Dios es Amor | thebereancall.org

Hunt, Dave

Hoy en día, exactamente como Dios lo había profetizado, el hombre se ha vuelto más insolente, descarado, atrevido, audaz, en su desafío hacia Dios.  Un elemento básico para el rechazo de Cristo y el desprecio de su doctrina en la iglesia, es que el hombre en vez de pensar y razonar cuidadosamente, especialmente acerca de Dios, Su Palabra y Su Voluntad, se entretiene buscando los placeres de éste mundo y también, aunque es triste decirlo, muchos cristianos también son culpables de distraerse y cuya mayor actividad es también buscar el entretenimiento.

Analizemos ésta tendencia actual.  Empezemos por recordar lo que Dios le dijo a Israel en Isaías 1:18-20: "Venid luego, dice Jehová y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieva serán emblanquecidas; si fueran rojas como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.  Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; poque la boca de Jehová lo ha dicho". 

Este llanto proviene repetidamente del corazón de Dios al igual que lo que dijo en Isaías 1:2,3: "Oíd cielos y escucha tú, tierra; porque habla Jehová; Crié hijos y los engrandecí y ellos se rebelaron contra mí.   El buey conoce a su dueño y el asno al pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento."

Las súplicas constantes de Dios hacia Israel para que su pueblo se arrepienta indican claramente que Él no era la causa del pecado de ésta nación.  Los israelitas se negaron a cumplir con la voluntad de Dios.  El Dios de Israel trata de razonar en vano con su gente escogida como lo leemos en Jeremías 44:4: "Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: No hagáis ésta cosa abominable que yo aborrezco".  Obviamente, Dios no podría haber predestinado el comportamiento maligno de Israel o no lo hubiera llamado ésta "cosa abominable que yo aborrezco".

Tampoco es la voluntad de Dios lo que está pasando hoy en día, el egoísmo, el celo, el odio, la fornicación, el adulterio, el divorcio; la homosexualidad, el lesbianismo y el rechazo de la institución del matrimonio como Dios lo ordenó; el aborto y otros crímenes, ya sea de carácter étnico o religioso; la violencia descontrolada que existe en nuestro mundo.  Todo ésto que está ocurriendo no puede haber sido la voluntad de Dios, como tampoco fué el modo maligno de vivir en el tiempo de Noé.  Ese mundo fué destruído por el diluvio.  El mundo actual está madurando para recibir un peor castigo de la justicia de Dios por el pecado.


El hombre fué creado a imagen y semejanza de Dios (Gen:1:26,27) no en forma física ni espiritual.  "Dios es espíritu" (Juan 4:24) sin ninguna forma física.  El hombre fué creado para reflejar el carácter moral y espiritual de Dios en todos sus pensamientos, palabras y hechos.  El Jardín del Edén no era solamente un lugar de belleza física y abundancia más allá de nuestra imaginación, sino también era un paraíso espiritual, un pedazo de cielo en la tierra.


¡Qué gloriosa relación tuvieron Adán y Eva!  El Jardín del Edén era una sinfonía de la gloria de Dios expresada en la maravillosa unión de una mujer y un hombre unidos en el primer matrimonio hecho por Dios mismo: la felicidad del amor puro, sin contaminación, ni corrupción, expresado en palabras y acciones que demostraban una continua bondad, honradez, respeto, bendición, compasión, uno buscando la alegría y el gozo del otro, en la maravillosa e íntima compañía mutua.


Cuando la creación del universo, de los animales y del hombre había concluído, Dios dijo que todo "era bueno" (Gen:1:31).  ¿Entonces, que pasó? ¿Cómo ha podido el hombre, el cual fué creado a la imagen y semejanza de Dios, haber desarrollado un odio tan intenso y profundo en contra de su Creador?  ¿Y también, cómo es posible que él haya tenido tanta determinación para tomar un camino totalmente aparte de la voluntad de Dios y haber hecho alarde de su rebeldía ante un Dios tan santo y tan lleno de compasión y a quien él le debe su propia existencia?


