Capítulo 12 - El Pre-conocimiento y la Voluntad del Hombre | thebereancall.org

Dave Hunt

Muchos teólogos y filósofos parecen también encontrar un conflicto entre el previo conocimiento de Dios y la libre voluntad del hombre. Si Dios sabe lo que va a pasar antes de que suceda, entonces debe suceder como Él conoció con anterioridad o su pre conocimiento sería un error. Siendo ese el caso, ¿cómo podría alguien ser libre para tomar una decisión? Para considerar esa pregunta, debemos definir algunos términos.

La doctrina bíblica del pre conocimiento simplemente afirma que Dios sabe todo lo que va a pasar antes de que suceda. El salmista declara, "Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda" (Salmo 139), nos dice que Dios conoce cada pensamiento y palabra antes de que la hablemos — y la ha conocido desde la eternidad pasada — pero no dice que la presciencia de Dios produce estos pensamientos y palabras. En el Concilio de apóstoles y ancianos en Jerusalén, Jacobo dice claramente, "Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos" (Hechos 15:18). Para saber todo lo que iba a hacer, Dios debe haber sabido cada pensamiento, palabra y evento que ocurriría. Claramente esta verdad bíblica es necesaria si Dios es omnipotente, omnisciente y omnipresente, el creador y sustentador de todo.

Sin lugar a duda, Dios desde la eternidad pasada, debió haber sabido todo. Esto incluye los movimientos de las estrellas y los electrones y la ubicación exacta en cualquier nanosegundo de cada átomo y de los cuerpos terrenales que comprenden, grandes y pequeños, animados e inanimados. Dios sabía lo que iba a pasar a cada uno y cómo funcionaría cada uno. Antes de que creara el universo, los hombres y los Ángeles, Dios sabía cada evento que ocurriría en el cielo, en el universo físico y así cada pensamiento, palabra y escritura de todos los seres humanos o Ángeles que iban a existir. Esto es lo que significa ser Dios y por lo tanto ser omnisciente.

El Creador y la Creación

Esta piedra angular de verdad de la Escritura fue indicada por Agustín: "para confesar que Dios existe, y al mismo tiempo negar que tiene conocimiento de las cosas futuras, es la locura más manifiesta... Pero el [que] confiesa al altísimo y verdadero Dios, confiesa su voluntad, su poder supremo y pre conocimiento. "[1] Sin embargo no hay nadie que manifestara el pre conocimiento de Dios más plenamente que el tan difamado  Armenio:

[Dios] sabe todas las cosas posibles, ya sea en la capacidad de Dios o de la criatura... imaginación o enunciación... todas las cosas que podrían tener una existencia... los que son necesarios y contingentes, bueno y malo, universal y particular, futuro, presente y pasado, excelente y vil; Sabe cosas sustanciales y accidentales de todo tipo; las acciones y las pasiones, los modos y circunstancias externas… palabras y acciones, pensamientos internos, deliberaciones, consejos, determinaciones y las entidades de la razón, ya sea complejos o simples.[2]

Lamentablemente el Calvinismo, tiene una visión muy diferente del conocimiento previo, que en realidad denigra la omnisciencia de Dios: "Si Dios no pre-ordena todas las cosas, entonces no podría saber el futuro".[3]  Sin apoyo de las Escrituras, Calvino declaró que: Dios "prevé las cosas que deben suceder, simplemente porque él ha decretado que así van a suceder..."[4]  Yendo aún más lejos, otro autor dice, "La idea de que Dios conoce el futuro sin haberlo planeado y sin controlarlo es totalmente ajeno a las Escrituras".[5]  De hecho, lo contrario es cierto. La Biblia no dice nada o incluso implica que Dios conoce todo previamente, sólo porque Él lo ha pre-ordenado y causado.

¿Cómo, entonces, puede Dios estar seguro que lo que el pre-conoce va a pasar y que algo no intervendrá para cambiar el futuro? Simplemente porque Él es omnisciente, y por lo tanto, el futuro es tan claro para Él como el pasado. Si Dios tuvo que planificar y causar que algo sucediera o incluso controlar su ocurrencia para saber que tomaría lugar, Él se limitaría en su presciencia y por lo tanto, no es el Dios infinito, omnisciente que es. Si el punto de vista calvinista es correcto, entonces sería pre-ordenado cada detalle de cada delito y enfermedad y de la destrucción de propiedad y el sufrimiento humano, y la pérdida de vidas y extremidades que suceden por desastres naturales, causados por Dios; de lo contrario, el seria ignorante del futuro.

Se nos dice que "que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2 Pedro 3:8). Y "Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que paso, Y como una de las vigilias de anoche" (Salmos 90:4). Algunos han intentado encontrar un significado oculto en estas declaraciones, pero no hay ninguna.

Las frases "para el Señor" y "de tus ojos" son la clave para entender esta declaración algo simple y sencilla. Tiempo es parte del universo físico, que Dios creó de la nada. Por lo tanto Dios mismo está fuera del tiempo. Esa es la verdad en estas dos Escrituras.

Como un científico explicó recientemente, "la existencia real de pasado, presente y futuro es requerida por la teoría de Einstein de la relatividad. Todo espacio y tiempo forman un continuo cuatri-dimensional que simplemente existe; la teoría no permite que el tiempo sea tratado como una dimensión en la que el futuro está abierto o incompleto". Además explicó:

Desde un punto de vista cristiano, es razonable concluir que el tiempo y la extensión espacial de nuestro universo fueron creados juntos y así toda la estructura cuatridimensional reside antes [a la vista de] su creador en un eterno presente. Por lo tanto nuestra comprensión científica moderna de la naturaleza del tiempo se ajusta bastante bien con la tradición cristiana de que Dios tiene conocimiento de todos los tiempos, pasados, presentes y futuros: "Antes de que Abraham fuese, yo soy."[6]

Tenga en cuenta que Dios no dice, "Era" o "Seré". Él dice, "Yo soy". Él es el auto-existente siempre presente en todos los eventos, ya sea pasados, presentes o futuros desde nuestro punto de vista.

La protección continua de Dios

Dios conoce el futuro sin que su conocimiento previo tenga influencia, porque lo ve como uno que observa desde afuera. Dios es totalmente independiente y distinto del espacio, tiempo y materia. Por lo tanto, tal como ve el universo desde afuera, así ve el pasado, presente y futuro desde afuera, conociéndolo todo a la misma vez.

Somos finitos y Dios es infinito; por lo tanto, no es posible que entendamos cómo Él sabe el futuro. Sin embargo nos ha dado la suficiente inteligencia, para entender lo que debemos saber. Como dice David, hablando en nombre de toda la humanidad, "tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender"(Salmo 139:6).

Las Escrituras, resultan igualmente evidentes que Dios no es un observador totalmente pasivo, desinteresado en los eventos humanos que toman su propio curso. El tiene ojo vigilante y juega un papel activo  y cumple sus propósitos eternos para toda la creación. Como declara el salmista, "Decid a Dios: ¡Cuan asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos... Venid y ved las obras de Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres... El señorea con su poder para siempre..." (Salmo 66:3, 5, 7).

