¿CÓMO ESTÁ TU CAMINO CON EL SEÑOR? | thebereancall.org

McMahon, T.A.

Mayo 2017   

"Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."  (Juan 8:31-32).   

Hace años, nosotros aquí en las oficinas de esta publicación, tuvimos un miembro de la Junta que también pastoreaba una iglesia no muy lejos de Bend, Oregón, donde nuestras oficinas están ubicadas. Su nombre era Bob Zachary, y era un verdadero Pastor de su rebaño. Él era muy  respetado en su comunidad, y parecía como si todo el mundo conocía al Pastor Zachary. Incluso aquí en la ciudad de Bend, cuando yo solía ir a lugares con él, muy a menudo saludábamos a ex miembros de su congregación que vivían aquí en ese tiempo.  Su amable saludo siempre era acompañado con las palabras, "¿Cómo está tu camino con el Señor?" ¡Qué maravillosa pregunta era esa, revelando su amor y su preocupación por sus ovejas, anteriores y actuales, y al mismo tiempo abriendo la puerta para el estímulo, convicción y corrección. Bob pertenecía a la " escuela antigua" o mejor dicho a la " escuela bíblica antigua", la cual no era influenciada  por las correcciones sociales de nuestros días y tampoco se daba a una charla vana. Sus conversaciones eran gemas concisas del Ministerio, mientras que él enfocaba exclusivamente en Jesús y en Su Palabra. El dejaba que el Espíritu Santo influenciara su conversación, sabiendo que él era simplemente un plantador de semillas espirituales, como si estuviera abriendo el pensamiento de la persona o también él actuaba como uno que regaba las semillas y así ayudaba a su crecimiento (1 Corintios: 3:7), sabiendo muy bien que cualquier fruto que pudiera brotar vendría de Dios mismo.  

Iglesias en nuestros días necesitan urgentemente pastores como Bob Zachary, quien ahora está con el Señor, disfrutando las recompensas de su labor en Cristo. En estos tiempos, donde reina el consumerismo en nuestras congregaciones, donde el enfoque que se aplica es en atraer a gente por medio de estrategias amigables y no necesariamente espirituales, donde se utiliza métodos del mundo secular por medio de encuestas, estrategias basadas en estudios psicológicos orientados con el único propósito de aumentar el número de congregantes, preguntas como  "¿Cómo está su camino con el Señor?" son prohibidas. ¿Por qué? Porque puede traer la convicción del pecado, y eso es un desaliento para el típico "consumidor Cristiano", quien es conducido por las cosas que principalmente lo hacen sentir bien. Cuando eso no ocurre, el consumidor se va a otra parte.

Este es el paradigma de nuestros tiempos. Es un cambio radical de la verdad objetiva a los sentimientos subjetivos, algo que está muy evidente en el mundo actual como también en la iglesia y ambos sin querer están contribuyendo al desarrollo de la religión "yo soy dios" que pertenece a la religión del Anticristo.  Joel Osteen no podría tener la congregación más numerosa en América si hubiera predicado el pecado y el arrepentimiento. ¡Todo lo contrario! Los Cristianos consumidores deben escuchar lo que  los hace feliz — porque si no se van a otro sitio.  La ironía de la iglesia llamada "El Movimiento de Crecimiento" fue que su intención inicial era de atraer a los perdidos o a aquellos quienes no tuvieran iglesia dónde congregarse y su número de congregantes ha crecido, pero no ha sido debido a conversiones. ¡Ellos simplemente han aumentado el número de sus congregantes, ofreciendo programas que son muy atractivos al típico cristiano consumidor! Esa estrategia provino de iglesias más pequeñas que no podían permitirse el lujo de ofrecer programas de "sentirse bien", como un arcada de videos para la juventud, una zona de comidas, programas teatrales, programas deportivos (incluyendo un yoga "cristianizado"), etcétera. Ganar almas para Cristo a través de la convicción del pecado y el arrepentimiento no tiene cabida en las estrategias seculares de crecimiento de parte de estas iglesias.  Ni tampoco una solución secular o del mundo puede resolver los problemas de un creyente; problemas que son ocasionados por la vida en este planeta decadente.  

