos ver el porqué del caso: la batalla por las almas que existe entre la verdad de Dios y la mentira de Satanás. Así, el destino eterno de cada persona depende aquello que uno cree. Uno no puede creer al mismo tiempo la verdad y la mentira. Incluso, aunque uno crea en Dios (¿quién es Él?) y que Cristo sea nuestro Salvador (¿qué significa eso?), si la verdad de Dios ha sido comprometida o pervertida, tal evangelio no salva sino que condena a aquellos quienes creen tal falsedad.

¿Por qué es esto así? ¿No es tal condena demasiada severa? ¿Por qué es tan vital lo que uno cree? ¿No es suficiente ser sincero? Sin embargo, ¿cómo se puede ser sincero y creer la mentira de Satanás, en lugar de la verdad de Dios? ¡Seguramente Dios ha dado a cada uno de nosotros la capacidad de saber la diferencia! Por lo tanto, aquellos que rechazan la verdad, ellos mismos se condenan.

Entre las más severos y aterradores versículos en la Biblia, debemos incluir 2 Tesalonicenses 2:10-12. Allí se nos dice que cuando el Anticristo controle la tierra, a todos los que "no recibieron el amor de la verdad"   Dios enviará "un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad."¿Puede alguien quejarse si Dios les ayuda a creer la mentira a la que ellos insistieron en aceptar? Los condenados son atrapados en la red de su rebelión y han partido a la eternidad con la mentira que ellos amaban. ¡Qué horrible! ¡Pero aún así, qué justo! Cristo murió para salvarnos de tal destino.

Nuestra rebelión contra el Dios infinito requiere castigo infinito que nosotros, como criaturas finitas, nunca podríamos pagar. Seríamos separados eternamente de Dios. Él no podría solamente corregir un error de "contabilidad" en el cielo y perdonarnos, ya que eso violaría Su justicia. Dios amó a la humanidad de tal manera que Él descendió del cielo a través de un nacimiento de una virgen y se convirtió en miembro de nuestra raza para tomar Su lugar en la Cruz, el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Habiendo pagado la pena máxima demandada por Su propia justicia, Dios justamente puede perdonar a todos los que admiten su culpa y aceptan el perdón que misericordiosamente ofrece.  

Cuando el carcelero Filipense gritó,  "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?", Pablo y Silas dieron una respuesta sencilla: "cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:31). Seguramente eso significa más que simplemente creer que existió alguien llamado Jesucristo. ¿Quién era Él? Señor significa "Dios"; Jesús significa "Salvador del pecado"; Cristo significa "Mesías", el prometido en las Escrituras. Su nombre mismo indica que Él es Dios que se hizo hombre para morir por nuestros pecados en cumplimiento con las profecías que los profetas de Dios anunciaron. 

El Antiguo Testamento repetidamente presenta a Dios como el único Salvador. Ofrece proteger a Israel y salvarlo de sus enemigos y Él también desea salvar a todos los hombres, tanto Judíos como Gentiles, del juicio a que el pecado conduce. Dios declara, por ejemplo, "Mirad a mí, y sed salvos, todos los confines de la tierra: porque yo soy Dios y no hay nadie más" (Isaías 45:22). Así, cuando Cristo dijo que Él había venido "a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10), Él estaba declarando que Él era Dios el Salvador, exactamente el nombre que el Nuevo Testamento repetidamente llama a ambos, Cristo y Dios Padre.   

Pablo escribió, "Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel es para salvación.  Porque yo les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no de acuerdo con un conocimiento pleno.  Pues, ignorando la justicia de Dios y procurando establecer su propia justicia, no se han sujetado a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree" (Romanos 10:1-4). A pesar de su celo por Dios, los judíos se perdieron porque no vinieron a Dios en Sus términos.