Dios ejerce su influencia sobre los hombres y eventos (exactamente como Él conoce de antemano que haría desde la eternidad pasada) con el fin de crear el futuro para nosotros Él desea y también ha querido. A la luz de las voluntariosas intenciones y acciones del hombre, cualquier influencia o acción que Dios conoce de antemano sería necesario para implementar sus planes, y esto obviamente también es parte del pre conocimiento de Dios — eliminando cualquier necesidad de algún ajuste de emergencia.

A veces todo cristiano tiene una conciencia de la intervención maravillosa y misericordiosa de Dios en sus vidas. Se siente como un "Justo a tiempo" (desde nuestra perspectiva la manera en que Dios tan a menudo funciona) la intervención puede parecer como un pensamiento de último minuto y también la acción por su parte, pero claramente no es el caso. Sin duda, su buena mano está siempre con su pueblo, pero en formas más allá de la comprensión humana. Otra vez, como dijo David:

“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mi pusiste tu mano… ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a donde huiré de tu presencia?...En los cielos…el seol…el extremo del mar, Aun allí me guiara tu mano y me asirá tu diestra….

¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grane es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aun estoy contigo.” Salmos 139:5-18

El Problema con la Maldad

Es un hecho ineludible que, a pesar de la presciencia de Dios y su soberanía, el mal predomina en los asuntos humanos. Que Dios no es el autor del mal se afirma claramente en la Biblia, como ya lo hemos visto.

Por lo tanto, sólo podemos concluir que Dios, en su soberanía, ha dado al hombre responsabilidad moral para ejercerse con libre elección. Que los hombres elijan la maldad no es lo que Dios desea para la humanidad. Total Depravación, según lo definido por el calvinismo, elimina la facultad del hombre del libre albedrío:

En la medida en que la descendencia de Adán nace con la naturaleza pecaminosa, no tienen la posibilidad de elegir el bien espiritual sobre el mal. Por consecuencia, la voluntad del hombre no es libre… del dominio del pecado... como lo fue la voluntad de Adam antes de la caída.[7]

La Biblia presenta el mal como resultado de la libre voluntad del hombre al elegir por sí mismo, en vez de a Dios. Sin embargo el calvinista, niega la libertad moral humana, y hace a Dios la causa de todos los males, insistiendo en que "crea los pensamientos y las intenciones del alma".[8] Como declaró Calvino:

El primer hombre cayó porque el Señor considero que debería... porque vio que así se mostraría su propia gloria. Por lo tanto el Hombre cae, ordenando así por providencia divina, pero cae por su propia culpa... Por lo tanto no dudaré en simplemente confesar con Agustín... que la predestinación de la destrucción como consecuencia, es también justa."[9]

Sin embargo, esta idea, es tan contradictoria de la conciencia y sentido de justicia del hombre dada por Dios, que Calvino lucho infructuosamente en gran parte de sus Institutos para justificarlo. Calvino cava un hoyo del cual ningún calvinista hasta el día de hoy ha sido capaz de escaparse. Él hace esto insistiendo irracionalmente y sin fundamento bíblico, que Dios solo puede saber de antemano lo que él pre-ordena:

Admito que el decreto es terrible; y sin embargo, es imposible negar que Dios supo con anterioridad el fin del hombre antes de crearlo, porque así lo había ordenado por su decreto.[10]

Otros calvinistas, en defensa de la soberanía de Dios, al mismo tiempo que niegan que el hombre tiene libre albedrío, implican que después de todo puede existir: "el libre albedrío es la invención del hombre, instigado por el diablo".[11] ¿Cómo puede ser invento del hombre por un acto de su voluntad si esta no existe? Calvino lucha con el problema de la voluntad del hombre y se ve obligado a reconocer que el hombre no es racional sin tenerla:

Me siento satisfecho con el conocido refrán que ha sido prestado de los escritos de San Agustín, que los dones naturales del hombre fueron corrompidos por el pecado y sus dones sobrenaturales retirados... (En realidad, al ser una criatura y no el creador, nunca tuvo dones "sobre naturales".) Porque aunque hay todavía [después de la caída de Adán] algún residuo de inteligencia y también juicio, así como razón por la cual el hombre discierne entre el bien y el mal... no podía ser totalmente destruida; Pero... una ruina deforme es todo lo que queda... la voluntad, inseparable de la naturaleza del hombre, no se pierde, porque así fue esclavizado por sus deseos depravados en cuanto a ser incapaz de un deseo justo...

Para cargar el intelecto con ceguera perpetua y dejarlo sin inteligencia de cualquier descripción, es repugnante no sólo a la palabra de Dios, pero a la experiencia común... la mente humana [mantiene] una cierta voluntad de investigar la verdad...[pero] falla antes de llegar a la meta... cayendo en la vanidad y no es posible, por el aturdimiento, seguir el camino correcto... y, después de ambular largamente, tropezando como uno que anda en la oscuridad, consigue estar totalmente desconcertado... Aun así los esfuerzos del hombre no son siempre tan absolutamente infructuosos como para no dar algunos resultados...[12]

Calvino continúa de esta manera de página en página. El hombre tiene inteligencia para discernir "entre el bien y el mal", pero esa capacidad es "una ruina deforme..." ¿Qué significa eso? No puede decirnos. La voluntad no se pierde, pero fue esclavizada por sus deseos depravados en cuanto a ser incapaz de un deseo justo...

El hombre tiene una cierta voluntad de investigar la verdad, pero no puede debido al "aturdimiento" por lo que se convierte en un ser "totalmente desconcertado", sin embargo, sus esfuerzos no son "tan absolutamente infructuosos como para no dar algunos resultados..." Todos los esfuerzos para rescatarse a sí mismo de hundirse en el pantano de su propia idea, solo lo provocan a hundirse más.

Lejos de apoyar estas aseveraciones por una cuidadosa exégesis de las Escrituras, Calvino no puede proporcionar un solo versículo que siquiera se acerque a lo que teoriza. En efecto, ¿qué es lo que afirma? Corta, califica, y se contradice a sí mismo tan a menudo que  realmente no ofrece nada, excepto un inútil discurso repetido.

¿Porque Dios no Detiene el Sufrimiento y la Maldad?

Por supuesto, que el hombre pecador y el rebelde que sirve a Satanás debe ser culpado y Dios, quien es perfecto en santidad, debe ser exonerado. Pero esto es imposible si Dios ha predestinado todo. Muchas páginas y capítulos, incluso de los Institutos, han sido escritas para intentar demostrar que todo lo que el hombre hace, incluyendo todo el mal, es pre-ordenado por Dios y sin embargo el hombre es culpable y será por eso castigado justamente por Dios de hacer el mal que Dios ha ordenado. (Véase por ejemplo Institutos I: xv-xviii; III: xxi-xxiv.)

