Capítulo 23 - El problema que el calvinista no puede resolver | thebereancall.org

TBC Staff

Incluso los cristianos a veces desobedecen a Dios. Considere lo siguiente: "pues la voluntad de Dios es vuestra santificación..." (1 Tesalonicenses 4:3); " Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús..." (1 Tesalonicenses 5:18). ¿Qué cristiano cumple la voluntad de Dios por vivir siempre una vida perfectamente santificada y dando gracias a Dios "en todo"?

La voluntad de Dios es violada constantemente por los incrédulos que desobedecen la ley y por creyentes que no viven como deberían. “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis"; (1 Juan 2:1) expresa la voluntad de Dios para cada cristiano. Sin embargo, Juan también declara que ningún cristiano está totalmente a la altura de este deseo de Dios: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos…  Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso, y su palabra no está en nosotros"(1 Juan 1:8, 10).

Incluso la gracia de Dios requiere fe y obediencia. Muchas Escrituras aclaran que a pesar de que la gracia es inmerecida, debemos aceptar y responder a ella. Pablo declara, "antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios" (1 Corintios 15:10); "... os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios" (2 Corintios 6:1); "Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús." (2 Timoteo 2:1); "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:16). Pablo está diciendo claramente que la gracia de Dios no es irresistible, pero debe ser unida con esfuerzo y voluntad humana.

Numerosas Escrituras enseñan que la recepción de la gracia de Dios no es a través de una imposición irresistible de una soberanía omnipotente, abrumadora y sin voluntad por parte del hombre. Incluso uno puede dejar de aceptar (o aceptar en parte y no cooperar con) la gracia de Dios. Dios sinceramente, deseaba bendecir a Israel. Sin embargo, ella negó su gracia y se amparó en sí misma y se adjudicó juicio por su rebelión e idolatría.

El deseo de Dios para Israel, al igual que todos los hombres, era bueno: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal..." (Jeremías 29:11). Sin embargo, mucho mal sobrevino a Israel. ¿Por qué? Porque las bendiciones de su gracia dependían de la fe y la obediencia. Pero por su desobediencia, cosechó la ira de Dios.

Incluso se nos dice que ellos “Afligían/provocaban - al Santo de Israel" (Salmo 78:41). Piense en eso, “afligían” al Dios omnipotente y soberano, ¡algo que los calvinistas dicen que es imposible! De hecho, los rabinos “desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos” (Lucas 7:30), pero no hay ningún indicio de que esto anula la soberanía de Dios o logra tener control sobre Dios.

La vida cristiana y la victoria no suceden solamente por el poder soberano, sino también los creyentes actúan por fe y obediencia. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios" (1 Corintios 3:9) esto es esencial: "Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí". (Colosenses 1:29); "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad"(Filipenses 2:12 – 13).

Dios verdaderamente y poderosamente obra en el creyente, y no podemos hacer nada sino por la guía y el poder del Espíritu Santo. Sin embargo al mismo tiempo debemos dedicarnos voluntariamente a la obra de Dios por medio de nosotros. La mayoría de los calvinistas admiten este esfuerzo cooperativo a la hora de vivir la vida cristiana, pero insisten en que no puede haber ninguna voluntad para creer en el Evangelio y aceptar a Cristo.

Otra vez señalamos lo irrazonable de esto — que, si Dios lo deseara, el soberanamente podría causar que cada pecador totalmente depravado viniera a él, sin embargo su soberanía parece perder su poder calvinista a la hora de que los cristianos vivan una vida victoriosa, santa, y fructífera. Ciertamente es claro que una vez que Dios ha regenerado a los elegidos, no todos viven para su gloria tan plenamente como podrían y tampoco cumplen su perfecta voluntad para ellos, tal como se expresa en las Escrituras, como Dios lo desea.