La Biblia llama a éste enigma "el misterio de la iniquidad" (2 Tes 2:7) y declara que el origen secreto reside en las profundidades del corazón del hombre como podemos leer en Marcos 7:21-23: "Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.  Todas estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre."  

El corazón no es solamente el recipiente, el asiento de la emociones, sino también de la voluntad, como si fuera un castillo fortificado y la persona dueña de tal castillo poseyera la única llave.  Leemos en Proverbios 4:23: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida".

Nunca olvidaré una entrevista que ví en televisión acerca de un canadiense que había sido arrestado en Arabia Saudita bajo la falsa acusación de ser un terrorista.  Bajo continua tortura el finalmente "confesó su crimen" y fué puesto en libertad.  Esa terrible experiencia le enseñó a ésta persona dos cosas: 1) la tortura puede ser tan atroz e insoportable que aún la persona más fuerte puede "confesar" cualquier crimen de que se le acusa, 2) y que ninguna tortura, no importa cuán insoportable, no puede forzar a la víctima a creer lo que él es forzado a confesar.


Hay un lugar, dentro de uno, donde la persona guarda sus pensamientos secretos y sus verdaderas intenciones.  Salomón advierte a su hijo que lo que el hombre dice es a menudo un camuflage para ocultar lo que él es realmente. (Prov:23:6-8). 

La Biblia repetidamente llama a ésta fortaleza "el corazón" ó "la voluntad".  Sin ésto uno no tendría individualidad, ni tampoco uno podría amar a otro ó recibir amor.  Dios nos ha creado de tal manera que aún Él no podría forzarnos a creer cualquier cosa.  El razona con nosotros con el evangelio, para persuadirnos de la verdad; pero tristemente, la mayoría de la gente no escucha a la razón e insiste en tomar el camino ancho que a uno lo lleva a la destrucción aún sabiendo dónde ése camino los lleva.

El mundo está lleno de jóvenes que son tercos, desobedientes, que han crecido en rebelión no sólo en contra de sus padres, sino en contra de toda autoridad, especialmente la de Dios.  El anzuelo de la distracción, de el entretenimiento, que es ofrecido aún en las iglesias, los han alejado aún más del razonamiento, del pensamiento profundo y el resultado es "hombres perversos y malos...quienes no tienen fe" (2 Tes. 3:2).

Ese bastión escondido dentro de uno puede ser el trono de un tirano egoísta para martirizar a sus súbditos ó puede ser el recipiente de grandes virtudes expresadas hacia otros en la forma de un amor genuino y lleno de compasión.  Leemos en Mateo 16:25: "Porque todo el que quiere salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará".  Y también en Juan 12:24: "...si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto".

Dios no nos creó como robots.  Aún teniendo en cuenta lo que dijo Martín Lutero, Juan Calvino y muchos líderes evangélicos de hoy en día, Dios le dió al hombre la voluntad para que él pueda escoger libremente, amarlo u odiarlo, en recibir a Cristo como su Salvador y Señor ó rechazarlo.  Dios quiere que el hombre confíe en Él plenamente y que lo ame y confíe en Él tan profundamente que lo motive a darle a Dios la única llave de su fortaleza propia y profunda, entregarse completamente y sin duda alguna a Dios como la Biblia dice en Proverbios 23:26: "Dame, hijo mío, tu corazón".

Dios no nos quiere engañar, ni tampoco quiere convencernos superficialmente usando nuestras emociones.  El quiere ganar nuestros corazones con Su Verdad y con Su Amor.  En la Biblia Dios nos recuerda en Deuteronomio 4:39: "...reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios", y en Deuteronomio 6:5: "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y con todas tus fuerzas" y también en Deuteronomio 13:3: "...Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma".  El mandamiento de Dios para que todos lo amen con todo su corazón, prueba su amor y deseo para que toda la humanidad se salve.  No sería razonable que Dios diera éste mandamiento y que Él no amara a la humanidad lo suficiente para hacer todo lo posible para salvarla.

"Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.  Mas si perseveráis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis" (1 Samuel:12:24,25); "...convertíos a mí con todo vuestro corazón...rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos" (Joel:2:12,13); "Si crees de todo corazón, bien puedes (ser bautizado)" (Hechos 8:37); "si confesaras con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9).

El testigo más poderoso de la creación y de su creador es encontrado en el ADN.  Las instrucciones bien organizadas para la edificación y operación de trillones de células en el cuerpo humano están inscritas en la ciencia del ADN (Ácido Desoxirribonucleico) en un idioma en código que sólo ciertas moléculas pueden decifrar.  ¡Todo lo que está escrito tiene un autor!  Y el autor de ésta sorprendente reserva de información intrincada puede ser sólo uno de una inteligencia infinita, el que ha creado y sostiene todo con "la palabra de su poder" (Hebreos 1:3).

La rebelión de Satanás y del hombre trajo destrucción al orden del universo.  El continuo resultado ha producido los desastres naturales y un constante crecimiento de enfermedades y deformidades entre la raza humana y los animales: "la creación gime a una y a una está con dolores de parto hasta ahora" (Romanos 8:22).  Hasta algunas células no siguen las instrucciones en código del ADN, resultando en cáncer.
A pesar de la numerosa e indisputable evidencia que prácticamente lo bombardea al hombre diariamente, éste rehusa a obedecer a su Creador.  Por lo tanto, él se ha transformado en un cáncer espiritual en la tierra recordándonos lo que pasaba en el tiempo de los Jueces en que "cada uno hacía lo que bien le parecía" (Jueces 17:6).

Dios estaría completamente justificado si erradicara al hombre completamente de la tierra y casi lo hizo durante el diluvio.  Nosotros no estaríamos vivos ahora si no fuera que "Noé halló gracia ante los ojos de Jehová" (Gen:6:8).  ¿Y por qué Dios es misericordioso con gente que es rebelde? ¡Por su amor abundante revelado en Cristo Jesús!

El sacrificio de Cristo por el pecado es la gran prueba de su amor por toda la humanidad: "Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).  El horror del pecado es manifestado en la forma que la humanidad se burló, azotó y clavó a su Creador en la Cruz.  Y aún cuando el hombre pecaminoso, rebelde, hace lo peor que puede hacer, el amor de Dios brilla aún más fuerte: "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:24) y para contestar a tal oración, el Padre castiga a Cristo haciéndolo pagar por todos los pecados del mundo, del pasado, del presente y del futuro. 

En una respuesta llena de amor hacia el hombre rebelde, que desea desplazarlo de Su trono, Dios mandó a su hijo para que tomara la forma humana naciendo a través de una virgen y pagara el castigo completo que Su propia justicia infinita requería como pago por el pecado. El no podría obrar de otra manera.  ¿Qué? ¿Qué Dios no podría obrar de otra manera?  Así es, porque "Dios es amor" (1 Juan 4:8,16).

Hay una gran diferencia en decir que "Dios ama" y que "Dios es amor".  Las palabras, "Dios es" están llenas de muchas promesas gloriosas y advertencias:  Dios es, "tu refugio" (Dt 33:27); "me ciñe de fuerza" (2 Samuel:22:33); "clemente y misericordioso" (2 Crónicas 30:9); "Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones" (Prov:46:1); "mi refugio" (Salmo 59:17); "bueno para con Israel" (Salmo 73:1); "Fiel" (1 Cor:1:9); "verdadero" (Heb:12:29), etc.  Pero éstas expresiones describen como Dios actúa, no como Dios es.

El amor es la misma esencia de la persona de Dios.  El no puede hacer otra cosa sino amar.  A través de Su amor cada persona sabe que el amor de Dios es único y sin comparación, incondicional, raramente visto en éste mundo.  Este reconocimiento es como una memoria obsesionante en la profundidad del corazón del hombre, una memoria evocadora de un paraíso perdido.