Supongamos que uno afirma creer que Cristo murió por los pecados del hombre, pero también desea añadir a sus creencias buenas acciones, confiar en María para que interceda, sufrir en el purgatorio, pertenecer a cierta iglesia o cumplir con ciertas reglas o sacramentos para poder ser salvo, o que Cristo tiene que ser sacrificado nuevamente durante la Misa.  ¿Puede esa persona ser salva? La Biblia dice que no. El creer que algo más se debe añadir para lograr la salvación es negar que Cristo pagó la pena en su totalidad, y por lo tanto está rechazando el evangelio. ¿Cómo pueden aquellos que confían en una iglesia para su salvación  confiar únicamente en Cristo y en Su obra acabada? ¿Y qué de aquellos quienes están de acuerdo en aceptar la Palabra de Dios basada en la interpretación de una iglesia? ¿Puede decirse que ellos conocen a Dios personalmente y están creyendo solamente en Él?    

Muchos quienes afirman "creer en el Señor Jesucristo" han añadido sus propios significados a las palabras aparentemente bíblicas que utilizan. Estas expresiones han fabricado muchos evangelios falsos que generalmente incluyen falsos conceptos de "Cristo", El culto de la llamada Ciencia de la mente, por ejemplo, enseña lo siguiente, "no negamos la divinidad de Jesús, sino más bien afirmamos la divinidad de todas las personas..." Ellos llaman a Jesús un Salvador, pero agregan, "cualquier maestro del mundo (Mahoma, Buda, Freud, etc.) que ayuda a la humanidad a liberarse de la esclavitud material, intelectual o emocional es un 'salvador' espiritual", Sin embargo, Robert Schuller pone una foto de Della Reese, una líder en la Ciencia de la Mente, en la portada de su revista "Posibilidades" y la presenta como una Cristiana. 

El Mormonismo enseña que "Dios" (que tiene otro "Dios" sobre él y así sucesivamente hasta el infinito) fue una vez un hombre pecador redimido por un "Cristo" en otro planeta. El "Cristo" de nuestro planeta (hermanastro de Satanás en un mundo espiritual precursor de nuestro mundo actual)  fue concebido cuando "el Dios de este mundo" vino a la tierra en su cuerpo físico y tuvo sexo con María. El "Cristo" del Mormonismo no fue un Dios que se hizo hombre, sino una entidad espiritual que vino a la tierra para obtener un cuerpo físico, para así convertirse en un "Dios", una metamorfosis que es la ambición de cada hombre Mormón (las mujeres se convierten en diosas). Para un Mormón, la vida eterna no es un regalo de la gracia de Dios sino que debe ser ganado y culmina en el convertirse en un "Dios", quien crea otro mundo con otro Adán y Eva, con otro Satanás, otra caída, otro Jesús y así sucesivamente, hasta un absurdo infinito. 

Y aún así, Robert Schuller presenta a Jack Anderson, quien es un líder Mormón, como invitado especial en su programa de televisión la "Hora del Poder" y lo hace pasar como Cristiano, estando presentes cuatro ex-presidentes (el año es 1991) y el Presidente Bush, todos afirmando ser Cristianos,  junto con Billy Graham y otros líderes, alabando a Schuller por su "Hora del Poder".  Earl Paulk asimismo llama a los Mormones "Cristianos". El Concilio de la Iglesia de Seattle pidió disculpas a los Indios Americanos por la oposición del Cristianismo a sus prácticas espirituales (es decir, su religión pagana). La "disculpa formal" fue leída a un grupo de Indios por el Obispo Episcopal Robert Cochrane. El Papa Juan Pablo II también ha aprobado el mismo paganismo. El Ecumenismo es atractivo y aterrador.