Muchos de los calvinistas de hoy niegan que el Calvinismo enseña que Dios causa el mal. Sin embargo, está claro que esto es en lo cual Calvino mismo insistió: "Que los hombres no hacen nada, excepto por la instigación secreta de Dios y no discuten o deliberan sobre ninguna cosa, excepto lo que él ha decretado previamente con él mismo, y lo lleva a ejecutar por su dirección secreta. Esto probado por innumerables pasajes claros de las Escrituras".[13] En realidad, no hay ninguna Escritura que apoye esto — y los ejemplos de Calvino aplican solamente a algunos hombres y no a todos.

¿No podrá el pecador culpar a Dios que le permite elegir sólo mal y no lo bueno por su pecado y su eterno sufrimiento en el lago de fuego? ¿Quién fue por Decreto eterno que originó soberanamente sus malos pensamientos y causó sus maldades para luego castigarlo al tormento eterno, por ese mal al que los había predestinado? ¡Pero espere! ¿No declara Romanos 9:19-22 que ningún hombre tiene derecho a quejarse contra Dios? Pablo declara: "Dirá el vaso de barro al que lo formo: ¿Porque me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?" Esta importante pregunta se tratará en profundidad más adelante.

¿Por qué, si Dios es soberano y Todopoderoso, no interviene para detener todos los males? Esa es una pregunta sin sentido.  Sin embargo, si Dios (según se afirma) ha decretado el mal rampante y el sufrimiento que plaga la humanidad, ¿Por qué removería lo que Él ha pre-ordenado? Todavía los calvinistas insisten en que Dios podría terminar todo mal, si así lo deseara, porque él controla todo. Pero, ¿cómo podría Dios revertir lo que él ha predestinado? No puede cambiar de opinión ni volver atrás en su palabra. Por lo tanto, si él ha pre-ordenado el mal, no lo puede detener. Aquí descubrimos otra contradicción.

No se puede escapar de la pregunta: ¿Por qué un Dios, que es amor, decreta el mal y el sufrimiento para miles de millones no sólo en esta vida, sino también para la eternidad en el lago de fuego? Esa pregunta es una vergüenza para algunos calvinistas, tales como R. C. Sproul y John Piper, porque no hay ninguna respuesta racional (mucho menos bíblica) dentro de ese sistema teológico. Esto fue admitido por Calvino mismo: "Otra vez pregunto: ¿Cómo es que la caída de Adán implica a tantas naciones con sus hijos infantes en una muerte eterna sin remedio, a menos que así se satisface Dios? Aquí la lengua más locuaz debe callar".[14]

Hay, por supuesto, una respuesta bíblica a la cuestión del pecado que satisface la conciencia del hombre dada por Dios.  El hombre tiene la responsabilidad moral genuina ante Dios.  Esto es porque comenzando con Adán y Eva y hasta el presente, "todos pecaron" por su propia voluntad y no por un decreto divino impuesto. Por lo tanto, cualquier intervención soberana fuera para exterminar a la raza humana, no resolvería el problema del mal, porque el mal viene desde adentro del corazón del hombre.

Jesús dijo que del corazón humano “Salen los... malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias...” (Mateo 15:19). Si la única solución fuese destruir a la humanidad, como Dios casi lo hizo con la inundación, es para cambiar por completo el corazón. El Calvinismo afirma que Dios puede hacer esto a través de una soberana "regeneración" de quien el desea sin fe ni comprensión por parte del hombre. Si ese fuera el caso, él podría haberlo hecho con Adán y Eva y con toda la humanidad, eliminando el pecado y el sufrimiento en toda la historia del hombre. ¡Si el problema del pecado es todo lo que Dios está haciendo, entonces Él puede deshacerlo de esta forma — pero no si Él lo ha pre-ordenado!

Por el contrario, porque el pecado entró en el mundo por el hombre, la solución bíblica se encuentra solo en el hombre Cristo Jesús (Romanos 5:12-21). Sólo a través de su muerte y el pago de la pena por nuestros pecados, y en su resurrección a la vida, los creyentes pueden ser perdonados y nacidos de nuevo del Espíritu de Dios. 

Esta maravillosa salvación no se puede forzar a nadie, pero es la gracia de Dios para todos aquellos que lo reciben, a través de creer en el Evangelio de Jesucristo. Es por la fe que somos salvos y creados en Cristo Jesús “para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8 – 10). Al creer en el Evangelio y recibir a Cristo, requiere el ejercicio de la libre elección por parte del hombre, una opción que no permite el Calvinismo. Como explicó un profesor de Oxford, Andrew Fairbairn,

Mientras la libertad reinaba en el cielo, la necesidad regia sobre la tierra; y los hombres eran solo piezas en las manos del Todopoderoso quien los movía donde quería. Este era el principio común de las teologías como las de Agustín y Calvino... Hizo ilusiones de nuestras más comunes experiencias.[15]

Consecuencias Prácticas por Negar el Libre Albedrio

Lamentablemente, muchos de aquellos que niegan que Dios permite la libre elección para el hombre, han sido propensos a actuar como la Deidad en la que creen negando opción para aquellos que no están de acuerdo con ellos y tratan de coaccionar a todos a conformarse. En esto están siguiendo a Calvino, quien “exigió que el estado debe dar su consentimiento y ser siervo de la iglesia... No se le concede la libertad de conciencia.  Los herejes y disidentes fueron ejecutados o desterrados, y la gente fue obligada por los brazos del Magisterio para llevar a cabo lo que se consideraba como sus deberes religiosos”.[16]

Como ya hemos visto, estableciendo una iglesia del estado en los primeros días de la reforma, los calvinistas forzaron sus opiniones sobre los demás siempre que fuera posible. Un historiador escribe, "la mayoría de los redactores de los nuevos credos [en Inglaterra y Escocia] creían en el derecho divino del Presbiterianismo. Se considera el deber del estado de imponer la uniformidad y ellos no estaban dispuestos a conceder nada de importancia a los independientes (es decir, las “iglesias libres” que rechazaban el sistema estatal de la iglesia). En 1648, el Parlamento aprobó una ley de carácter extremadamente intolerante. Ocho errores [teológicos] fueron declarados punibles con la muerte".[17]

Como también hemos observado, la Asamblea de Westminster fue organizada y financiada por el Parlamento y fue controlada por los presbiterianos; Los bautistas y los independientes fueron excluidos como "enemigos mortales de la iglesia del estado".[18]  La tolerancia para cualquier creencia religiosa que no fuese el Calvinismo "fue denunciada por destacados miembros de la Asamblea [Westminster] como el 'último y más fuerte bastión de Satanás...'" La Asamblea estaba decidida a imponer su marca de  religión “a toda la población”.[19]

Las Horribles Consecuencias de la Soberanía Calvinista

Este pequeño segmento de la historia, proporciona cientos de ejemplos de hombres que amaban al Señor con todo su corazón y estaban dispuestos a sufrir prisión y muerte en su servicio, sin embargo, debido a algunas de sus creencias religiosas, trataron a otros cristianos de una manera anticristiana. Samuel Rutherford era uno de estos hombres. Sus cartas desde la cárcel contenían percepciones espirituales profundas y eran tan conmovedoras que eventualmente fueron publicadas alrededor de 400 ediciones. Robert Murray McCheyne dijo que “las cartas de Samuel Rutherford pasaban a menudo por sus manos”. Richard Baxter celebró tanto estas cartas que dijo, aparte de la Biblia “el mundo nunca vio nada similar como las cartas del Sr. Rutherford”. Spurgeon las consideraba como “la cosa más cercana a la inspiración que pueda encontrarse en todos los escritos de los hombres”.[20]

