REGRESEMOS A LOS FUNDAMENTOS BIBLICOS | thebereancall.org

T.A. McMahon

Fundamentos bíblicos: ¿por qué es tan importante revisarlos?

En primer lugar, si yo no conociera los fundamentos bíblicos de los que afirmo creer, no podría vivirlos en la verdad. No podría entenderlos ni tampoco podría enseñarlos o compartirlos.   

Los hombres que son Cristianos bíblicos, declara la Escritura, deben ser los jefes espirituales de nuestros hogares (Efesios 5:22-23). Esto significa que debemos enseñar a nuestras esposas e hijos lo que dice la Palabra de Dios.

Si no conozco los fundamentos de la fe, no puedo enseñar la fe con ningún sentido de precisión. Si lo que yo estoy compartiendo no es exacto, entonces no es la fe, que el libro de Judas, nos dice que fue “entregada una vez por todas a los santos.”

Por lo tanto, el tener un conocimiento de los fundamentos es imperativo en casi todas las áreas de la vida. ¿Cómo es eso? Comencemos con las matemáticas.

Supongamos que se me ocurriera una idea de inversión que, garantizaría hacer rico a una persona.  Mi secreto se basaría en mi fórmula matemática única: ¡2 más 2 es igual a 5!

Si bien eso puede mejorar mis ingresos (a través de aquellos que crean en esta inversión), ese error fundamental ciertamente no enriquecería a nadie.  

Es interesante que cuando los equipos deportivos, incluidos los que están en el más alto nivel de habilidad y rendimiento, tienen una semana libre durante su temporada (que suele ser una semana libre antes de tener que jugar con su próximo oponente), sus prácticas rara vez se centran en nuevas jugadas inteligentes o estrategias, sino más bien en volver a los fundamentos de su deporte.

La razón por esto es que el desempeño más hábil de un atleta se logra mejor cuando sus fundamentos son correctos, y estos pueden haberse descuidado o disminuido a lo largo de una temporada de competencia.

Asegurarse de que los fundamentos de uno sean correctos es algo bueno en los deportes, pero es aún más importante en su caminar como Cristiano bíblico. Los fundamentos son simplemente las verdades y prácticas esenciales que Dios nos ha comunicado en Su Palabra, la Biblia, a la que debemos aferrarnos.

La carta a los Hebreos nos da una seria advertencia: “Por tanto, debemos prestar más atención a las cosas que hemos oído, para que no se nos escape en ningún momento” (2: 1).

Pedro, sabiendo que su muerte estaba cerca, exhortó a sus hermanos y hermanas en Cristo a recordar y poner en práctica lo que se les había enseñado: “Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles” (2 Pedro 3:1, 2).

Los fundamentos bíblicos aclaran las verdades simples,  pero vitales de las Escrituras en nuestros días de engaño generalizado, y debemos recordarlas continuamente. Además, también proporcionan lo que Jesús ha hecho por nosotros... y cuán profundas son esas cosas.

En las décadas de 1920 y 1930, el Cristianismo en los Estados Unidos era mucho menos complicado de lo que es hoy, al menos superficialmente. En aquel entonces se decía que la batalla espiritual era entre los fundamentalistas y los modernistas.

Los modernistas rechazaron, o al menos comprometieron, los principios básicos del Cristianismo bíblico, como la autoridad de las Escrituras, su infalibilidad y la salvación por fe, concentrada en la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo como pago total por los pecados de toda la humanidad.  

Desde entonces, los errores entre los Cristianos, como la levadura, se han abierto camino o infiltrado a través de todo el Cristianismo. Han aumentado exponencialmente, hasta el extremo que hoy en día el describirse uno como Cristiano evangélico, no tiene mucho significado.  

En nuestro día prácticamente nadie puede definir lo que un Cristiano evangélico realmente significa debido a las creencias mixtas de aquellos quienes supuestamente se llaman evangélicos.