Cuando Adán y Eva se rebelaron en contra de Dios, de pronto se dieron cuenta que "estaban desnudos" (Gen:3:7).  No era el hecho que estuvieran sin ropa alguna, poque habían estado así desde la creación.  Habiendo sido creados a la imagen y semejanza de Dios, ellos han debido haber estado con vestimentas de la misma luz de Dios: "Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en Él" (1 Juan 1:5).  Se ha dicho que "nosotros somos como espejos cuyo brillo, si existe tal brillo, depende enteramente del Sol que brilla sobre nosotros".

El pecado despojó al primer hombre y a la primera mujer de todo lo que Dios había intentado darles como criaturas creadas en la imagen y semejanza de Dios.  La reflección de Su gloria no brillaba más en ellos.  Ellos estaban espiritualmente y moralmente desnudos.  ¡Qué tragedia!  Y hoy en día, el hombre sigue todavía desnudo ante su Creador, perdiendo la gloria que una vez fué dada a sus primeros padres: "por cuanto todos pecaron y están destituídos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23).

El amor, que es la misma esencia de Dios, se ha desvanecido porque hemos sido separados de Él por el pecado.  Existe un dolor muy amargo en el corazón del hombre que sólo Dios puede satisfacer.  Dios nos está llamando para reconciliarnos con Él: "y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón". (Jeremías 29:13).

La mayoría de los miembros de la raza humana recurren a toda clase de diversiones y distracciones en su continuo afán de satisfacer, de llenar un vacío que sólo Dios puede hacerlo: "Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua" (Jeremías 2:12, 13).

Algunos sin embargo, no estarán satisfechos con nada menos que Dios mismo.  Con el Salmista ellos gimen: "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por tí, O Dios, el alma mía.  Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo" (Salmo 42:1,2).  Esta no es una sed para satisfacer las "necesidades" de uno, ó para ver milagros que exitan a la carne.  Esta es una sed profunda de conocer a Dios mismo de tal manera que uno quiere establecer una íntima relación con Él y ser todo lo que Él desea que uno sea.  ¿Es ésta la pasión de tu corazón?

En la oración de Cristo a Su Padre, Él expresa el sincero deseo que el amor perfecto de Dios sea grabado, absorbido y manifestado a través de aquellos que conocen y aman al Señor; "que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos" (Juan 17:26).  Qué tal oración del corazón de aquel que quiere "llevar muchos hijos a la gloria" (Hebreos 2:10) y también "seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es"(1 Juan 3:2).  Experimentaremos  la gran expectativa del rey David: "Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza" (Salmo 17:15).

Esto es más que la restauración del amor que Adán y Eva experimentaron en el Jardín del Edén. Esa relación íntima que ellos habían conocido con su Creador pudo ser, y fué, perdida.  Cuando una criatura, un ser humano acepta a Cristo como su salvador personal, ésta nueva relación es infinitamente mejor y nunca puede ser perdida.  Cristo le dijo a una Marta confundida y preocupada: "María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Lucas 10:42).

Pablo oró para que los creyentes de Efesos llegaran a un entendimiento completo de "la esperanza a que Él nos ha llamado" (Efesios 1:18).  ¡Asombro de asombros, Dios restaurará eternamente a los pecadores desnudos "a su gloria eterna en Jesucristo" (1Pedro 5:10)! 

El nuevo nacimiento a través de la fé en Cristo significa el comienzo de una nueva y eterna vida.  Cristo vive en nosotros, pero nosotros tenemos que ser fieles y ser diligentes compañeros con Él: "...ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2:12,13); "para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de Él, la cual actúa poderosamente en mí" (Col:1:29).

Que cada uno de nosotros tengamos éste mismo firme deseo arraigado en nuestros corazones mientras que ansiosamente esperamos por Su regreso.

Dios es Amor - Título en Inglés: God is Love