Capítulo 27 - Persuasión, el evangelio, y Dios | thebereancall.org

TBC Staff

Una examinación cuidadosa del pasaje en Juan 6, que es enaltecida como la presentación más clara del calvinismo en la Escritura, no provee ninguna ayuda para el TULIP. Pero si el Calvinismo fuese cierto, entonces Jesús habría estado "burlándose e insultando"[1] a los judíos exactamente como Lutero creía y aprobaba que Jesús lo hacía. Según Lutero y Calvino, Cristo dijo algo así a los judíos:

            Usted debe creer en mí como el pan de Dios que descendió del cielo para dar vida al mundo. Pero les falta la capacidad de creer para salvación, y mi padre sólo va a dar esa capacidad a algunos de ustedes. Por "mundo", por supuesto, me refiero a "elegidos". Aunque ninguno lo reconoce aun, un día se revelará a través de un sistema llamado Calvinismo. Por fe deben comer mi carne y beber mi sangre (es decir, creer que como Dios, se convirtió en un hombre real de carne y sangre para morir por tus pecados, y cumplir con los sacrificios Levíticos que comían los sacerdotes). Si no creen en mí, perecerán en sus pecados. Por supuesto, usted no puede creer en mí a menos que mi padre le haga creer, y que el da esa gracia a sólo un número selecto.

Ingenuamente ustedes creen que el Evangelio es una oferta real de salvación, pero de hecho, está diseñado para condenarle  mejor. No podrían creer en mí aunque lo intenten.  Vengan a mi miserables, vengan. Estos son los términos. Pero son tan Totalmente Depravados que no pueden venir a mí excepto mi padre lo regenere y le de la fe para creer. Y él ya decidió en la eternidad pasada (por razones ocultadas en su voluntad y para su gloria) que sólo hará esto que por algunos, pero no para todos. Igualmente todos deben rendir cuentas. Sí, él podría causar que todos crean en mí, pero en su buena voluntad rescata sólo a algunos del infierno. Y no creo que voy a morir innecesariamente para aquellos de ustedes que mi Padre ha predestinado a la destrucción eterna — esto sería un desperdicio de mi sangre. Moriré solo por los pecados de los elegidos.

¿Qué amor es este? Algunos calvinistas voluntariamente reconocen que el verdadero problema es "si realmente... Dios desea la salvación de todos los hombres".[2]  La mayoría de los calvinistas insisten en que Dios no tiene ningún deseo de ese tipo. Increíblemente, MacArthur dice que Dios desea la salvación de todos, pero solo decreta la salvación de algunos [3] — aunque Él puede hacer cualquier cosa que el decrete. Otros dicen que Dios tiene dos voluntades, uno para salvar a todos y la otra para maldecir multitudes — y la segunda, de alguna manera supera la primera. Al defender celosamente la soberanía de Dios, el Calvinismo reprocha su carácter.

Si Dios con su poder “puede” doblegar cualquier y todo corazón "a la obediencia de Cristo" sin ningún deseo por su parte, ¿por qué no lo hace para todos? Y ¿por qué no hizo esto para Adán y Eva en el principio y después para todos sus descendientes? ¿Por qué crear el pecado innecesariamente y pre-ordenar al hombre a ser su esclavo, trayendo el horror del mal y el sufrimiento que afectan a miles de millones — y luego sólo salvar a algunos cuando pudo rescatarlos a todos? ¿Por qué Dios hizo que Adán y Eva y toda la humanidad pecaran y luego los castiga por hacer lo que él les obliga a hacer? Esto  no es lo que la Biblia enseña y la conciencia se levanta contra ello, pero esto es calvinismo.

 Apoyando esta doctrina aborrecible, Calvino cita a Agustín: "por tanto, no cabe duda que la voluntad de Dios (que hace todo lo que quiere en el cielo y en tierra...) no puede ser resistida por la voluntad humana... "[4] ¡Así que al desobedecer los diez mandamientos, los hombres no están resistiendo la voluntad de Dios, sino más bien la están cumpliendo! Esta creencia no bíblica creó el terrible dogma que todo lo que sucede en la tierra, incluyendo toda maldad — incluso de la naturaleza más repugnante, es determinada por Dios. ¿Cómo podría ser de otra manera, si el hombre no puede hacer nada contrario a la voluntad de Dios? Así el Calvinismo conduce al fatalismo, de donde provienen la predestinación a la condenación y la Irresistible Gracia. Deja sin sentido la oración "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10), si es que Dios realmente es la causa de todo, como insisten los  calvinistas.