Por ejemplo, una de las principales revistas evangélicas, “El Cristianismo Actual” (Christianity Today),  fue fundada a mediados de la década de 1950 por Billy Graham, quien en ese momento era conocido como fundamentalista. Si usted está subscrito a esa revista, le recomiendo que cancele su suscripción y arroje sus números atrasados ​​en el contenedor de basura más cercano.

Durante las últimas dos décadas, me he referido a la llamada revista evangélica como “El Anti-Cristianismo Actual.” ¿Por qué habría de hacer eso? 

Porque esa revista ha promovido casi todas las herejías y prácticas falsas que han entrado en la iglesia durante el último medio siglo. Y Billy Graham tiene que asumir la culpa de la mayor parte, siendo quien lo inició.

Graham inicialmente fue considerado un fundamentalista, como mencioné. Pero en poco tiempo, los modernistas consideraron al fundamentalismo como una mentalidad estrecha y excluyente. 

Por ejemplo, en la década de 1940, Graham afirmó que los principales males del mundo en ese momento eran el Comunismo, el Mahometismo y el Catolicismo Romano. No hay discusión ahí. 

Luego, en la década de 1950, por varias razones, no quiso ser llamado fundamentalista, especialmente con su exhortación a separarse de quienes promueven enseñanzas contrarias a la verdad bíblica. También se acusaba cada vez más de que el fundamentalismo se basaba en la ignorancia y el fanatismo.

En el espíritu del ecumenismo, se dirigió a la Iglesia Católica en busca de apoyo para sus cruzadas, lo que se ejemplificó al tener sacerdotes y monjas Católicos como consejeros de la cruzada. ¡Los consejeros Católicos instigaron a los Católicos, quienes habían aceptado la invitación de Graham de recibir a Jesús para su salvación, a regresar a su iglesia Católicalocal!           

El Sr. Graham ha declarado en numerosas entrevistas que no veía diferencias teológicas significativas entre él y su "buen amigo" el Papa Juan Pablo II.

La letanía de las negaciones de Billy Graham de los fundamentos de la doctrina bíblica es impactante, por decir lo menos. Recibió el premio Financiero de Templeton por el progreso en Religión (Templeton Financial Award for Progress in Religion) del fundador, ya fallecido John Marks Templeton, cuyo objetivo declarado era en transformar todas las religiones del mundo en una religión mundial. Eso, por supuesto, sería la religión oculta del Anticristo

Graham finalmente rechazó la creación bíblica a favor de la evolución teísta. Dijo que no estaba seguro de si el diluvio descrito en el libro de Génesis fue o no un evento global.

Cuando se le preguntó si habría sexo en el cielo, respondió que lo habría si fuera importante para nuestra felicidad. No. Eso contradice claramente lo que enseña la Biblia (Mateo 22:30).   

Lamentablemente, podría seguir enumerando más ejemplos con respecto al rechazo o deslizamiento de Billy Graham de la sana doctrina bíblica, que solo aumentó a lo largo de su vida.

Al preparar este mensaje y transmitirlo, algunas personas a quienes respeto les preocupaba que pudiera verse como una denigración de un hombre considerado un icono estadounidense de la evangelización. No tengo ninguna duda de que muchas personas se salvaron a través de las cruzadas de Billy Gram., cuando él y otros predicaron el evangelio bíblico.

Al mismo tiempo, no hay duda de que Graham fue un excelente ejemplo del ecumenismo, que es la aceptación de varias religiones y creencias religiosas que no son escriturales y que, de hecho, socavan la verdad bíblica.

También me sugirieron que, dado que Billy Graham ya no vive, deja de ser influyente entre esta generación, especialmente entre los jóvenes de hoy, y por lo tanto, ¿por qué mencionarlo? Ese es un enfoque que suelo seguir a menos que se sigan promoviendo las falsas enseñanzas de los fallecidos, como en el caso de Billy Graham.