Sin duda, el deseo de Dios para los cristianos va más allá de su experiencia. Si no, tendríamos que admitir que la vida superficial y estéril de tantos creyentes genuinos es exactamente lo que Dios desea para ellos. Nos preguntamos, ¿Cuál es el significado de las recompensas y el Tribunal de Cristo, si el pensamiento, palabras, y acciones de cada cristiano son exactamente como Dios quiere? Y si ese es el caso, ¿por qué los cristianos no son perfectos? Seguramente la desobediencia continua, tanto de los incrédulos como los creyentes, demuestran que la gracia de Dios no es "irresistible". Ni tampoco la desobediencia del hombre hace disminuir la soberanía de Dios en lo más mínimo. Obviamente, la libertad de elección en sí mismo es parte del plan de Dios.

Sin embargo la idea de la Irresistible Gracia se basa en la creencia de que una capacidad humana para aceptar o rechazar el Evangelio sería negar la soberanía de Dios. Y como lo hemos demostrado, ese razonamiento es falaz y que el concepto mismo es anti-bíblico e irracional.

A pesar de su doctrina de la gracia "irresistible", el calvinismo niega que gracia es "impuesta" por Dios sobre los elegidos. En este punto, los calvinistas se contradicen aún más. Sproul, por ejemplo, reconoce que Irresistible Gracia puede ser resistida, pero al mismo tiempo declara que "es invencible".[1]  Nos deja queriendo saber cómo algo invencible puede ser resistido. La mayoría de los calvinistas están de acuerdo que la Irresistible Gracia produce un "llamado eficaz" que es "en última instancia irresistible". Vance cita un número de calvinistas para este efecto y explica que este concepto es "derivado del capítulo X de la confesión de Westminster de la fe". [2]

Sproul dice que para los elegidos, Dios quita todo lo que causa el resistirle por su Total Depravación. El gran problema es cómo conseguir que un hombre totalmente depravado se salve — un hombre que aún no puede escuchar el Evangelio, y mucho menos entender y creerlo. Recuerde, el Sínodo de Dort describe este proceso como uno que no quita la "voluntad y características" del hombre, sino que doblega "dulce y poderosamente..."[3]  Pero el "doblegar" la voluntad de los totalmente depravados (en lugar de destruirlo y crear uno nuevo) es decir que el original tuvo que rendirse a Dios. Por otra parte, ¿qué significa "doblegar" la voluntad, y cómo se hace "dulce" y al mismo tiempo "poderosamente"? Y si la voluntad humana no se destruye y se substituye otra en su lugar,  no se podría negar que la voluntad humana, después de todo, decide y opta por doblegarse.

¡Este es un problema complicado! Después de declarar que la voluntad del hombre Totalmente Depravado y sus características de libre determinación no son quitadas, Dort presenta su queja en contra de los arminianos: "Habiendo explicado la verdadera doctrina, el Sínodo rechaza los errores de aquellos que: 1. enseñan...; 2. enseñan...;"y así sucesivamente, a través de nueve párrafos numerados. Mucho de lo que está en la lista como rechazado, no era aceptado por los arminianos ni tampoco es sostenido por la mayoría de los no calvinistas hoy en día.

El párrafo 8 lucha con el problema creado por el sí mismo calvinismo: ¿Cómo puede la voluntad del  hombre ser permitida a participar en cualquier parte de recibir a Cristo, cuando es totalmente depravado,  espiritualmente muerto, y cuando la soberanía de Dios debe causar todo, incluyendo el pecado y la salvación mediante la fe en Cristo? Aquí está el supuesto error no calvinista denunciado por ese párrafo:

8. Que enseñan: Que Dios en la regeneración del hombre no utiliza los poderes de su omnipotencia  potentemente e infaliblemente para doblegar la voluntad del hombre a la fe y conversión; sino que todas las obras de gracia que ha logrado, las que Dios emplea para convertir al hombre, aun así pueden resistir al Espíritu Santo y a Dios cuando Dios tiene la intención de regenerarlos y su voluntad es para regenerar al hombre, y de hecho el hombre a menudo resiste de tal manera que impide totalmente su regeneración, y por lo tanto sigue estando en poder del hombre el ser regenerado o no.[4]

Por supuesto, que no está en poder del hombre el ser regenerado, ni tampoco sería algo sugerido por el  arminiano más partidario. La regeneración es totalmente obra de Dios — pero también es un regalo que el destinatario debe recibir voluntariamente: "más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Sin embargo, que el hombre pueda aceptar o rechazar la salvación ofrecida, no significa que esté en su poder regenerarse solo.