Calvinismo y Evangelismo

¿Si la gracia verdaderamente es irresistible, y sólo los elegidos por Dios para salvación pueden salvarse, y si no se puede creer en el Evangelio hasta ser regenerado por Dios y después de esto le da la fe para creer, no sería en vano el tratar de convencer a una persona acoger el Evangelio, o que aquellos que oyen voluntariamente crean en Cristo? Puesto que no hay nada que uno pueda hacer para cambiar su destino eterno (si entre los elegidos, nada les puede mantener fuera del cielo; y si no, nada pueden hacer para escapar del infierno) ¿no deberíamos dejar que siga su curso inevitable? Aunque muchos calvinistas se opondrían a este punto de vista, inevitablemente, esta es la conclusión práctica a la que conduce ese dogma fatalista. Después de todo (dicen que), la regeneración se lleva a cabo soberanamente sin cualquier fe por parte del destinatario, o incluso conocimiento de su ocurrencia.

Sin embargo calvinistas, como Spurgeon a menudo se contradicen de una sincera preocupación por las almas que están en conflicto con el TULIP. A veces, D. James Kennedy, fundador de la Explosión del Evangelismo, lo hace ver como si la salvación es para todos y aun que la fe precede la regeneración: "Ponga su confianza en [Cristo]. Invítale a venir y morar en ti hoy."[5]  Asimismo, contrario a su profesado calvinismo, Spurgeon enseñó que “Ganar almas es el negocio principal del cristiano...”[6]

Pero si el calvinismo es cierto el ganar almas es una contradicción. El destino eterno de cada persona ya está previamente determinado, así que ganarles es imposible. Sin embargo Kennedy capacita a otros para evangelizar — y contradice el calvinismo en el proceso: "porque si bien es cierto que nosotros debemos nacer de nuevo, entonces también es verdad que nosotros podemos nacer de nuevo... Eso, mis amigos, es la buena noticia".[7] ¿Él en serio cree que la salvación es solo para los elegidos solamente y que esto es una buena noticia para todo el mundo? ¿No se burla este lenguaje de los no elegidos? 

En tratar de demostrar que el evangelismo tiene algún lugar en el calvinismo, Boettner declaró que cada predicador debe "orar por ellos (a los que presenta el Evangelio) que cada uno pueda estar entre los elegidos".[8] Pero puesto que ya está determinado el número y la identidad de los elegidos, ¿no sería en vano tal oración? En efecto, ¿cuál es el punto de orar o predicar, si no es el Evangelio sino la regeneración soberana que lleva a los hombres a Cristo, y el destino de cada uno ha sido predestinado desde una eternidad pasada?

En cuanto a las "buenas" noticias de Kennedy, ¿Se espera de los que han sido predestinados al tormento eterno se alegren de que su destino está sellado y no hay nada que puedan hacer para cambiarlo? ¿Pueden él y otros calvinistas inclinados al evangelismo pensar seriamente que su práctica coincide con sus creencias?  En desacuerdo con Hoeksema, otro calvinista señala correctamente que solamente "para ellos [los elegidos] el Evangelio es buenas noticias".[9]

Muchos calvinistas están convencidos, y lógicamente así, "que las doctrinas de la gracia son contrarias a ganar almas."[10]  Engelsma cruelmente declara que el llamado del Evangelio "no expresa el amor de Dios para ellos [los no elegidos]" ni tampoco "un propósito de salvación. Por el contrario, es su propósito el hacerlos inexcusables y endurecerlos".[11] No es de extrañar por su propia admisión que a tantos calvinistas les falta el celo del Apóstol Pablo para ganar a los perdidos. Vance cita a un líder Bautista de Gracia Soberana que admite que:

Nuestros predicadores no son hombres ganadores de almas. No tenemos miembros que ganan almas... casi nunca damos instrucciones sobre el por qué y cómo ganar almas. No trabajamos realmente en ganar almas en nuestras iglesias.[12]

Pero esto es el calvinismo. ¿Por qué "trabajar en ganar almas"? No hay que ganar a aquellos cuyo destino eterno ya ha sido decidido. Sproul insiste, “aquellos a quienes (el Padre) regenera vienen a Cristo. Sin regeneración jamás vendrían a Cristo. Con regeneración nunca nadie lo rechazaría."[13]  El evangelismo, entonces, tiene poca importancia. James E. Adams declara: "el arrepentimiento y la fe son  actos de los hombres regenerados, no de hombres muertos en pecados".[14]  Contradiciendo su cita anterior, Boettner dice: "sólo quienes sean vivificados (vivificados espiritualmente) por el Espíritu Santo tienen siempre esa voluntad (para Cristo)".[15]

Ya hemos preguntado: si Dios es capaz de regenerar a los pecadores Totalmente Depravados, ¿por qué no puede provocar los elegidos a vivir una vida perfecta, después que los ha regenerado? ¿Por qué la Irresistible Gracia de Dios que es de tan gran alcance hacia los pecadores, no puede crear una obediencia perfecta después de ser salvos? ¿Por qué la Irresistible Gracia puede doblegar la voluntad de los pecadores perdidos, pero a menudo no logra que los salvos hagan su voluntad? Algo anda muy mal con esta teoría.