Lou Engle, un falso maestro y profeta del movimiento Sanidad y Prosperidad y uno de los líderes de “Los Enviados” (“The Send” - una organización que reunió a 50,000 jóvenes en un estadio en Orlando, Florida), declaró que el movimiento fue fomentado por el manto de Billy Graham, y Engle añadió que las enseñanzas de tal organización tomaría efecto justo después de la muerte de Graham.

Este mensaje simplemente señala a Billy Graham como un ejemplo, aunque importante, de lo que sucederá naturalmente cuando alguien se desvíe de la sana doctrina bíblica, que es lo que la Biblia profetiza que sucederá cuando se acerque el regreso del Señor.

El capítulo 4 de Segunda de Timoteo nos advierte que “llegará el momento en que no soportarán la sana doctrina.” ¿Quién puede negar razonablemente que estamos ya en un momento así?

¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Qué tal si nos aseguramos de que nosotros mismos no nos alejemos o no nos hayamos alejado de lo básico, de los fundamentos de la fe?

Parece una solución sencilla, ¿verdad? Bueno, sí y no.

Sí, para algunos, pero no tan simple para otros. La respuesta de uno depende de la madurez del creyente como Cristiano, su conocimiento de la Palabra de Dios y su caminar con el Señor.

Donde faltan ciertas cosas, construirlas o restaurarlas es ciertamente posible, pero puede que requiera algo de esfuerzo. Sin embargo, en cualquier caso, la solución que recomiendo es la siguiente: volvamos a los fundamentos de la fe bíblica.

Y me refiero a los conceptos básicos, como verá a lo que me refiero en este artículo y en el siguiente.

Ciertamente, el evangelio está en la parte superior de la lista. En Hechos 16:30, el carcelero de Filipo hizo una pregunta muy básica que todo verdadero Cristiano debe responder: "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?" La respuesta del apóstol Pablo y sus asociados fue esta: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo...". 

Aunque el versículo anterior se encuentra en el libro de los Hechos, carece de los detalles que expliquen lo que significa "ser salvo" y "creer en el Señor Jesucristo". Sin embargo, estos detalles se proporcionan a lo largo de la Palabra de Dios.

¿Salvado de qué? ¿Creer qué con respecto a nuestro Señor Jesucristo? Además, ¿para quién es el evangelio? ¿Por qué es tan importante? ¿Cómo se recibe? ¿Qué se recibe exactamente? ¿Puede la salvación, una vez recibida, perderse? 

Nuevamente, las respuestas a estas preguntas fundamentales se encuentran y se explican a lo largo de las Escrituras.

Ustedes, hombres que son creyentes, ¿pueden responder estas preguntas? Ustedes, hombres que son los jefes espirituales de su hogar, ¿pueden y han enseñado las respuestas a los miembros de su familia?

En una nota al margen de esto, si conoce las respuestas, ¿alguna vez ha considerado hacer esas preguntas a cada miembro de la familia? Si no puede comunicar fácilmente las respuestas, no está cumpliendo con la responsabilidad en la que Dios lo ha puesto.

Si conoce bien las respuestas, mi sugerencia es que tenga una reunión privada uno a uno con cada miembro de la familia y pida a cada uno que le dé su comprensión de lo que constituye el evangelio bíblico.

¿Por qué en privado? Esto evitará que otros miembros de la familia simplemente copien y repitan lo que otro miembro ha articulado en lugar de que cada uno dé su propia comprensión.

Si el individuo cree o no en el evangelio bíblico es una cuestión del compromiso del corazón de cada uno. Lo que quedará claro al cuestionar a los miembros de la familia es el conocimiento que cada uno tiene del Evangelio, algo que es fundamental cuando se trata de la aceptación o el rechazo personal del mismo.

Aunque acabo de referirme a la responsabilidad de los hombres como cabezas espirituales de sus hogares, las mujeres tienen sus propias responsabilidades como maestras (Tito 2: 3, 4), como lo ejemplificaron la madre de Timoteo, Eunice, y la abuela Loida (2 Timoteo 1:5).   