De acuerdo al Catolicismo, todo el mundo no importa de qué religión sea, es de alguna manera "salvo" a través de alguna asociación mística con la Iglesia Católica Romana. Resumiendo esta doctrina en un popular diario Católico, el Fraile Benjamín Luther escribe, "La Iglesia Católica no ha cambiado ni puede cambiar su enseñanza que es en sí mismo necesaria para la salvación... " Este sacerdote pasa entonces a explicar cómo los Católicos pueden, sin embargo, negar que Roma enseña que fuera de ella no hay salvación. Uno no necesita ser un miembro de la iglesia, pero puede salvarse a través de "alguna forma de participación en la vida de la iglesia. El Papa Pío XII habló de 'enlaces ocultos' que une a no miembros (con la iglesia). Por lo tanto, los Ortodoxos, Protestantes, Judíos, Musulmanes y aún aquellos que siguen las grandes religiones paganas, como los Hindúes y Budistas, pueden participar en la vida sobrenatural, y la gracia, que se encuentra únicamente dentro de los límites visibles de la Iglesia Católica Romana.  Así, a través de la iglesia solamente ellos (todos) pueden ganar salvación" (Católico Doble círculo, 8 de Enero de 1969, p. 15). ¡Increíble! ¡Aunque se opongan a la verdad de Dios y persisten en sus prácticas paganas, todas las religiones pueden estar unidas bajo el liderato del Vaticano! ¡Qué configuración tan perfecta para la venida de la religión apóstata mundial bajo el Anticristo!

San Olaf (una Universidad Luterana) en Northfield, Minnesota, ofrece cursos de Islam, Budismo, Judaísmo e Hinduismo. Anantanand Rambachan, un erudito Hindú, quien ha enseñado en San Olaf durante cinco años, sostiene que "el mayor obstáculo a la creación de un entendimiento entre las grandes religiones es la pretensión Cristiana de que hay sólo una manera de ser salvos".  Estando de acuerdo con este punto de vista, el pastor Luterano Clark Morphew declara que "la armonía religiosa en todo el mundo (es) obstaculizada por el dogma de que existe 'un sólo camino'".  La demanda de Cristo que "nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6) es dejada a un lado por profesantes Cristianos en el nombre de una "armonía religiosa". ¡Tolerancia a la mentira de Satanás se ha convertido en una virtud! Proféticas fueron las palabras de Gorbachov: "La tolerancia es el alfa y la omega del nuevo orden mundial". ¡La verdad deja de ser un factor!

Con el crecimiento de la apostasía y la popularidad de las ideas de la Nueva Era, el ecumenismo y el desprecio por la sana doctrina, incluso entre los evangélicos, las distinciones entre la verdad y la mentira están siendo ignoradas, como si lo que uno cree no tuviera ninguna diferencia después de todo. El mantener la verdad es considerado "negativo" y permitir que aquellos quienes creen falsos evangelios se vayan al infierno, sin decirles la verdad, se considera un acto de "amor". Después de todo, eso es lo que la Madre Teresa, el máximo ejemplo de amar al prójimo, ha estado haciendo durante décadas. ¡En lugar de dar el evangelio a los destinatarios de su caridad, ella ha alentado a los Budistas, Hindúes, Musulmanes, etc., acercarse a sus dioses y ha sido elogiada por líderes evangélicos por haber sido responsable de haber llevado a aquellos bajo su cuidado, desde una cama limpia hacia el infierno!

¡Almas se están perdiendo eternamente! Nunca ha sido más importante que ahora el estar dispuestos y ser capaces de "estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Pedro 3:15).  ¿Por qué una razón? Porque "la fe" no es ciega; no es un "salto en la oscuridad", sino que se basa en pruebas sólidas. ¿Por qué deben existir pruebas? ¿No es suficiente en simplemente "creer"? ¿Creer en qué? Uno sería un tonto perverso en creer en todo y en cualquier cosa. ¿Entonces, en quién y en qué uno tiene que creer?  Obviamente, debe haber una buena razón para creer en "x" y no creer en "y".

El evangelio proclama las "buenas noticias". Tenemos buenas noticias en las cuales nos regocijamos, en las cuales nos emocionamos y nos alegramos, y nos alegramos en compartirlas con los demás. Pero debemos saber cómo explicarlo para que los temas que expliquemos sean transparentes. Se lo debemos a los que nos rodean el presentar el evangelio tan claramente para que así puedan hacer la elección correcta. Y eso incluye refutando profundamente las mentiras de Satanás. Así como Pablo exhorta a Tito,  "mostrándote en todo como ejemplo de buenas obras. Demuestra en tu enseñanza integridad, seriedad y palabra sana e irreprensible para que el que se nos oponga se avergüence no teniendo nada malo que decir de ninguno de nosotros" (Tito 2:7-8). 