Otro Versículo Favorito

Juan 1:13 es citado por los calvinistas como prueba de que el hombre no puede tener parte alguna en su salvación, ni siquiera en creer el Evangelio (de ahí la necesidad de la Irresistible gracia): "los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios." Van Baren escribe, "Es sólo por la irresistible gracia de Dios que uno nace de nuevo".[16]  En lugar de decir que la voluntad juega una parte importante en la salvación, Spurgeon declaró, "Es completamente imposible que el lenguaje humano hubiese podido poner una negativa más fuerte en los reclamos vanagloriosos de la voluntad humana que hace este pasaje..."[17]

Puesto que un bebé no tiene nada que ver con su nacimiento, el calvinista razona que tampoco puede el pecador tener nada que ver con ser regenerado. Ese nacimiento espiritual no se compara en nada con el nacimiento físico, sin embargo, es un punto importante de este mismo pasaje: "no de sangre... carne... voluntad del hombre." Palmer incluso razona que porque un feto aún no existe, tampoco existe una persona in-conversa: "un no-ser no existe y por lo tanto no puede tener ningún deseo de ir a Cristo".[18]  Ni tampoco puede pecar o rechazar a Cristo o mucho menos tener necesidad de ser regenerado, si aún "no existe". Pero ¡¿Cómo se puede decir de aquellos que aún no han "nacido de nuevo"  que no existen?!

Calvino dijo "los bebés... son salvos... regenerados por el Señor",[19] aunque sean demasiado jóvenes para entender el evangelio.[20] Garrett declara, "Juan el Bautista nació de nuevo en el vientre de su madre".[21] De hecho, el nuevo nacimiento no fue experimentado por los Santos del Antiguo Testamento. Además, viene solamente por creer "la palabra de Dios... que por el evangelio os ha sido anunciada." (1 Pedro 1:23-25) — no es posible para infantes, mucho menos para un feto.

Palmer continúa su razonamiento anti bíblico: "un bebé nunca desea o decide... (o) aporta ni una pizca hacia su propio nacimiento... De manera similar, el no creyente no puede tomar un paso hacia su renacimiento".[22]  Aun un calvinista tan acérrimo como Rose señala la falacia: "la regeneración no es la creación de una persona que hasta ese momento no existía, sino la renovación y restauración de una persona a la que el pecado hizo no apto para la comunión con Dios..."[23]  Vance explica las obvias contradicciones inherentes en esta teoría:

¿Es responsable un bebé de sus acciones antes de que nazca? Si no, entonces (por este razonamiento) tampoco sería responsable un hombre in-converso en cualquiera de lo suyo (por lo que difícilmente puede ser un pecador).[24]

La simplicidad de lo que dice Juan

Juan 1:11-13 simplemente declaran que la carne y la sangre no tienen ninguna relación con el nuevo nacimiento, la cual es espiritual y esta no está relacionada con el nacimiento físico. El comparar a los dos fue el error que hizo Nicodemo: "¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer"(Juan 3:4)? Cristo hace una distinción clara: "lo que es nacido de la carne es carne; y lo que es nacido del espíritu es espíritu"(Juan 3:6). Estos son dos nacimientos diferentes, y cualquier similitud aparente sólo es superficial y no puede convertirse en la base para conclusiones sólidas.

Juan también explica que el nuevo nacimiento — lo cual Cristo le dice a Nicodemo es esencial para entrar al Reino de Dios (Juan 3:3, 5), no viene por voluntad del hombre sino por la voluntad de Dios. El hombre no concibió el nuevo nacimiento, ni lo puede efectuar por sus esfuerzos. Ni tampoco el no calvinista cree que puede. Sin embargo se nos acusa de esto. Bishop cree que está refutando al no-calvinista cuando declara que el pecador "no puede renovar su propia voluntad, cambiar su corazón, ni regenerar su mala naturaleza".[25] Por supuesto que no.

¿Cómo es que al sostener que debemos creer en el Evangelio para nacer de nuevo sugiere que podemos regenerarnos a nosotros mismos? No es así. Por supuesto, sólo Dios puede regenerar al pecador. Pero el versículo 12 declara que Dios regenera sólo aquellos que reciben a Cristo y creen en su nombre. Sin embargo este versículo es comúnmente pasado por alto e incluso evitado por la mayoría de los calvinistas, quienes razonan sobre el versículo 13 solamente sin considerar el contexto.