Mientras que Ben Rose insiste en que "Dios no trae a ninguna persona al reino contra su voluntad"[5]  esa declaración claramente contradice la frase "Irresistible Gracia". Si, bajo la convicción del Espíritu Santo, el hombre puede hacer una elección genuina de creer y recibir, no habría necesidad de que la gracia sea "irresistible". La Confesión de fe de Westminster continúa su discurso con doble sentido:

Todos aquellos a quienes Dios ha predestinado a la vida y solo ellos, él se complace... de llamar eficazmente... a la gracia y salvación por Jesucristo; iluminando sus mentes espiritualmente y también el entender las cosas de Dios... renovando sus voluntades por su poder todopoderoso... efectivamente atrayéndolos a Jesucristo: así son atraídos más libremente, siendo hechos dispuestos por su gracia.[6]

Sin justificación 

No hay escape de la mente y de la voluntad. Incluso la regeneración soberana del calvinismo (supuestamente sin fe o consentimiento) no crea a un hombre nuevo de la nada, sino que lo regenera. En consecuencia de esto, Westminster se vio obligado a utilizar frases como "iluminando sus mentes".  Recuerde, que este es un pecador totalmente depravado que solo puede elegir el mal. Sin embargo su mente debe tener la capacidad inherente de entender la verdad. Si no fuese así, ¿cómo podría ser "iluminado"?

            ¿Y qué sucede con la "renovación de su voluntad"?  ¿Podríamos decir que se restaura una parte de la capacidad que tuvo, pero que se había perdido?   No si el hombre es totalmente depravado. ¿Cuándo fue que la voluntad se renovó a lo que es, (es decir, restaurar) por esta regeneración e iluminación?  "Renovación" no cabe en el calvinismo. ¿Cómo pueden los que nacieron muertos espiritualmente renovarse a lo que nunca fueron?  El  lenguaje mismo contradice las creencias fundamentales del calvinismo, pero no hay otras palabras disponibles.

Por supuesto, que tenemos que ser iluminados. La cuestión es cómo. Para el calvinista, la iluminación se impone irresistiblemente ante un pecador totalmente depravado que no tiene la capacidad para ser  iluminado y que nunca había experimentado tal estado de ánimo o voluntad del que podría ser renovado. Por lo tanto el proceso no puede ser descrito como "iluminación" o "renovación", pero Westminster no puede encontrar ninguna expresión en la Escritura o en el lenguaje mismo, para "explicar" esta falsa creencia. 

El hombre no tiene excusa, porque todos entienden la ley de Dios escrita en cada conciencia y temen las consecuencias de la desobediencia. Así el hombre es moralmente responsable ante Dios. Bíblicamente, el problema no es que el hombre no puede comprender el Evangelio o que él no puede someterse a Dios, sino  él: "no queréis venir a mí para que tengáis vida" (Juan 5:40); " Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios..." (Romanos 1:21-22).

Para que esa voluntad terca cambie, el Espíritu Santo por supuesto debe trabajar en el corazón y la mente. Pero no es una obra irresistible sobre criaturas irremediablemente ciegas y muertas, sino una persuasión con la verdad para aquellos que saben lo que están haciendo y que puedan creer en Cristo, si están dispuestos. Decenas de Escrituras dejan claro que los que “quisiereis y oyereis” (Isaías 1:19) recibir la salvación de Dios; que "y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente." (Apocalipsis 22:17). Todos son amados por Dios, buscados y persuadidos por Dios, y todos tienen la opción de aceptar o rechazar la salvación que Él ofrece. Eso es lo que hace al juicio eterno justo — y tan trágico.