Una de las mayores necesidades en la iglesia de hoy es el entrenamiento en la sana doctrina apologética, no sólo para contrarrestar el ateísmo (que es la verdadera "fe" de algunos), sino también falsas religiones, que han atrapado a muchos más. ¿Por qué tantos jóvenes "pierden su fe" o quedan atrapados en sectas cuando van a la universidad? Se puede decir que los que "pierden la fe", nunca tuvieron fe genuina — no sabían por qué ni en quien creían  — o habrían superado cada prueba.

Los padres y madres muy a menudo se preocupan que sus hijos se dejen influenciar por sus compañeros y abandonen su "fe" y hagan el mal. Presión de los compañeros en la escuela, sin embargo, sólo puede destruir una fe que era en sí mismo el producto de una presión ya sea de parte de la iglesia o de la familia y carecía de una razón genuina. Puede haber sido la presión de los padres, cónyuge o amigos a "creer" para obtener su aprobación. O presión de un pastor o un predicador para "seguir adelante" con el fin de ser aceptado en el grupo y disfrutar de los beneficios de membrecía. O podría haber sido la llamada de "venir a Jesús" por razones equivocadas: tal vez para sanidad y prosperidad, en lugar de limpieza del pecado.

Hay muchos cristianos que rechazan el evangelio falso y conocen la verdad, pero tienen miedo de tener su fe cuestionada o desafiada por no Cristianos en el trabajo o en la escuela. Deshonramos a Dios si tememos que nuestra fe no sobrevirá la batalla, que indudablemente va a venir, cuando uno comparte valientemente el evangelio. Cuando yo era un joven en la universidad en California leía todo lo que podía encontrar escrito contra la Biblia de parte de los ateos, agnósticos o escépticos. Mi fe fue fortalecida cuando vi los argumentos lamentables que existían en comparación a la verdad de Dios. Tenemos que poner lo que creemos a la prueba, sobre todo en la vida diaria, viviendo triunfante en Él, en lugar de en uno mismo.

No tiene importancia qué tan inteligente seamos nosotros, sino lo que realmente cuenta es que si lo que creemos es la verdad. Nuestro Señor prometió, "Si ustedes permanecen en mi palabra serán verdaderamente mis discípulos;  y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres" (Juan 8:31-32). Debemos contrarrestar el temor a que otros nos puedan avergonzar, cuando proclamemos el Evangelio, con la libertad que ofrece el liberarnos del poder del pecado para engañarnos y atraernos.  Lo que realmente creemos, no sólo determina nuestro destino eterno, sino también nuestra conducta aquí y ahora. Por lo tanto, la verdad de Dios nos guarda del mal.

Cuando yo tenía 18 a 20 años y estaba en las fuerzas armadas durante la segunda guerra mundial, vi a los que me rodeaban disfrutar de todo pecado  imaginable, y trataron de persuadirme para unirme a ellos. Sin embargo nunca estuve tentado en lo más mínimo a unirme a ellos. ¿Me elogio a mí mismo por tal acción? No, porque según lo que yo creía acerca de las consecuencias eternas de tal conducta hubiera sido un tonto, si hubiera participado en ese comportamiento. Lo que usted y sus hijos hagan depende de lo que cada uno realmente cree.

Toda una generación se está perdiendo debido a un falso evangelio psicológico de autoestima y la falta de sana enseñanza doctrinal que explica la razón por la cual, el camino de Dios es lo mejor.  Y son estas falsas enseñanzas que están robado a la gente de la verdad, la verdad por la cual vale la pena vivir y morir. Seamos "amantes de la verdad" y testigos eficaces con nuestros labios y nuestras vidas por nuestro maravilloso Salvador. ¡Sea entusiasta y audaz! ¡Qué buenas noticias de la libertad en Cristo tenemos que proclamar a aquellos quienes están esclavizados por las mentiras de Satanás!

Título en Inglés: “Knowing What We Believe and Why”