¿Es el nuevo nacimiento impuesto al hombre por la Irresistible Gracia de un Dios soberano? ¡Ciertamente que no! Viene por la fe en Cristo. Por otra parte, decenas de pasajes declaran que la vida eterna es un regalo de Dios por recibir a "todo aquel que en él cree". Incluso Calvino dijo,

 "ahora  podría preguntarse ¿cómo los hombres reciben la salvación ofrecida a ellos por la mano de Dios? Yo respondo, por la fe".[26]

 Pero los no calvinistas son criticados por decir lo mismo.

Deducciones Asombrosas

Comentando sobre Juan 1:12 -13, Calvino lo vincula bien bíblica y lógicamente con Santiago 1:18 ("El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad..."). Santiago claramente está diciendo, como Juan, que la regeneración fue idea de Dios, "de su propia voluntad," y que él la efectúa ("nos engendró"). Santiago confirma además la declaración de Pedro que nacemos otra vez por "la palabra de verdad," es decir, por creer el Evangelio de Jesucristo — algo imposible para bebés y algo que el bautismo no puede efectuar, incluso en adultos. Calvino mismo reconoce que la fe en la "palabra de verdad" es esencial para la salvación, y luego se contradice a sí mismo:

De hecho, confesamos que la palabra del Señor es la única semilla de la regeneración espiritual; pero negamos la inferencia que, por lo tanto, el poder de Dios no puede regenerar a los infantes... Pero fe,  dicen ellos, viene por el oír, el cual su uso los niños aun no la tienen... Pero estos no observan donde el apóstol hace el oír el principio de la fe, el… no establece una regla invariable...[27]

No hay nada aquí sobre el principio de la fe o una "regla invariable". La "palabra de verdad" por el cual hemos nacido de nuevo es invariable. Por otra parte, si el escuchar la "palabra del Señor" es el principio de fe, entonces un niño, bautizado o no, aún no ha comenzado a poseer lo que Calvino admite es "la única semilla de la regeneración espiritual".

Durante toda su vida Calvino mantuvo una posición anti bíblica del bautismo, que, como un devoto católico romano, aprendió de Agustín. Como consecuencia de ese error, el bautismo se convirtió en un sustituto de la fe en Cristo por medio del Evangelio, la cual Cristo y sus apóstoles lo declaran plenamente como esencial para la salvación o el nuevo nacimiento. Su propio bautismo como niño fue la única experiencia de "nacer de nuevo" que conocemos de Juan Calvino.

Las ideas anti bíblicas de Calvino llevaron a otra herejía asombrosa: los niños de los creyentes están automáticamente entre los elegidos y así regenerados desde el vientre. ¡Esta falsa garantía probablemente ha llevado a multitudes por mal camino! Millones son bautizados, confirmados, casados y enterrados por las iglesias del estado en toda Europa y esto es todo lo que saben de Dios y de Cristo. Escuche a Calvino:

Por lo tanto, se deduce, que los hijos de los creyentes no son bautizados, para que... puedan, por primera vez, convertirse en hijos de Dios, sino más bien son recibidos en la iglesia por un signo formal, esto es en virtud de la promesa, que anteriormente pertenecían al cuerpo de Cristo.[28]

Siguiendo a Calvino, la protesta contraria declaró que "los hijos de los creyentes, al no manifestar lo contrario, deben contarse entre los elegidos de Dios".[29]  ¡Así que un bebé bien-comportado, niño o niña de padres creyentes es automáticamente un hijo regenerado de Dios sin entender o creer el Evangelio! El comportamiento, en lugar de la fe en Cristo, se convierte en la garantía  calvinista de la salvación — otro error mortal, teniendo en cuenta la innegable capacidad de muchos que no son salvos para vivir una vida aparentemente buena.

¿Qué puede significar "manifestar lo contrario"? ¿Y dependiendo de su significado, supongamos que esta manifestación contraria no se muestre durante muchos años? Y ¿Antes de ese momento, la persona habría sido uno de los elegidos pero después no lo es al mostrar mal comportamiento? ¿Se puede perder uno de los "elegidos"? Y ¿cómo puede el comportamiento confirmar o deshacer la elección de Dios desde la eternidad pasada? Así vemos otra vez por qué el quinto punto se llama "Perseverancia de los Santos" y no "el mantener el poder de Dios" — y por eso este último de los cinco puntos del calvinismo, es contrario a lo que uno espera, y genera incertidumbre en lugar de seguridad eterna, un hecho que será aún más claro en el capítulo 29.

Si un niño de uno de los "elegidos" por ese hecho es uno de los elegidos, entonces sus hijos también estarían entre los elegidos y nietos, bisnietos, tátara nietos y así sucesivamente, sin fin. ¿No es esta la conclusión lógica a donde conduce inevitablemente las enseñanzas de Calvino? ¿Por qué los principales calvinistas de hoy no advierten de sus errores, en vez de elogiar altamente los Institutos de Calvino?