El preguntar a alguien cómo está su caminar con el Señor ha sido, en mi experiencia, la razón por la cual las sesiones de consejería que yo he ministrado han terminado abruptamente. A través de los años cuando yo he tenido la oportunidad de ayudar a hermanos en Cristo y a parejas quienes profesan conocer al Señor, mi planteamiento inicial ha sido el poner a un lado los problemas que estas personas quieren resolver y enfocarlos en su camino con Jesús.  Indudablemente este enfoque no fue apreciado por aquellos quienes estaban más interesados en una solución rápida. Ellos no se daban cuenta que casi todos nuestros problemas son realmente síntomas creados por una anémica o aún peor relación con nuestro Señor. La razón por esa alienación y aislamiento puede resumirse en las palabras de nuestro Salvador: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46). Aquellos quienes buscan ayuda para sus matrimonios, muy a menudo quieren que las fallas de sus cónyuges sean identificadas y corregidas los más pronto posible. Incluso si eso fuera posible (hasta ahora no he podido ver que éste método haya tenido éxito), nunca se llega a la raíz de sus problemas. Y cuando menciono "raíz" no me refiero a su historia familiar, traumas de infancia, condiciones económicas, baja autoestima, falta de amor propio o la cantidad de terapias psicoterapéuticas fabricadas. No. La raíz de mi preocupación por ellos es el saber donde están ellos en su obediencia y amor por Jesús.

Jesús declaró: "El que me ama, mi palabra guardará..." (Juan 14:23).  Esto no es complicado, ni tampoco requiere meses y años de terapia "interna."   Si ellos están caminando en la dirección que el Señor los guía,  entonces les garantizo que los problemas van a ser solucionados y las cosas van a ir mejor para ellos. ¿Qué tan rápido va a suceder esto? Eso depende de la voluntad de los involucrados para hacer las cosas de la manera que Dios ordena. Las relaciones generalmente no se deterioran de la noche a la mañana y por lo tanto, puede tomar tiempo para ser restauradas. La restauración, sin embargo, no viene a través de una sesión tras otra sesión, ya sea que el consejero sea cristiano, bíblico u otro.  Se trata de leer lo que dice la Palabra de Dios... y ponerlo en práctica. Las buenas noticias es que aunque nos alejemos de Jesús, Él siempre está allí por nosotros (Hebreos: 13:5). Además, el creyente tiene al Espíritu Santo residiendo dentro, para permitir que él o ella se arrepientan y luego puedan realizar las cosas en la manera que Dios ordena con Su ayuda.   

Como creyentes, necesitamos continuamente evaluar dónde estamos en términos de hacer las cosas según la palabra de Dios: las Escrituras nos exhorta a "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?" (2 Corintios 13:5). Se nos dice que como seguidores de Jesús estamos en el mundo pero no somos de este mundo. Nuestro programa no es el programa del mundo. Por lo tanto esa diferencia creará problemas para nosotros, problemas que pueden venir a la larga por ser seguidores de Cristo.  Tan difícil como esos problemas puedan ser para nosotros,  esas condiciones están cubiertas totalmente por la gracia de Dios. En otras palabras, nada de lo que pueda suceder nos va a separar de la amorosa bondad de Dios, de su misericordia, de su compasión, de sus bendiciones y aún el gozo que Él tiene para nosotros. Santiago nos dice que debemos "...tened por sumo gozo" cuando se nos sometan a pruebas y tribulaciones en la prueba de la fe (Santiago 1:2-3). Sin la ayuda sobrenatural de la gracia de Dios, ese gozo sería imposible.

Por otra parte, la gracia no libera al creyente de las repercusiones que las faltas de él han ocasionado (es decir, el caminar por su cuenta en lugar de seguir a Jesús). Aún así, la misericordia de Dios está siempre disponible para Sus hijos. El pecado tiene consecuencias: "la paga del pecado es muerte..." (Romanos 6:23), lo cual significa la separación de un creyente en su relación (no su seguridad eterna) con Jesús, así como cosechar lo que él ha sembrado. Aún así, por la misericordia de Dios, el creyente arrepentido es liberado de lo que ha hecho en desobediencia a la Palabra de Dios, al menos hasta cierto punto. Aún teniendo en cuenta la misericordia de Dios, si optamos por caminar por nuestra propia cuenta, en desobediencia a Dios, eso nos traerá nada más que dolor a nuestras vidas y a nuestros seres queridos, directamente o indirectamente.

El profeta Jeremías nos hace recordar nuestros pecados cuando nos dice: "¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?... Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán...Tu camino y tus obras te hicieron esto; ésta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón" (Jeremías 2:17, 19; 4:18).