¿Qué enseña Cristo?

En respuesta a la crítica de los fariseos cuando el recibía a los pecadores y comía con ellos, Cristo dio las ilustraciones de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo para mostrar que los seres humanos buscan y tienen gran alegría al encontrar lo perdido, ya sea la oveja, la moneda, o el hijo pródigo (Lucas 15:1 – 32). Parece igualmente claro que estas ilustraciones también nos hablan del amor y la alegría de Dios al buscar y encontrar a los perdidos. Las ilustraciones que Cristo nos da, no parecen representar a los verdaderos hijos de Dios que se han alejado y están siendo traídos por Dios, sino más bien ejemplos de la humanidad perdida.

Al narrar la historia del hijo pródigo, Cristo utiliza lenguaje que contradice el calvinismo. El hijo pródigo "totalmente depravado" se da cuenta de su situación, llega a una decisión, toma una decisión y actúa sobre ella por su voluntad: " Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti..." Cristo no dice que el hijo pródigo fue atraído por el padre, siendo el totalmente incapaz de entender su situación, o de arrepentirse y volver al padre.

Aunque el hijo pródigo "estaba muerto" y se había "perdido" (Lucas 15:24), esto no le impidió el ser movido en su conciencia y elegir regresar por su propia voluntad al padre. Si el hijo pródigo no representa al perdido no regenerado, o el pecador muerto al pecado que Dios recibe en amor, entonces el calvinista debe admitir que la salvación se puede perder, lo cual ninguna de las dos partes cree o acepta.

Cristo declaró que todos los hombres deben actuar como el buen samaritano hacia todos los necesitados (Lucas 10:30-37); debemos amar incluso a nuestros enemigos y hacer el bien a los que nos odian (Mateo 5:44). Si este es el estándar que Dios establece para la humanidad, ¿No sería el más benevolente hacia todos nosotros? Si el mismo Pablo no quiso que  un solo judío fuese al infierno, y él vivía en continua agonía del alma por su salvación, dispuesto incluso a ser maldito de Dios para rescatar a sus "parientes según la carne" (Romanos 9:1 – 3), ¿Será Dios, quien puso este amor desinteresado en el corazón de Pablo, con menos amor y preocupación por una humanidad perdida en camino al infierno? ¡Por cierto, este no es el Dios de la Biblia!

¿Y qué del amor de Dios?

Es simplemente imposible sostener que un Dios que condena a aquellos a quienes puede salvar (¡y mucho menos que se place en hacerlo!) es misericordioso y lleno de amor. Entonces, ¿cómo puede escapar el calvinista la acusación de que esta tergiversando el Dios de la Biblia? La soberanía no puede excusar o justificar una negligencia insensible por parte de Dios, de no rescatar a los que él podría salvar. El hecho de que Dios tiene derecho de maldecir a todo el mundo, no convierte esa maldición en algo amoroso y misericordioso. 

Nuestro desacuerdo con el calvinismo no es por la soberanía de Dios, la cual es bíblica. La cuestión es si Dios ama a todos, sin parcialidad y que él desea que todos sean salvos. Indudablemente, el calvinismo niega tal amor, y no importa que tanto los calvinistas "moderados" traten de explicarlo. Sin embargo la Biblia repetidamente declara el amor de Dios a todos y su deseo de que todos se salven y no se pierdan.

El Dios de la Biblia de seguro es más amoroso de lo que el espera que sean los mismos cristianos. Podemos estar seguros, como dijo Spurgeon, “nosotros deseamos la salvación de todos, a como es el deseo de Dios” — como lo declara tan a menudo y tan claramente las escrituras. El decir que Dios, quien no está dispuesto a que ninguno perezca, pero que solo provee salvación para un número limitado de elegidos, es una violación a las Escrituras y desgracia el carácter de Dios.