Aunque la creencia de que los hijos de los elegidos son también elegidos podría ser comparada con la creencia de que los niños que mueren antes de llegar a un entendimiento del Evangelio son cubiertos por la sangre de Cristo y llevados al cielo, hay una gran diferencia entre los dos conceptos. El primero en última instancia consiste en aquellos que, en lugar de haber sido llevados al cielo en su infancia, continúan viviendo hasta ser adultos. ¿Por qué la juventud calvinista aun cuando llega a esa edad, debe ser desafiada a creer en el Evangelio, asumiendo que por nacimiento y por su bautismo de infantes ya ha sido declarado uno de los elegidos?

Más adelante, su confirmación simplemente refuerza la confianza en lo qué el bautismo infantil — o el haber nacido en una familia calvinista, ya habría logrado. De hecho, ¿qué necesidad existe para predicar el Evangelio a nadie, puesto que los elegidos se regeneran sin él y los no elegidos no pueden creerlo? Para defender sus dogmas, Calvino logró racionalizar una interpretación de Juan 1:13 y Santiago 1:18 que realmente contradice a ambos:

Por consiguiente, en primer lugar, esa fe... es el fruto de la regeneración espiritual; porque el evangelista afirma que ningún hombre puede creer, a menos que sea engendrado de Dios; y por lo tanto, la fe es un don celestial. Sigue, en segundo lugar, que la fe no es conocimiento simple o fría, ya que ningún hombre puede creer sin que haya sido renovado [renacido] por el espíritu de Dios.[30]

Por el contrario, versículo 12 dice claramente que aquellos que reciben a Cristo y creen en su nombre como resultado reciben autoridad para convertirse en hijos de Dios. Fe en Cristo claramente precede y es esencial para el nuevo nacimiento. Lejos de la enseñanza que "ningún hombre puede creer, a menos que sea engendrado de Dios", Santiago y Juan enseñan lo contrario: es a través de creer "la palabra de verdad" que uno es regenerado. No puede decirse más claramente que el recibir a Cristo y creer en su nombre son requeridos por Dios para regenerar al pecador.

Calvino se contradijo en este tema como en otros: "se dice que los creyentes al creer en Cristo, 'los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios' (Juan 1:13)..."[31] aquí claramente admite el orden bíblico: uno comprende (es decir, cree en el) Cristo y, como consecuencia de esta fe, es nacido de Dios, es decir, regenerado. Sin embargo en esta misma sección de sus Institutos, él se refiere otra vez a la regeneración como "precedente a la fe".

Contradiciendo Directamente las Escrituras

¿Cómo pueden los calvinistas afirmar que estos versículos enseñan que uno debe nacer de nuevo antes de que uno pueda creer en, y recibir a Cristo? ¡Estos enseñan lo contrario! De esta distorsión no bíblica de las Escrituras fluye la doctrina de la Irresistible Gracia: Dios irresistiblemente debe regenerar a los elegidos antes de que incluso puedan creer en Cristo.

Los calvinistas hacen algunas deducciones sorprendentes de Juan 1:13, tales como que el "hombre no tiene libre albedrío cuando se trata el asunto de la salvación".[32]  Pink insiste, "en y por sí mismo el hombre natural tiene el poder para rechazar a Cristo; pero... no el poder de recibir a Cristo".[33]  Palmer afirma, "sólo cuando el Espíritu Santo regenera el hombre y lo hace vivo espiritualmente puede el hombre tener fe en Cristo y salvarse".[34] Custance declara: ¿Qué podría ser una declaración más clara que esta, de que la salvación es conferida a un número selecto concebidos por el Espíritu Santo, y nacidos de nuevo por la voluntad de Dios?[35] Sin embargo cada una de estas declaraciones contradice el pasaje que dice claramente que aquellos que han "recibido... y creen en su nombre... se convierten en los hijos de Dios [y son]... nacidos... de Dios "(1:12-13).

Vance proporciona sorprendentes citas de calvinistas que contradicen Juan 1:11-13:

  • Una persona es regenerada antes de creer.[36]
  • Un hombre no es salvo porque cree en Cristo; él cree en Cristo porque él es salvo.[37]
  • Un hombre no es regenerado porque primero creyó en Cristo, sino que cree porque es regenerado.[38]
  • No creemos para ser nacidos de nuevo; somos nacidos de nuevo para que podamos creer.[39]
  • Ser estimulados y renovados por el Espíritu Santo (el hombre) es habilitado… a recibir la gracia ofrecida y expresada por él.[40]