La Escritura ordena a los creyentes saber en qué creemos y por qué lo creemos. Esto comienza con nuestra comprensión del evangelio con respecto a nuestra propia salvación y es absolutamente necesario para que podamos compartirlo con los demás.  

Primera de Pedro 3:15 nos instruye: “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.  

Espero que todos los creyentes se regocijen por las oportunidades que Dios brinda cuando un incrédulo o incluso un creyente joven en la fe o alguien que está mal informado acerca de la verdad bíblica, pregunten o demanden "la razón de la esperanza que hay en vosotros”.

Lamentablemente, incluso para muchos verdaderos creyentes, esa oportunidad se pierde, porque no se dan las razones ampliamente proporcionadas por la Palabra de Dios. En cambio, con demasiada frecuencia, cuando se da una respuesta, no se basa en "la fe" (Judas 3), sino en respuestas impregnadas de emociones humanas e información subjetiva que requiere un acto de fe, en lugar de la fe que ha sido verificada por el contenido de la Escritura.

Dave Hunt abordó la idea errónea de que la razón socava la fe bíblica en una de las preguntas y respuestas de “El Llamamiento Bereano” (TBC). Al interrogador, respondió: “Estás luchando con un grave malentendido que ha llevado a multitudes a lo largo de la historia a la esclavitud religiosa".

“La Biblia pone la creencia y la fe en un pie de igualdad, sin diferencias entre ellas. El propio sentido común y un poco de reflexión le dirán que la fe debe tener un fundamento factual tan seguro como la creencia. La fe no es un salto en la oscuridad. Además, la fe en Dios y Su Palabra, debido a que involucra asuntos eternos, es mucho más importante que creer en las cosas de esta vida.

“La fe, por lo tanto, debe tener una base aún más sólida que la mera creencia. Uno puede estar dispuesto a permitir cierta incertidumbre en los asuntos terrenales, pero solo un necio se sentiría cómodo incluso con el más mínimo grado de duda en las cosas que lo afectan eternamente. No es de extrañar que el gran apóstol Pablo escribiera: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).

“Lucas nos dice en Hechos 1:3:“… a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios”.  Claramente, Cristo no consideró suficiente simplemente mostrarse a sus discípulos sin proporcionar evidencia irrefutable de su resurrección.

“Consideró que era legítimo y esencial probar que era Él mismo que había sido crucificado y que había resucitado de entre los muertos en el mismo cuerpo (pero ahora en una forma nueva y gloriosa) que cuando había sido colocado sin vida en el tumba.

“'Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo”, dijo Cristo a los atónitos discípulos la primera vez que vino a ellos después de Su resurrección. “Palpad y ved, porque un espíritu (fantasma) no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo" (Lucas 24:39).  

“Habían pensado que estaban viendo un fantasma, pero Él les demostró lo contrario. A Tomás que dudaba, que no había estado presente en esta primera ocasión, Cristo declaró más tarde: “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27). Aquí había pruebas irrefutables y tangibles.

“Es de sentido común que se exija una prueba estricta antes de hacer un compromiso o una inversión en esta vida. Cuánto más importante, entonces, es el estar absolutamente seguro, basado en pruebas sólidas, antes de aceptar por fe aquellas cosas que afectan el destino eterno de uno. La verdadera "fe" sólo puede basarse en hechos, no en sentimientos, intuición o emoción. Mucho menos surge la fe de la sumisión ciega a alguna autoridad religiosa".

Por lo tanto, el evangelio debe entenderse para ser recibido, para que una persona sea salva. Eso es básico para el Cristianismo bíblico.

Sin embargo, hay un aspecto fundamental del evangelio para cada creyente quien da su fidelidad a la Palabra de Dios y a la sana doctrina y que muy pocos lo reconocen y no lo enfatizan en sus vidas. Es el primer y gran mandamiento. Ese será el enfoque de la segunda parte de esta serie.

TBC