Si la gracia es irresistible, ¿Por qué Dios que es amor y lleno de compasión, no lo impone a todos? Pero la gracia no puede ser irresistible. Dios no puede obligar a nadie a creer en Cristo, mucho menos a amarlo. Todos los que estarán en la presencia de Dios por la eternidad deben amarlo sinceramente, y el amor requiere de una elección genuina.

La Biblia declara que multitudes pasaran la eternidad en el lago de fuego. ¿Por qué? Sólo hay dos razones posibles: o Dios hace que multitudes de hombres vallan al infierno porque él no los ama y no tiene ningún deseo para salvarlos o ellos voluntariamente rechazan la salvación que él ofrece.  Y tampoco pueden ser ambos, porque de ser así la voluntad de Dios coincidiría con los rebeldes.

¿Estaba equivocado Pablo con su preocupación apasionada?

Parece razonable que Pablo, quien fue inspirado por el Espíritu Santo para dar la enseñanza definitiva en cuanto a pre-conocimiento, elección/predestinación, la soberanía y la salvación por gracia mediante la fe, conocería mejor los temas que Calvino. ¿Estaba Pablo equivocado en su agonía continua para la salvación de Israel (y de todos los hombres)? Pero si Dios mismo, como Calvino sinceramente lo creía, no se preocupa por los perdidos (¿y cómo podría, si el mismo los predestino a su tormento eterno?), entonces debemos concluir que Pablo tenía un mal contacto con el Espíritu Santo para estar en angustia continua, orando por la salvación de los judíos. ¿Malinterpretó Pablo las Escrituras que él mismo fue inspirado a escribir, pero Calvino las supo interpretar correctamente?

Pablo confiesa, "Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación" (Romanos 10:1). Obviamente él no puede estar orando para salvación del electo de Calvino, porque su salvación ha sido predestinada desde la eternidad pasada. La Irresistible Gracia hará que algunos se salven, por lo que no es necesario orar por ellos. Y si ese hecho fuera el caso ¿Cómo pudo Pablo atreverse a expresar preocupación por aquellos a quienes Dios en su soberanía ha querido maldecir, y para quienes Dios no tiene ninguna preocupación y tampoco Cristo no murió?

Es inquietante que no escuchamos la preocupación de parte de los calvinistas de que muchos pasaran la eternidad en el infierno. Sin embargo, esa actitud, es perfectamente coherente con sus creencias. ¿Por qué estar decepcionado por lo que es la soberana y buena voluntad de Dios? ¿Y no sería rebelión el preocuparse por la salvación de aquellos a quienes Dios se niega a salvar?

¿Qué Dios es este?

El Dios del calvinismo no desea salvar a toda la humanidad, y el Cristo del calvinismo no tuvo intención alguna en morir por los pecados de todos en la Cruz. En este punto, llegamos a nuestra última objeción a este sistema de religión, que el joven Calvino aprendió de Agustín y continúo desarrollando y lo heredo a millones de personas que lo siguen hasta el día de hoy. Esta doctrina es repugnante a los incrédulos, porque contradice la conciencia y el sentido de obligación y justicia que Dios ha implantado en cada uno de nosotros. Sin embargo, un pastor calvinista insiste, "sugerir que Jesucristo vino realmente a salvar a todos los hombres es 'universalismo'... una herejía abiertamente promovida por las iglesias ecuménicas".[7]  Por el contrario, el universalismo enseña que todos los hombres al final serán salvos, y no que la salvación es ofrecida a todos.

Un editor calvinista en Inglaterra me escribió con fervor diciendo, "la verdad es que Dios no quiere salvar a todos los hombres. Si fuese así él lo hubiera hecho... [¿Por qué los "moderados" no admiten esto?]. Si Dios quiso salvar a todos los hombres, ¿por qué le impidió a Pablo predicar el evangelio en ciertas áreas? "[8]  Este argumento tiene sentido solamente para un calvinista, que la salvación no es algo que el hombre recibe por fe en su corazón, sino que es impuesta contrario a su voluntad natural, y no puede ser resistido. Por tanto, se requiere de la gracia Irresistible.