Los historiadores describen a Rutherford como un “hombre clemente y piadoso”. Sin embargo, debido a sus creencias calvinistas, “negaba absolutamente los principios morales de tolerancia religiosa”.[21] A semejanza de los papas que detestaba, fue tan lejos como para declarar que “sólo hay una iglesia verdadera y todos los que están fuera de ella son herejes que deben ser destruidos”.[22]

Nunca Cristo, ni sus apóstoles o la iglesia primitiva intentaron obligar a nadie a creer en el Evangelio. La tolerancia que la iglesia primitiva tenía por los impíos alrededor de ellos, no era una que aceptara sus errores.  Fue un reconocimiento de que nadie puede ser obligado contra su voluntad al Reino de Dios. Intentaron persuadir a los paganos a creer en el Evangelio, pero nunca intentaron obligarlos a hacerlo (como lo requiere el Islam) — ni tampoco creían en un Dios que quiera o podría hacerlo. El Evangelio es la buena noticia del amor de Dios en Cristo y sólo puede ser recibido por voluntad propia desde el corazón. Puesto que el Calvinismo niega la necesidad de elección, era natural que sus adherentes intentaran forzar sus opiniones sobre todos los disidentes.

Roger Williams, uno de los más conocidos defensores de la libertad religiosa en su día, publicó una protesta titulada The Bloudy Tenent [Principio Sangriento]  Persecución por la Causa y la Conciencia. Huyó de Inglaterra a América, donde fue maltratado por los puritanos. En Inglaterra, la Asamblea de Westminster quemó su libro públicamente.[23] En 1648, los presbiterianos lograron aprobar la "ley mordaza... para castigar a los bautistas como 'blasfemos y herejes'... Bajo esta ley infame, cuatrocientos Bautistas fueron lanzados a la  prisión".[24]

De hecho, los disidentes protestantes habían estado sufriendo persecución y encarcelamiento durante años — sufriendo a manos de compañeros protestantes, por no ser calvinistas. Casi treinta años antes, la siguiente súplica, titulada "Una súplica humilde de muchos súbditos del Rey de Majestad... que son perseguidos (sólo por diferir en religión) contrario a los testimonios Divinos o humanos", había sido enviados clandestinamente desde la prisión:

Nuestras miserias son largas y persistentes encarcelamientos durante muchos años en varios condados de Inglaterra, en la que muchos han muerto y han dejado atrás viudas y muchos niños pequeños; quitándonos nuestras mercancías... no por ninguna deslealtad a su Majestad, ni daño a algún hombre mortal... pero, sólo porque no nos atrevemos a dar aprobación a sus prácticas en la adoración a Dios, cosas en las que no tenemos fe, porque es pecado contra el Altísimo.[25]

Muchos calvinistas deplorarían las persecuciones perpetradas por los primeros proponentes de esta doctrina. No aprobarían de este aspecto de la Asamblea de Westminster. Sin embargo elogian su confesión calvinista, aparentemente ciegos a la conexión entre los dos. Y celosamente promueven el Calvinismo como "Teología de la reforma", como si solo los calvinistas hubiesen llevado la reforma sobre sus hombros. Hubieron cientos de miles de personas que fueron igual de sinceros en su fe como Calvino y Lutero (y creemos que más bíblicos); y sufrieron por Cristo en manos no sólo de los católicos romanos sino de los calvinistas y los luteranos por igual.

Amor: El Ingrediente que Falta

El amor de Dios por los perdidos y el amor de los cristianos por los perdidos — dos importantes temas interrelacionados en las Escrituras — no tienen parte en el Calvinismo. Sabemos que muchos se ofenderían con esa declaración que, en efecto, están con gran amor preocupados por los perdidos. Esto es, sin embargo, a pesar de y contrariamente a su Calvinismo y no debido a él.  Aunque un profesor presbiteriano teológico y una vez moderador de la Asamblea General, Herrick Johnson reconoció:

A través de la confesión Westminster justamente podría ser escrito: "El evangelio es para los elegidos solamente". Esa confesión fue escrita bajo el dominio absoluto de una idea, la doctrina de la predestinación. No contiene una de las tres verdades: el amor de Dios para un mundo perdido; Compasión de Cristo hacia un mundo perdido; y el Evangelio universal para un mundo perdido.[26]

¡En los Institutos De La Vida Cristiana de Calvino no hay ni una mención del amor de Dios por los perdidos! Tampoco es de sorprenderse en vista al hecho de que el Dios de Calvino sólo puede amar a los elegidos.[27]  ¿No preocupa esto a los líderes evangélicos de hoy que alaban a Calvino como el gran exegeta y que se hacen llamar calvinistas?

Además, el concepto de amor de Calvin es defectuoso.  El dice que Dios "requiere que el amor que damos a Él sea difundido entre toda la humanidad y este debe ser nuestro principio fundamental, que un hombre sea como es, pero, aun así debe ser amado porque Dios es amado".[28] Este es una de varias referencias donde Calvino dice que el cristiano debe amar a "toda la humanidad". ¿Entonces Dios, quien es amor, debe amar a todos los hombres también? Calvino nunca lo dice, pero al menos aquí parece que implica un acuerdo general con ese principio — aunque su idea del amor de Dios es extraño.

Nos dice que la “bondad infinita de Dios se muestra” a todo el mundo, “pero no con el fin de traer a todos a la salvación”.[29] ¿Cómo podría una "bondad" que queda corta de lo que podría ser, seriamente ser descrita como “bondad” y mucho menos como “ilimitada”? Esta bondad (a pesar de quedar corta)  Calvino dice que es “evidencia del amor de Dios”. Otra vez nos preguntamos, ¿cómo puede Dios al quedarse corto en hacer todo el bien que es capaz de hacer, ser ésta una prueba de su amor?

¿Y evidencia para quién? Y ¿cómo se puede decir que Dios ama a los que predestinó al tormento eterno antes de que nacieran? Este punto de vista deformado del amor de Dios se revela, aún más en la declaración de Calvino que esta supuesta muestra de la bondad de Dios no es con el fin de ayudar a toda la humanidad.  En cambio, es con el propósito de juzgar Dios “más severamente... [Sobre] a los reprobados por rechazar la evidencia del amor de Dios”.[30]  Este argumento deja a uno pasmado. ¿Puede una “bondad” que no hace todo el bien que puede, ser evidencia del amor de Dios? ¿Más bien no sería evidencia de una falta de amor? Y al usar el sentido común y la conciencia que Dios nos ha dado, ¿Seremos por eso condenados a ser rechazados por lo que Calvino llama erróneamente la “evidencia del amor de Dios”?