Lea Juan 1:11 – 13 y Santiago 1:18. Medite en estos pasajes y ore sobre ellos. Tales declaraciones como las anteriores, que son parte integral del calvinismo, contradicen la palabra de Dios. No se derivan de, sino que se imponen sobre las Escrituras. Bob Thompson desafía a cualquier calvinista "para que señale una sola instancia en la Biblia donde Dios implanta su Espíritu Santo... en un individuo antes de que él o ella confíe en Dios y su palabra y se salva..."[41]

No es casualidad que la mayoría de calvinistas evitan Juan 1:12. No hay referencia de el en las 600 páginas de las Escrituras Seleccionadas de John Knox,[42]  y Pink lo evita en la Soberanía de Dios. Piper hace dos referencias oblicuas a ella en la Justificación de Dios, pero sin comentario sustancial.[43] Ni uno de los trece autores de Aun Soberano: Perspectivas contemporáneas de la Elección, Pre-conocimiento y Gracia lo enfrenta. Para  crédito suyo, White le da cuatro páginas y medio[44] porque Norma Geisler lo menciona en su libro, Elegido Pero Libre (Bethany House, 1999), y el libro de White fue escrito específicamente como una refutación al libro de Geisler.

White intenta responder a las declaraciones de Geisler que el "versículo 12 (Juan 1:12) deja en claro que el medio por el cual se obtiene este nuevo nacimiento es por ‘(justo como) todos los que le reciben (Cristo)’".[45] Geisler quiere decir que el versículo 12 da la calificación ("como todos los que le recibieron... que creen en su nombre") para recibir el nuevo nacimiento mencionado en el versículo 13, y que el nuevo nacimiento es totalmente “de Dios”. Esto es lo que el versículo 12 dice claramente.

Confundiendo la fe del hombre con la obra de Dios

El problema con la respuesta de White es simple y en dos partes: 1) introduce (sin ningún apoyo bíblico) el argumento favorito de que la fe es imposible sin el nuevo nacimiento. Esta afirmación es contraria a este pasaje, y también de los numerosos pasajes exhortando a los no regenerados a creer y les ofrece salvación mediante la fe; y 2) El no hace la distinción entre el hombre creyendo y Dios regenerando. Ni Geisler, ni ningún otro crítico de la interpretación calvinista de Juan 1:13 se imagina que la fe del hombre causa regeneración. Así que el calvinista está argumentando en contra de algo que incluso sus críticos no apoyan.

Jesús le dice a Nicodemo que él debe nacer del Espíritu de Dios. Él es igualmente claro en que el hombre debe creer para ser salvo: "que todo aquel que en él cree en no se pierda, mas tenga vida eterna... El que cree... no es condenado: pero el que no cree ya ha sido condenado... “(Juan 3:16, 18). Y como hemos visto, la salvación y el nuevo nacimiento son uno y el mismo. Sin embargo White procede a demoler el mismo subterfugio de siempre:

Nada en el texto dice que el nuevo nacimiento es "recibido" por un "acto de libre albedrío". De hecho, lo opuesto es expresado claramente, "el que no es nacido de la voluntad del hombre..." Es un ejemplo asombroso de las nociones preconcebidas de cómo se puede leer en un texto como EPL (de Geisler Elegido Pero Libre) que pueda decir que el nuevo nacimiento depende de un acto de la "voluntad libre" cuando el texto dice lo contrario. ¿(Además), si una persona puede tener fe sin el nuevo nacimiento, entonces que logra el nuevo nacimiento? Evidentemente no es necesario el nuevo nacimiento para obedecer los mandamientos de Dios o tener fe salvadora.[46]

White confunde lo que el hombre debe hacer (creer) con lo que Dios hace (regenerar). Que el nuevo nacimiento no sea “de la voluntad del hombre, sino de Dios” no niega que hombre debe creer a Dios para efectuar este trabajo en él.  La fe del hombre en Cristo no causa el nuevo nacimiento de fe, ni produce perdón de pecados y la reconciliación con Dios. Perdón de los pecados, el nuevo nacimiento a la familia de Dios y las muchas bendiciones que tenemos en Cristo son todo el trabajo de Dios, pero sólo son otorgados a aquellos que creen. Creyendo no creó estas bendiciones; simplemente cumple  la condición de Dios para recibirlas. Es obvio que, la regeneración no es por voluntad carnal del hombre sino de Dios; sin embargo, Dios regenera sólo aquellos que han recibido y creído en Cristo, como lo dice claramente el pasaje.

Sin duda, no sólo Santiago 1:18 ("nos hizo nacer por la palabra de verdad"), sino que numerosos otros pasajes enseñan que creer "la palabra de verdad" es esencial y debe preceder el nuevo nacimiento. El Evangelio es la "palabra de verdad" que debe ser creído para que el nuevo nacimiento se produzca: "cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:31). Pedro lo dice en pocas palabras: "siendo Renacidos... por la palabra de Dios... que por el Evangelio os ha sido anunciada" (1 Pedro 1:23, 25). Creyendo en el Evangelio es el medio que Dios usa para lograr el nuevo nacimiento — así que la fe no puede ser impartida por Dios después de la regeneración, como insiste el calvinismo.