¿Y qué tiene que ver el hecho de que Dios impidió a Pablo predicar en ciertos lugares? Podrían haber muchas razones para re-direccionar a Pablo. Ciertamente él no podía predicar en todas partes al mismo tiempo. Otra vez los calvinistas razonando en círculos.

Pedro le preguntó a Cristo, "Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". Cristo entonces contó la historia del siervo que, por no perdonar a su consiervo, fue "entregado... a los verdugos". En la aplicación dijo, "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas." (Mateo 18:21 – 35).

Seguramente si nuestro Padre celestial espera que nosotros perdonemos a los que pecan contra nosotros, cuánto más podemos estar seguros de que Él está dispuesto a perdonar a todos los que pecan contra Él. Así es como la Biblia retrata a Dios — infinito en amor, gracia y misericordia, dispuesto a perdonar a todos los que le invocan. El Calvinismo lo tergiversa como un Dios que sólo ama y perdona a un número limitado de los pecadores.

El Lado Más Oscuro Del Calvinismo

Consideramos el TULIP como una calumnia contra nuestro Dios amante y misericordioso tal y como él se revela en su palabra y en la conciencia humana. Debido a la misericordia del Señor a la casa rebelde de Israel, Nehemías le alaba: "...porque eres Dios clemente y misericordioso" (Nehemías 9:31). En la búsqueda de llamar a su pueblo rebelde para sí mismo, Dios le dice a una Israel desobediente por medio del profeta Jeremías: " porque misericordioso soy yo" (Jeremías 3:12). En el espíritu de todos los profetas, Joel le ruega a Israel a arrepentirse: "Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia…" (Joel:2:13).

No hay manera de conciliar con la conciencia o las Escritura la falta de preocupación por parte del Dios del calvinismo para todos los perdidos. R. C. Sproul escribió, “A cómo logramos entender la persona y el carácter de Dios el Padre afecta cada aspecto de nuestras vidas”.[9]  Él está en lo cierto y qué efecto más extraño debe tener sobre aquellos que creen en un Dios que limita su amor, gracia y misericordia a un grupo selecto, y tiene el placer de condenar al resto de la humanidad, ¡y también nos dice que debemos ser misericordiosos como él es misericordioso!

El rey David, que seguramente conoció a Dios tan bien como Calvino, declaró, " Con el misericordioso te mostrarás misericordioso..." (2 Samuel:22:26). Ni una palabra acerca de solamente ser misericordioso a los elegidos. El Dios de la Biblia es misericordioso con aquellos que han mostrado misericordia a los demás. ¿No es esto lo que Jesús también dijo en el sermón del monte: "Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzaran misericordia" (Mateo 5:7)? Pero debemos creer que aquellos que muestran misericordia no recibirán ninguna misericordia de Dios, a menos que se estén entre los elegidos. Sin embargo Cristo y El rey David parecen decir que, incluso sin el beneficio de la Irresistible Gracia, algunos de los "totalmente depravados" muestran misericordia a sus semejantes y por esto la misericordia de Dios se dará a ellos. Al parecer, mostrando misericordia revela un corazón dispuesto a recibir (y agradecer) las misericordias de Dios.

¿Es esto Elección?

Calvino parecía creer que casi todo el mundo en Ginebra era uno de los elegidos y por consiguiente eran tratados así. ¿Por qué? En primer lugar, Calvino creía que el bautismo transformaba a un niño en uno de los elegidos. De hecho, por haber sido bautizado a cualquier edad, incluso por el sacerdote católico más impío e incrédulo, se lograba entrar en el Reino de Dios si después de ello uno creía en la eficacia de este Sacramento:

Dios en el bautismo promete la remisión de pecados y, sin duda, llevará a cabo lo que él ha prometido a todos los creyentes. Esa promesa fue ofrecida a nosotros en el bautismo, por tanto aceptemos esto por fe.[10]