Fracaso al Intentar dar “Explicaciones”

Siga el razonamiento de Calvino. Dios ama y salva sólo a los elegidos; Rehúsa salvar a aquellos a quienes él no ha elegido a la salvación. Increíblemente, por “alumbrar” la luz de su palabra sobre el indigno, el revela su bondad y su amor al retenerlo de ellos, para mejor condenarlos por “rechazar el testimonio de su amor”.

Tal razonamiento distorsionado es parte integral del Calvinismo que intenta mostrar que Dios ama a aquellos a quienes él podría haber salvado pero en lugar de salvarlos, los condena. Escuché al pastor y autor John Piper, uno de los apologistas calvinistas más respetados de hoy, decir:

No negamos que todos los hombres son beneficiados de la Cruz en algún sentido... Lo que negamos es que todos los hombres no son como los beneficiarios de la muerte de Cristo de la misma manera. Por la misericordia de Dios hacia los incrédulos — desde el sol naciente (Mateo 5:45) a la predicación mundial del Evangelio (Juan 3:16) — es hecha posible por la Cruz... Cada vez que se predica el evangelio a los incrédulos, es la misericordia de Dios que da esta oportunidad para salvación.[31] (Énfasis en original)

El tratar de razonar con aquellos que se adhieren a tales declaraciones contradictorias obviamente deja a uno con un sentido de frustración completa. ¿Proclamar el evangelio a quienes Él ha predestinado a la condenación es un acto de la misericordia de Dios, por la que está dando “oportunidad para la salvación” a aquellos que no pueden ser salvos? ¿Y el evangelio que fluye de la Cruz que se predica a los condenados no elegidos proviene de la misericordia de Dios “hacia los incrédulos”?

Palabras como amor, gracia y misericordia parecen haber perdido lo que antes era su significado. Es imposible razonar con aquellos para quienes lo anterior parece razonable. ¿Estamos hablando de dos diferentes “Dioses” y dos diferentes “Evangelios” — uno descrito en la Biblia, el otro inventado por Calvino y Agustín?

Diferenciando el Pre-conocimiento de la Predestinación

La perspectiva del Calvinismo, en cuanto a la predestinación, que para Calvino era aparentemente vacía de amor genuino, es una gran parte del problema. Como ya hemos visto, Pink dice que, "Dios sabe lo que será, porque él ha decretado que así sea".[32] El sigue a Calvino, quien dijo que “Dios conoció lo que debía ser el fin del hombre, porque así lo había ordenado por su decreto”.[33]  En el centro de esta creencia está la negación, que el pre conocimiento de Dios, no tiene nada que ver con saber algo de antemano. En cambio, el pre conocimiento se define como “Pre-ordenar” y se equipara con la predestinación.

Así que cuando Pablo escribe, “Porque a los que antes conoció, también los predestino” (Romanos 8:29), Calvino insistía en que se debe leer, “Porque a los que antes el predestino él también los predestinó” — una redundancia obvia. Esto se discutirá más cuando estudiemos la predestinación. Se menciona aquí sólo para mostrar por qué este punto de vista fue adoptado por Calvino y es una visión mantenida lealmente por sus seguidores hoy en día.

El saber algo de antemano no es lo mismo que predeterminarlo a suceder. Pre-ordenación y presciencia no son lo mismo, pero pueden sobreponerse. Lo que Dios ha predestinado, el obviamente sabe que sucede. Sin embargo su previo conocimiento, no se limita a lo que él ha predestinado. Dios no necesita predestinar algo para saber que va a suceder. Si este fuera el caso, como ya hemos observado, Dios no sería omnisciente.

Una visión no bíblica de la predestinación, como veremos en detalle más adelante, es fundamental para el Calvinismo. Arthur W. Pink afirma que “Dios decretó desde toda la eternidad que Judas debía traicionar a Jesús” porque a través de Zacarías dijo “Dios declara que su hijo debe ser vendido por ‘treinta piezas de plata’ (Zacarías 11:12)... En profecía Dios hace conocer lo que será y en dar a conocer lo que será, es  revelando a nosotros que él ha ordenado lo que será”. Pink sigue argumentando que a pesar de todo lo que hizo, habiendo sido pre-ordenado, Judas era “un agente responsable en el cumplimiento de este decreto de Dios”. [34]

Pink es mejor conocido por sus fuertes opiniones sobre la soberanía de Dios, especialmente a través de su libro La Soberanía de Dios. Vance señala que “El calvinismo de Pink incomoda tanto a algunos calvinistas, que se hizo un intento para bajar el tono en “The Banner Of Truth Trust” (La Bandera de la Confianza Verdadera), emitido, en 1961, una 'edición británica revisada' de la soberanía de Dios en el cual tres capítulos y  cuatro apéndices fueron borrados. Por ello han sido severamente criticados (y con justa razón) por otros calvinistas”.[35]

Filósofos y teólogos han especulado mucho acerca de cómo Dios puede conocer el futuro sin causar el futuro. Las consecuencias de ser verdad, son graves. Ya hemos dado de Dios dos razones del porqué el tener conocimiento previo de lo que va a suceder, no tiene ninguna influencia sobre los eventos futuros del hombre. Calvino incluso escribió: “yo, por mi parte, estoy dispuesto a admitir que el mero pre conocimiento no establece ninguna necesidad en las criaturas; aunque algunos no están conformes con esto, pero sostengo que es la causa de todas las cosas”.[36]  Sin embargo, la razón de Calvino, era que el sostenía que el pre conocimiento y la predestinación eran lo mismo: “pero ya que prevé que las cosas deben suceder, simplemente porque él ha decretado que así pasarán, es inútil el debate sobre la presciencia, porque es claro que todos los eventos ocurren por su nombramiento soberano.”[37]

Por supuesto, "todos los eventos" deben incluir cada mal pensado, palabra y acción. Así que, aquí otra vez, como en otras partes, Calvino claramente declara que Dios es la causa del mal. Sin embargo, frente a la evidencia innegable, los llamados “calvinistas moderados” hoy, niegan que el Calvinismo enseña que Dios es la causa y por lo tanto el autor del mal. Obviamente hay una gran diferencia entre decir que Dios prevé completamente todo lo que sucederá y permite mucho de lo que no es su perfecta voluntad (algo que Calvino no permite) — y decir que Dios predetermina todo lo que ocurre y por lo tanto es la causa de ello (lo que Calvino insiste es el caso).  La visión de esta última, que es la doctrina fundamental del Calvinismo, hace al hombre un mero autómata y revela a Dios como la causa que efectúa todo el mal, maldad y pecado. ¡Por lo tanto es  una mancha terrible que se impone sobre el carácter Santo de Dios!

Como Calvino, Lutero afirma que "Dios pre-sabe y pre-ordena todas las cosas". Y argumenta que si no es así, entonces “¿Cómo se puede creer, y confiar en sus promesas?”[38]  La respuesta es, “muy fácil. Porque confiamos en las promesas de Dios porque él es Dios, lo sabe todo y no puede mentir.”