En respuesta a la pregunta de Nicodemo acerca de cómo un hombre puede nacer de nuevo al el Reino de Dios, Cristo le explica que él seria "levantado" por el pecado en la Cruz como la serpiente de bronce en el desierto, "que todo aquel que cree no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:15-16). Salvación no es por obras, sino por fe: "Más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia." (Romanos 4:5). Como dice Pablo repetidamente, el pecador es "justificado por la fe" (Romanos 5:1).

El pecador debe oír y creer en el Evangelio antes de la regeneración, no después de él. Por esta razón debemos predicar el Evangelio y buscar, como Pablo, persuadir a los hombres. Calvino invierte el orden bíblico, al igual que sus seguidores hoy, declarando que nadie puede creer en el Evangelio hasta que primero sea regenerado. Sin embargo como lo dijo Spurgeon, el que ha sido regenerado no tiene necesidad del Evangelio, porque ya es salvo.

¿Es la Fe o es la Salvación el regalo de Dios?

Más de una de las cartas de críticas que recibí me acusó de ignorancia sobre este punto: "Usted no parece entender que la fe en sí mismo es un regalo dado por Dios".  La fe como un regalo es un importante fundamento principal del calvinismo. El pasaje preferido que se ofrece como prueba de ello es Efesios 2:8-10. Mathison dice: "La fe salvadora es un don de Dios, el resultado de la obra regeneradora del Espíritu Santo".[47]  Storm declara, "numerosos textos afirman que tal fe (salvadora) es el don de gracia de Dios (véase especialmente Efesios 2:8-9...)."[48] Clark declara:

Un hombre muerto no puede... ejercer fe en Jesucristo. La fe es una actividad de la vida espiritual, y sin la vida no puede haber ninguna actividad. Además,... la fe no viene por una decisión independiente. La Escritura es explícita, simple e inequívoca: "porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Efesios 2:8). Mire las palabras otra vez, "Es el regalo (don) de Dios". Si Dios no le da fe al hombre, ninguna cantidad de fuerza de voluntad y decisión lo puede fabricarlo para él.[49]

Por el contrario, el tema de los siete versículos anteriores es la salvación, no la fe. Luego el versículo 8 declara lo concerniente a la salvación, "por gracia sois salvos... [Obviamente salvación] es el don de Dios." El don de Dios no es la fe que salva sino la salvación misma. Se nos dice repetidamente que la vida eterna es "el regalo de Dios" (Romanos 6:23; véase también Juan 4:10; Romanos 5:18; Hebreos 6:4, etc…) No menos definitivo, como lo admite Calvino y luego lo trata de negar, es la afirmación de que "la fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios." No hay ninguna base bíblica  que sugiera que Dios da fe salvadora a un grupo selecto y se lo retiene a otros.

Además, la construcción del griego en Efesios 2:8-10 hace imposible que la fe sea el regalo. Tal es el veredicto de muchas autoridades griegas, incluyendo Alford,[50]  F. F. Bruce, A. T. Robertson,[51]  W. E. Vine, Scofield y otros.[52] Vance señala que "un testigo de la verdad de las Escrituras contra la interpretación calvinista de 'fe-regalo' puede encontrarse en los gramáticos griegos". Él enumera W. Robertson Nicoll,[53] Kenneth S. Wuest,[54] Marvin R. Vincent,[55] y otros.[56]

Entre las razones que citan los expertos es el hecho de que la fe es un sustantivo femenino, mientras que el pronombre demostrativo que ("y esto no de nosotros pues es don”) es neutro y por lo tanto no puede referirse a la fe. Ni tampoco la gramática, como lo dice W. G. MacDonald: "permite que la 'fe' sea el antecedente de 'él.'"[57]  Por supuesto, “es” no está en el griego sino que fue agregado por los traductores de la KJV para mayor claridad y por eso está en cursiva. Tampoco requiere un conocimiento del griego, sino simplemente prestar atención al contexto de Efesios 2:8-10, para darse cuenta de que la salvación, y no la fe, es "el regalo de Dios" como testifica toda la Escritura.