Esta es una declaración increíble. Según Calvino, el Evangelio no es la forma absoluta para traer personas a Cristo, pero el bautismo si lo es. ¡El bautismo da cierta entrada en el Reino de Dios! Por otra parte, Calvino enseñó que los hijos de los creyentes, a pesar de no ser bautizados, están automáticamente entre los elegidos:

“Los niños que salen de esta vida antes de la oportunidad de ser inmersos en agua no son excluidos del Reino de los cielos... Por lo tanto, se deduce, que los hijos de los creyentes no bautizados a pesar de no ser parte de la iglesia, pueden entonces, por primera vez, convertirse en hijos de Dios, y ser recibidos en la iglesia por una señal formal, en virtud de la promesa de que anteriormente perteneció al cuerpo de Cristo” (énfasis en el original).[11]

Al parecer según la creencia de Calvino de que todos en Ginebra, después de haber sido bautizados, eran parte de los elegidos (a pesar de que tal vez hubo que quemar, decapitar, golpear, torturar o desterrar a algunos de ellos por herejía), la asistencia a los servicios de la Iglesia era requerida a todos. Fue quizás esta regla que puso en riesgo a Miguel Servetus por llamar la atención a sí mismo, asistiendo al servicio donde fue reconocido. Por otra parte, también era obligatorio para todos (con algunas excepciones) de tomar el pan y el vino en la celebración de la cena del Señor.

Teniendo en cuenta la clara advertencia de Pablo "el que come y bebe indignamente, come y bebe juicio para sí" (1 Corintios 11:29), ¿Qué se puede decir en defensa de Calvino al forzar la Santa Cena sobre el que no estaba dispuesto? ¿Podría él creer sinceramente que cada ciudadano en su santa "ciudad de Dios" pertenecía a Cristo? ¿No sería esto una tipo peor de "universalismo", contrastado con el que ellos atribuyen a nosotros, los que creemos que Cristo murió por todos?

Hubo al menos una excepción a este universalismo que, de todas maneras, difícilmente cambia la escena. Un notorio libertino llamado Berthelier había sido prohibido por el consistorio de la iglesia de tomar la cena del Señor. En 1553, junto con otros de su misma creencia, intentaron hacerlo y fueron rechazados por Calvino.[12] Esto provocó la última rebelión en contra de Calvino (reprimido duramente por fuerza con ejecuciones) a la que nos hemos referido anteriormente.

Quedamos con preguntas sin contestar

La elección del Calvinismo, escogidos por Dios para la salvación, deben obligarse de alguna manera a creer en el Evangelio a pesar de su rechazo natural y presunta incapacidad. El Evangelio de la gracia de Dios, que tanto se ofrece a todo aquel que cree, debe ser impuesta, pero esta "gracia" es sólo para aquellos a quienes Dios ha elegido. Como lo explica White, es por esto que la gracia Irresistible es una necesidad absoluta:

El hombre no regenerado es totalmente capaz de entender la realidad del Evangelio: simplemente es incapaz, debido a su corrupción y la enemistad, de someterse a sí mismo a ese evangelio...[13]

Este es un terrible ataque sobre el Evangelio, haciendo ineficaz lo que el mismo Pablo declara, sobre el "poder de Dios para salvación" (Romanos 1:16). Sin un apoyo claro de la Biblia, la "posición reformada" se debe deducir por el hecho de que el hombre es "muerto en pecado"[14]  — atribuyendo erróneamente (como ya hemos visto) los síntomas de la muerte física a la muerte espiritual.