Lutero se equivoca, como en muchas cosas más. Las Escrituras no indican nada que dice que Dios debe pre-ordenar todas las cosas con el fin de conocerlas — o para hacer y mantener sus promesas. Lo que Dios promete hacer, Él va a hacer, independientemente de la voluntad o las acciones del hombre o la naturaleza, y aun sin violar la voluntad humana. Que sea capaz de protegernos y llevarnos al cielo no requiere que controle cada evento que gira alrededor de nosotros — y mucho menos que Él debe ser la causa directa de todo pecado que cometamos o del que podamos ser víctimas.

El Pre-conocimiento como Prueba

Más que simplemente afirmar que Dios conoce de antemano el futuro, las Escrituras demuestran este hecho al revelar su pre conocimiento infinito en cientos de profecías sobrenaturales registradas en la misma. Dios predice el futuro a través de sus profetas por numerosas razones, siendo las principales para demostrar que Él es el único Dios verdadero, en contraposición a dioses falsos y para demostrar sin duda que, en contraste con otros libros sagrados de las religiones del mundo, la Biblia es la única e infalible Palabra escrita a la humanidad. Dios lo declara así:

  • He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a la luz, yo las haré notorias.  (Isaías 42:9)
  • Porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y hare todo lo que quiero… (Isaías 46:9-10)
  • Te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas.  (Isaías 48:5)

            Hay por lo menos dos razones, que no se pueden negar el pre conocimiento completo de Dios del futuro. En primer lugar, uno podría estar negando a Dios como Él es y como lo presenta la Biblia. En segundo lugar, uno podría negar el fundamento mismo del cristianismo. Las profecías del Antiguo Testamento constituyen la evidencia más importante que Dios ofrece en la fe del hombre que Jesús de Nazaret es el Cristo, el Mesías de Israel. Sin Él no hay cristianismo. Esta prueba es tan completa — únicamente sobre la base de numerosas profecías claras — que nadie que haga una investigación cuidadosa puede honestamente negar que el Señor Jesucristo es el Mesías profetizado, el Salvador del mundo.

El apóstol Pablo une firmemente el Evangelio de nuestra salvación en Cristo con el pre conocimiento de Dios expresado a través de sus profetas: “... el Evangelio de Dios (que Él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras), acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo…” (Romanos 1:1-3).  Pablo valida el Evangelio de la salvación con la frase, “según las Escrituras,” lo que significa, por supuesto, las profecías del Antiguo Testamento:

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.  Porque primeramente os he ensenado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucito al tercer día, conforme a las Escrituras…  (I Corintios 15:1-4)

A menos que los profetas de Dios, por medio de su presciencia, nos relatan cómo, dónde y cuándo el Mesías iba a nacer y de su vida sin pecado, sus milagros, su traición por treinta piezas de plata por uno de sus discípulos, su rechazo por su gente, los judíos y muchos otros detalles incluyendo su cruel crucifixión y su gloriosa resurrección, no tendríamos manera de identificar al Mesías cuando vino, de no haber sido detallado precisamente en las profecías por los profetas que ya habían demostrado ser inspirados de Dios. La traición, rechazo y crucifixión no habrían sido suficientes para convencernos (como hoy día la mayoría de los judíos están convencidos) que Él podiera haber sido el Mesías.  La identificación detallada deja a aquellos que rechazan a Cristo sin excusa.

Ninguna de las religiones del mundo tiene tal evidencia profética para su validez.  No hay profecías de Buda, Confucio, Mahoma o cualquier otro líder de las religiones del mundo, mientras que literalmente hay cientos de profecías demostrando que Jesucristo es el Mesías.

Y aquí nos enfrentamos a otra extraña contradicción (más allá del alcance de este libro, pero que hemos tratado en otros escritos): que aquellos en la supuesta posición reformada (en general), en la cual ponen tanto énfasis en el pre conocimiento y predestinación, siguiendo a Agustín aún más allá, rechazó el rapto pre-milenial de la iglesia, el Reino literal de mil años de Cristo en el trono de David, y el cumplimiento literal de todas las promesas de Dios a su pueblo, Israel, junto con muchas otras cosas que claramente la profecía tiene listas para el futuro de ellos. En su lugar, igual que Agustín, para su propio perjuicio, alegorizan y espiritualizan esta enorme porción revelada y vital del pre conocimiento de Dios — las misma profecías sobre Israel que constituyen las principales pruebas que Dios ha provisto para su existencia y que la Biblia es su palabra.

¿Y qué Sucede con la Voluntad del Hombre?

A como reconocemos que Dios es soberano, también reconocemos que al menos la libertad limitada para actuar dentro de los límites, que Dios pudo haber establecido, para las acciones humanas. Este reconocimiento parece validarse continuamente por la experiencia diaria. Lo que dice L. S. Keyser difícilmente puede ser disputado: "que el hombre tiene una conciencia que distingue entre el bien y mal y tiene libre albedrío, porque es capaz de elegir entre ellos, ni siquiera requiere argumento... Su experiencia le dice que es un ser moral".[39] Alexander Maclaren, uno de los grandes predicadores Bautistas de Inglaterra, lo dijo en términos similares:

Si no puedo confiar en mi sentido de poder hacer algo o no, como elegir, no habría nada en lo que puedo confiar. Voluntad es el poder de determinar cuál de los caminos dos [o más] tomaré... Dios, el infinito ha dado a los hombres, a quienes hizo en su propia imagen, este poder inexplicable y terrible de coincidir con Él, u oponerse a su propósito y a su voz...[40]

No sólo los calvinistas y luteranos niegan el libre albedrío, pero durante miles de años los ateos y los escépticos han argumentado también contra esta creencia. Armenio incluso declaró que "el libre albedrío del hombre hacia la buena verdad esta... encarcelada, destruida y perdida... no tiene poderes excepto los otorgados por la divina gracia".[41]  Por supuesto que, el hombre no piensa racionalmente y ni siquiera respira, excepto por la gracia de Dios — pero pensamos, respiramos y tomamos decisiones por nuestra propia voluntad, así como por la gracia de Dios.

No parece razonable que nuestra percepción de tomar decisiones, de las cuales algunas agonizamos durante días, podrían ser simplemente una ilusión y que somos simples marionetas de la pre-ordenación de Dios. En sus confesiones,  Agustín, se supone que el creador de la “soberanía absoluta”, escribió:

Sabía también que tenía una voluntad de como sé que estoy vivo: cuando yo actuaba o no sobre algo, yo estaba seguro de que yo actuaba o no: pero vi que esto fue la causa de mi pecado".[42]

El hecho de que Juan nos dice que los redimidos han nacido de nuevo “no de voluntad de varón” nos indica que debe haber mucho más en que la voluntad del hombre debe ser acreditada y culpada. La declaración de Pedro de que los hombres “Ignoran voluntariamente” (2 Pedro 3:5) la verdad de Dios indica que la depravación no es algo más allá del control del hombre, sino el producto de su elección.     Que Dios le diga a Israel: “Si quisiereis y oyereis... Si no quisiereis y fuereis rebeldes...” (Isaías 1:19-20), otra vez indica que el hombre puede razonar y puede elegir por un acto de su voluntad de obedecer o desobedecer a Dios. Hay numerosas declaraciones en las escrituras indicando que Dios ha dado al hombre libre albedrio para tomar decisiones morales y espirituales por el cual él solo tiene la responsabilidad y es culpable.