La palabra de Dios da instrucciones que deben ser obedecidas, si nuestras vidas van a dar sus frutos. Al examinar áreas problemáticas en nuestras vidas, necesitamos solamente comprobar si lo que estamos haciendo está siendo fiel con las Escrituras. Sí, pueden ser que algunas cosas que ocurren estén fuera de nuestro control, pero en la mayoría de los casos, podemos descubrir la respuesta con respecto a nuestros problemas acerca de lo que debemos hacer o no hacer. ¿Cómo estamos ministrando a nuestros hijos? ¿Por qué ellos están creando estragos en nuestra familia? ¿Tiene algo que ver con nuestras propias acciones que ellos están observando? ¿Estamos nosotros reflejando la luz y la vida de Cristo? ¿Cómo estamos tratando a nuestros cónyuges? Esa es una condición que puede dificultar la respuesta a la oración (ver Pedro 1: 3:7). ¿Somos egoístas? ¿Es que el fruto del Espíritu se ha ausentado, ya sea temporalmente o en su totalidad? ¿Qué pasa con el amor? ¿El gozo? ¿La paz? ¿La paciencia? ¿La bondad? ¿La fidelidad? ¿La dulzura? ¿El autocontrol? La simple verdad es que hacer cosas a la manera del hombre conduce a la destrucción (Proverbios 14:12; 16:25). Haciendo las cosas según las instrucciones de Dios y con Su ayuda, conduce a una fecunda vida temporal y una eterna recompensa.

Refiriéndose a aquellos quienes han recibido el Evangelio de salvación,  Jesús dijo que el regalo fue hecho gratuito para nosotros por Él haber pagado la pena completa por nuestros pecados: "He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10). Esto indudablemente incluye la vida de cada creyente en esta tierra, así como también nuestra futura vida a través de la eternidad, porque si no fuera así, el Cristianismo sería nada más que una serie de trivialidades morales impotentes y éticas, un programa de autoayuda de supuestas buenas obras. La Escritura habla continuamente de las recompensas de Dios en el cielo por el servicio y el compromiso del creyente en la tierra. "Por lo cual hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.  Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor  y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 1:10, 11). "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3).  Además también nos hace tomar en cuenta las bendiciones de Dios aquí en la tierra para aquellos quienes obedecen Sus instrucciones. Juan 10:10 hace claro que Jesús vino no sólo para darnos la vida eterna, pero que la vida sea vivida "más abundantemente". Reacciones a las mentiras de los supuestos maestros de la prosperidad han provocado que muchos Cristianos salten a bordo del supuesto evangelio de salud y riqueza e ignoren lo que las Escrituras realmente enseñan acerca de la prosperidad. Cuando Juan escribe en el libro de 3 Juan 1:2 acerca de la prosperidad, su enfoque no es acerca de la bendición financiera para un creyente sino acerca de la vida en Cristo — cuerpo, alma y espíritu. Riqueza puede de hecho venir, pero sólo en la forma de enriquecer la vida total del santo en Cristo. Por otra parte, afluencia, según la Palabra de Dios, es una condición más difícil de someterse que a las enseñanzas de Cristo. El joven rico de Mateo 19:16-24 y la semilla de la Palabra están siendo ahogados por "el engaño de las riquezas" que Marcos 4:19 nos los indica en tal manera. No es imposible, pero no es un camino que muchos quieran seguir en su deseo de riqueza. Lo que aquí nos falte, es lo que realmente la vida abundante en Cristo verdaderamente pueda consistir.

¿Tienen  problemas la gente adinerada? Quizás no relacionados con las finanzas, pero hay muchos otros problemas que una abundante cuenta de banco no puede arreglar. Todo el mundo tiene problemas. Pero todos pueden ser resueltos en Cristo, por medio de la abundancia de lo que Él ha provisto para cada creyente. Consideremos lo que se mencionó anteriormente, el fruto del Espíritu. Todas estas cualidades se manifiestan realmente en el camino de cada creyente con el Señor.  Piense que todas las consecuencias del pecado se pueden remediar: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5:22-23).  "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor.  Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas" (Efesios 5:8-11). Necesitamos recordar palabras de Jeremías: "Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien" (Jeremías 5:25). Dios indudablemente tiene buenas cosas para los creyentes que el mundo no puede prevenir ni adquirir. Más allá de resolver nuestros problemas personales, Él quiere que seamos fructíferos en este mundo, en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestros lugares de trabajo. "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10).

Buenas obras, espero que todos sepamos muy bien, que no pueden salvar a nadie. Nadie es salvo por ellas. Somos salvamos por Jesús. Sin embargo, como resultado de Su intervención, Jesús nos salvó para hacer buenas obras, para vivir una vida fructífera, productiva, una bendición para otros y sobre todo, vivir una vida agradable a Dios. Todas esas cosas dependen de nuestra relación con Jesús, de nuestro caminar con Él. Por lo tanto...

¿Cómo está su camino con el Señor? Como hemos indicado, esto definitivamente no es una pregunta retórica. Exige un examen de conciencia. Exige una respuesta de examen de conciencia, y su respuesta revelará las cosas que usted necesita mantener, obtener, refrenar y en algunos casos, de lo que usted debe abstenerse. La oración de Pablo para aquellos en la iglesia de Colosos es una oración que debemos orar constantemente para nosotros, para nuestros seres queridos y para todos los que proclaman seguir a Jesús. " Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo” (Colosenses 1:9-11).