Una vez que es soberanamente regenerado, se presume que la persona es capaz, bajo la influencia de la Irresistible Gracia, de creer en el Evangelio y, posteriormente, servir a Cristo con todo su corazón. Pero la gracia evidentemente ya no se impone irresistiblemente sobre los elegidos una vez que son regenerados, ya que no siempre se comportan como deben, y mucho menos a la perfección. Pero las Escrituras describen en términos muy claros la vida de Cristo que los creyentes han de vivir:

  • De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)
  • Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.   (Gálatas 2:20)
  • Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10)
  • porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.  (Filipenses 2:13)
  • Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él. (1Juan 2:29)
  • Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. (1Juan 3:6)
  • Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. (1 Juan 4:4)

El calvinista no puede señalar ningún pasaje de la Biblia que afirma claramente que la gracia es irresistible o que Dios la impone sobre los elegidos que de lo contrario no podrían creer en el Evangelio. Sin embargo, muchos pasajes como los anteriores dicen claramente que Dios espera de aquellos que son regenerados a tener sus vidas en semejanza a Cristo. Entonces ¿por qué los cristianos no cumplen perfectamente las buenas obras que "Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”? (Efesios 2:10)

Si Dios impone irresistiblemente su gracia sobre los "totalmente depravados" para regenerarlos, ¿por qué no la impone sobre el regenerado para la perfección en la vida cristiana? No hay ninguna respuesta bíblica a esta pregunta sin negar el libre albedrío y aceptar la teoría de la Irresistible Gracia.

Pablo incluso da el ejemplo de un verdadero cristiano, seguramente uno de los elegidos, que no tiene ni una sola buena obra como evidencia de que pertenece a Cristo. Sin embargo "si bien él mismo será salvo" (1 Corintios 3:12-15). ¿Cómo podría la soberanía de Dios reemplazar totalmente la responsabilidad moral humana y la elección, como insiste el calvinista, en la medida en que el hombre no tiene opción cuando se trata de la salvación - y aún así los elegidos son capaces de resistir la gracia de Dios y su voluntad, y no suelen hacer las buenas obras que Dios ha ordenado para ellos?

Si el electo, habiendo sido resucitado espiritualmente por la regeneración soberana, aun así no obedece perfectamente a Dios, ¿por qué el calvinismo equipara la incredulidad y la rebelión con la depravación total y la muerte espiritual?

Si la soberanía de Dios no anula para los elegidos la responsabilidad moral para tomar decisiones, ¿Porque su soberanía no permitiría una elección genuina por parte de los no salvos para aceptar o rechazar el Evangelio? Si la desobediencia a la voluntad de Dios por el electo no plantea ninguna amenaza a la soberanía de Dios, ¿Por qué el rechazo del Evangelio por parte de los no salvos plantearía alguna amenaza?

Y ¿no anularía la gracia misma una imposición irresistible de la gracia? Algunas de estas preguntas las consideramos en el capítulo siguiente.

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1.          R. C. Sproul, Grace unknown (Grand Rapids, MI: Baker Books, 1997), 189.

2.          Laurence M. Vance, the Other Side of Calvinism (Pensacola, FL: Vance Publications,  rev. ed. 1999), 478.

3.          Canons of Dort (Dordrecht, Holland, 1619); reproduced in Vance, Other Side, 607–26.

4.          Canons, III, IV, “Of the Corruptions of Man, His Conversion to God, and the Manner                   Thereof,”, 17/8.

5.          Ben Lacy Rose, T. U. L. I. P.: the Five Disputed points of Calvinism (Franklin, TN: Providence House Publishers, 1996), 37.

6.          Westminster Confession of Faith (London: n. p., 1643), X, 1.

7.          Pastor   in         Australia           to         Dave     Hunt,    September        8,          2000.     On       file.

8.          Editor  of         British  Christian           publication,      England,           to         Dave     Hunt,    September        8,          2000.     On       file.

9.          R. C. Sproul, the Holiness of God (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc. 1993 ed.), 20.

10.        John Calvin, institutes of the Christian Religion, trans. Henry Beveridge (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1998 ed.), IV: xxv, 17.

11.        Ibid., IV:  xxv,  22.

12.        Piper, legacy, 135–47; citing Henry F. Henderson, Calvin in His letters (London: J. M. Dent and Co., 1909), 77–79.

13.        James R. White, the potter’s Freedom (Amityville, NY: Calvary Press Publishing, 2000), 101.

14.        Ibid.