Mientras Dios obra “todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1:11), esto no indica que Dios hace todo lo que sucede en el universo. Es perfectamente compatible con la soberanía de Dios para él (por su propio consejo)  permitir al hombre desobedecerlo. Sin libre albedrío, el hombre no podría  recibir el amor de Dios, amarle y recibir el regalo de la salvación.

Hay Confusión donde la Claridad se Necesita

Aunque el Calvinismo rechaza libre albedrío, sus adherentes no pueden convenir en lo que esto significa. Algunos permiten la libertad del hombre en la esfera de los asuntos terrenales y lo niegan sólo cuando se trata de creer en Cristo. Palmer lo define como "libre albedrío" "el tipo de libertad que un hombre no tiene", no sólo "a creer en Cristo o rechazarlo", pero ni siquiera "la capacidad o libertad de elegir ya sea lo bueno o lo malo".[43]  

Spencer explica un poco más, “La Total Depravación insiste en que el hombre no tiene 'libre albedrío', en el sentido de que es libre de confiar en Jesucristo como su Señor y Salvador”.[44]  Vance contradice que “ningún filósofo que niege el libre albedrío del hombre lo hace sobre la base de la depravación del hombre”.[45] Ni tampoco Calvino escribió (o pudo) producir ningún escrito para apoyar sus afirmaciones indefinidas que el hombre puede elegir bien en algo bueno, pero no lo suficiente y por lo tanto es incapaz de creer en Cristo para la salvación de su alma.

Incluso el definir los mismos términos divide a los calvinistas. Charles Hodge insiste en que “la doctrina [calvinista] de la incapacidad del hombre, no asume que el hombre ha dejado de ser un agente moral libre”.[46]  Sin embargo Pink, declara que "' el agente moral libre' es una expresión de invención humana[47] [que niega] que él [hombre] es totalmente depravado...[48] el pecador es... libre sólo en una dirección, es decir en la dirección del mal".[49]  Spurgeon dijo, "el libre albedrío es una tontería".[50]  Pink cita a J. N. Darby en otra incongruencia: “Si Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, el libre albedrío no tiene cabida”.[51] Por otra parte, igualmente los calvinistas fuertes Talbot y Crampton legítimamente insisten en que para negar que el hombre tiene "Una agencia moral libre sería alegar que nunca podría hacer una elección en lo absoluto. Eso sería absurdo".[52] Otro calvinista señala que “Calvino mantiene [al hombre] con tan poca voluntad... que no puede explicar adecuadamente el carácter moral de la acción humana [en] elegir entre el bien y el mal”.[53]  Cada uno de nosotros debe llegar a sus propias conclusiones basadas en la Palabra de Dios.

Aquello que dice la Escritura sobre el Libre Albedrio

Las palabras "voluntad", "libre-albedrío", "dispuesto", "albedrío", junto con palabras relacionadas como "voluntario", "elegir", etc., se encuentran casi 4.000 veces en las Escrituras. La exigencia de una obediencia dispuesta desde el corazón, es un tema que está en toda la Biblia: "Si quisiereis y oyereis..." (Isaías 1:19), "El que quiera hacer la voluntad de Dios..." (Juan 7:17), "Si crees de todo corazón" (Hechos 8:37), etc...

Dios quiere nuestros corazones y el concepto propio de "corazón" utilizado a lo largo de las Escrituras no tiene sentido sin el libre albedrío. Que "Como los repartimientos de las aguas, Así es el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina" (Proverbios 21:1) no dice que el rey no tiene otra opción como insiste el calvinismo. Al menos, esta es la declaración de sumisión de Salomón a Dios como rey de Israel. Y máxime, se dice que Dios puede girar el corazón de cualquier Rey, cuando así Él lo desea. Pero no declara que todo lo que el Rey piensa, habla y hace está de acuerdo con la voluntad de Dios y hecho por ordenación previa. Otra vez, esa propuesta, haría a Dios el autor del mal.

La frase, “ofrenda voluntaria” se encuentra nueve veces (Levítico 22:21,23; Números 15:3; Deuteronomio 16:10; 23:23; Esdras:1:4; 3:5; 7:16; 8:28), y “ofrendas/sacrificio voluntarias” se encuentran siete veces (Levítico 22:18, 38; Números 29:39; Deuteronomio 12:6, 17; 2 Crónicas 31:14, Salmo 119:108). Sin embargo estos números, no relatan la historia completa. Hubo innumerables ofrendas voluntarias como indica lo siguiente: “Y el levita Core hijo de Imna…tenia cargo de las ofrendas voluntarias para Dios, de la distribución de las ofrendas dedicadas a Jehová, y de las cosas santísimas” (2 Crónicas 31:14). La frase "ofrecida voluntariamente" se encuentra cinco veces, tales como “Por haberse ofrecido voluntariamente el pueblo” (Jueces 5:2). Incluso ambas frases se utilizan juntos: (Desde la traducción en ingles del King James 1611)  “y todo sacrificio espontaneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová” (Esdras:3:5). ¿Podría estar indicado más claramente el hecho de que Dios le dio a hombre libre albedrío - y la razón del por qué?

¿Las Influencias Externas, Destruyen el Libre Albedrio?

Para apoyar la doctrina de la Total Depravación, el calvinista debe mostrar que la voluntad del hombre está totalmente esclavizada por el pecado. Se ha utilizado el argumento de que ninguna decisión puede ser hecha sin algún tipo de influencia. Por supuesto, que cada decisión que se hace es afectada en cierta medida por múltiples factores: salud o ánimo mental, el tiempo, las presiones financieras, tentaciones, lujuria, tiempo, oportunidad, etcétera. Y muchos, si no la mayoría de las casi innumerables influencias parecen estar más allá del control del que decide. Entonces, ¿cómo puede la voluntad llegar a ser libre?

Presionando este punto, Talbot y Crampton escriben, “Si este concepto arminiano del libre albedrío es llevado a su conclusión lógica, entonces sería pecado  predicar el evangelio al hombre caído. ¿Por qué? Porque sería un intento de hacerle volver a Cristo, el cual sería una violación de su libre albedrío”.[54] En otras palabras, sería malo intentar influir en el hombre a creer en el Evangelio, porque su elección no habría sido hecha libremente.

Entonces Pablo estaba equivocado. Él dijo, "persuadimos a los hombres..." (2 Corintios 5:11). ¿Qué intentaban hacer Isaías, Jeremías, Ezequiel y los profetas intentando persuadir a Israel para volverse de su mal a Dios en arrepentimiento completo?

Haciendo eco de este mismo argumento, Pink cree que lanza un golpe mortal para el libre albedrío con este ataque: “hay algo que influye en la elección; algo que determina la decisión".[55] Pero eso no es así. Influencias influyen; no determinan.

Tampoco el libre albedrío es un “concepto Arminiano”. Durante miles de años, muchos filósofos no cristianos han propuesto excelentes argumentos a favor del libre albedrío del hombre. Además, el hecho de que varias influencias son ejercidas mientras se llegue a cualquier elección, es en sí mismo evidencia de que el hombre tiene libre voluntad. Si el hombre no tuviera ninguna voluntad, no habría nada para que estas “influencias” influyan.  Las influencias no toman decisiones.  La voluntad toma en consideración todos los factores y no importa que tan fuertes sean las influencias (es decir, hechos, razones, circunstancias, emergencias, contingencias, etc.) la voluntad todavía hace su propia elección — y a menudo irracionalmente.

Que haya sido influenciado en cierta medida, de alguna manera demuestra que la voluntad no considera todos los factores y toma su propia decisión. Sin importar cómo llegó a una resolución, solo la voluntad podría haber decidido. Aunque el calvinista se apoya en Agustín para mucho y lo citan ávidamente, otra vez aquí Agustín es ignorado, porque el argumentó convincentemente sobre este mismo punto:

…hacemos muchas cosas que, si no estábamos dispuestos, ciertamente no deberíamos hacer. Esto ocurre principalmente por el hecho de la propia voluntad, pues si lo hacemos, es; Si no lo hacemos, no es, no deberíamos hacerlo si no estamos dispuestos.[56]

Las influencias pueden ser poderosas. Muchos de los predicadores de hoy, emplean deliberadamente técnicas psicológicas y técnicas de ventas, atrapando multitudes en falsas profesiones de fe. Dios no utiliza técnicas psicológicas, sino la verdad para convencer y persuadir. Este es el propósito de la profecía. Pablo “confundía a los Judíos…demostrando que Jesús era el Cristo” (Hechos 9:22). Apolos hizo lo mismo, “demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo” (Hechos 18:28). Deberíamos hacer lo mismo hoy.

Obviamente hay una persuasión piadosa que no emplea técnicas engañosas. Por otra parte, como ya hemos visto, si el calvinismo fuese cierto, el uso de persuasión de Pablo estaría equivocada por varias razones: los elegidos no necesitan ninguna persuasión, y los no elegidos, siendo totalmente depravados y predestinados a la condenación eterna, no pueden ser persuadidos.

El Pre-conocimiento y la Voluntad del Hombre

Dado que lo anterior es una cuestión central que ha entablado a los escépticos, filósofos y teólogos en el debate durante miles de años: ¿Cómo puede el pre conocimiento de Dios y el libre albedrío del hombre ser ambos verdad? ¿Al Dios saber lo que todo el mundo está siempre pensando o haciendo, no es entonces todo   predeterminado? ¿Y no descarta esto toda posibilidad en absoluto, para el hombre poder hacer una elección libre sobre algo?

Ya hemos visto por qué el pre conocimiento de Dios no tiene ningún efecto causal sobre la libre elección del hombre. Dios, es eterno, ve desde afuera, como si ya hubiera sucedido — lo que para nosotros son eventos futuros. Por lo tanto su pre conocimiento no tiene efecto sobre la voluntad del hombre. No hay razón por la cual Dios en su omnisciencia no pueda saber lo que el hombre elige libremente hacer antes de que decida hacerlo — y que al tener ese conocimiento provoque el evento.

Todavía hay otra cuestión que preocupa a muchos: Si el hombre es libre para elegir entre opciones,  ¿no negaría esto tanto la soberanía de Dios como su conocimiento previo? Lutero afirmó que esta cuestión era el centro del corazón de la reforma y del Evangelio mismo.  Por cierto, Lutero dogmáticamente insistió que era imposible para Dios conocer de antemano el futuro y que al mismo tiempo el hombre  fuese un agente libre para actuar como él quiere.

Creyendo firmemente en el pre conocimiento de Dios, Lutero, escribió un libro titulado La Esclavitud de la Voluntad, para probar que la idea del libre albedrío del hombre es una falacia y una ilusión. Ya se han dado varias razones en cuanto al porque Lutero estaba equivocado en este punto y se tratará más el tema en el siguiente capítulo.

Aunque Calvino tomó mucho de Agustín, igual que  Lutero también rechazó la creencia Agustina de que Dios podía saber de antemano el futuro, mientras que al mismo tiempo el hombre podía tener libre voluntad. Según Calvino, el pre conocimiento no deja lugar en absoluto para el libre albedrío, porque el conocimiento es igual a la predestinación:

Si Dios sólo prevé acontecimientos humanos, sin organizar o disponer de ellos a su placer, habría espacio para agitar la cuestión del [libre albedrío]... pero ya que prevé las cosas que deben suceder, simplemente porque las ha decretado para que así ocurran, es inútil el debate sobre el pre conocimiento... Si se recibe esta frígida ficción [del libre albedrío], ¿dónde estaría la omnipotencia de Dios, mediante el cual, según su consejo secreto del que todo depende y gobierna sobre todo? [57]

Calvino utiliza reiteradamente este razonamiento anti-bíblico y absolutamente falaz. El calvinista asume que hay una contradicción entre la soberanía y el libre albedrío que no existe. El hecho de que Dios es capaz de permitir la libertad de elección, mientras que él sigue efectuando sus propósitos sin restricción, es glorificar más su soberana sabiduría, poder y conocimiento previo.

Agustín y el Libre Albedrio

A pesar de que toman tanto de él, el calvinista ignora el hecho de que Agustín afirmó claramente la voluntad de hombre.[58]   Además, Agustín argumentó que no hay ninguna incompatibilidad entre la soberanía absoluta de Dios y la voluntad libre del hombre. Y negar ese hecho, tal como lo hizo Lutero y Calvino, sería “impío”. Agustín escribe persuasivamente:

...podemos afirmar  que Dios conoce todas las cosas antes de que sucedan y lo que hacemos por nuestra libre voluntad, algo que queremos y sentimos hacer por nosotros mismos porque lo haremos... Quien supo con anterioridad todas las causas de las cosas, sin duda no hubiera sido ignorante de nuestras voluntades... Por tanto nuestras voluntades tienen tanto poder como la voluntad de Dios y su pre conocimiento así lo otorgan.[59] Por lo tanto no estamos de ninguna manera obligados a retener la presciencia de Dios y quitar la libertad de la voluntad, o conservar la libertad de la voluntad, para negar la presciencia de Dios. Esto sería impío. Pero nosotros fielmente y sinceramente confesamos las dos.[60]

Agustín sostiene  la libertad de la voluntad humana, incluso en el estado eterno: “tampoco estamos para suponer que, porque el pecado no tendrá poder para deleitarlos, el libre albedrío debe retirarse. Por el contrario, será verdaderamente más libre, porque seremos libres del placer en el pecado, para deleitarnos constantemente por no pecar”[61] Cuando se trata de libre albedrío, Calvino ignora a Agustín, a como lo hizo Lutero — y para mantener sus teorías, ignorado muchas Escrituras.  En ninguna parte es más evidente la falta del uso de buena razón y exegesis, que en el debate de Lutero contra Erasmus en cuanto al libre albedrío. A continuación estaremos considerándolo.