Un número de otras autoridades griegas podrían ser citadas a tal efecto. A pesar de ser un calvinista, F. F. Bruce, explica, "el hecho de que el pronombre demostrativo 'esto' es neutro en griego (touto), mientras que 'la fe' es un sustantivo femenino (pistis), combina con otras consideraciones y sugiere que es el concepto total de la salvación por gracia mediante la fe, que es descrito como un don de Dios. Por cierto esta, fue la interpretación de Calvino."[58]  Calvino mismo reconoció, "pero comúnmente interpretan mal este texto y restringen la palabra 'don' a la fe solamente. Pero Pablo... no está dando a entender que la fe es el don de Dios, sino que la salvación es dada a nosotros por Dios..."[59] Así White y otros calvinistas fervientes que hoy insisten en que la fe es el don, contradicen no sólo la construcción griega, sino también al mismo Juan Calvino.

Debemos creer- Dios no puede creer por nosotros

Además, si la fe que salva es el regalo (lo cual no puede ser), no hay nada en Efesios 2 (o en cualquier otro lugar) para indicar que es irresistiblemente implantado por Dios, sólo después de que él ha regenerado soberanamente al pecador totalmente depravado. De hecho, ese mismo pasaje dice que somos "salvos, por medio de la fe"; es decir, la fe es el medio de nuestra salvación/regeneración — y no algo subsecuente.

Esa fe salvadora no es sólo Dios habilitando sino que también es algo por lo que el hombre debe hacerse responsable, y esto es manifiesto en muchas Escrituras. Cuando se nos dice, "cree en el Señor Jesucristo" (Hechos 16:31) o "tened fe en Dios" (Marcos 11:22) no hay ninguna sugerencia que Dios regenera al no regenerado y luego les da esa fe; por el contrario, creer es algo que se espera del hombre. Cuando Jesús dijo, "Oh hombres de poca fe" (Mateo 6:30; 8:26; 16:8; Lucas 12:28), él no echó la culpa a su Padre por dar a sus discípulos tan poca fe, sino que culpó a ellos por no creer.

Cuando Jesús dijo: "ni aun en Israel he hallado tanta fe" (Mateo 8:10; Lucas 7:9) él acreditó esa fe al centurión como suya propia, y no como un regalo de Dios.

Para Pedro poder hablar de "la prueba vuestra fe" (1 Pedro 1:7) no tendría sentido si la fe fuese un regalo de Dios. El propósito del Evangelio es traer a los hombres en "la fe" (Judas 3), poseyéndose de él. Creer en el Evangelio y la palabra de Dios es algo que debemos hacer, Dios no cree por nosotros.

Las epístolas usan la frase "tu fe" 22 veces.  Pablo escribe, "de que vuestra fe se divulga por todo el mundo" (Romanos 1:8); "esperamos que conforme crezca vuestra fe" (2 Corintios 10:15); “habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús” (Efesios 1:15); “habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús” (Colosenses 1:4), y así sucesivamente. En la historia del hombre "enfermo de la parálisis" quien fue traído a Jesús por sus amigos, Jesús, "viendo su fe," le perdonó sus pecados y lo sanó (Mateo 9:2; Marcos 2:5; Lucas 5:20). No existe indicación de que estos hombres habían sido regenerados y que la fe fue dada como un regalo de Dios. Se nos dice que "el justo por la fe vivirá" (Habacuc 2:4). De la persona que "no obra, sino que cree" nos dice "su fe le es contada por justicia" (Romanos 4:5).

 El creer en Dios a través de su palabra como responsabilidad del hombre es enseñado directamente o implicado claramente en numerosos pasajes desde Génesis al Apocalipsis. Los calvinistas rechazan todo el mensaje de la Biblia cuando tratan de interpretar un versículo aquí o allá para leer que la fe es responsabilidad de Dios y que es entregada como un regalo al hombre.

El orden bíblico: Fe trae la salvación

De hecho, Juan 1:12 es sólo uno de muchos versículos que deja claro que Dios efectúa el nuevo nacimiento y la regeneración sólo en aquellos que creen en Cristo. Aparte de los versículos ya citados demostrando que la salvación es por fe en Cristo, hay muchos otros.

Por ejemplo, Gálatas 3:14 declara que "a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu"; y el versículo 26 dice, "pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús". Además, Pablo les dice a los creyentes de Éfeso, "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria..." (Efesios 1:13-14). No se podría indicar más claramente que una relación permanente con el Espíritu Santo comienza sólo después de creer el Evangelio. No es de extrañar que White y otros calvinistas también eviten esta Escritura.

Consideremos las palabras mismas de Cristo, "Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna" (Juan 6:40). Es evidente que al ver al hijo y creyendo en él anteceden el recibir la vida eterna. Calvino le da vuelta para decir que todo el que es elegido y soberanamente dado la vida eterna por la Irresistible gracia podrá luego ver al hijo y creer en él. Numerosos versículos refutan esta inversión de Calvino del orden bíblico.

Jesús dijo, "El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna" (Juan 5:24). Otra vez, escuchando y creyendo antes de recibir la vida eterna, la cual viene por el nuevo nacimiento. Seguramente nadie podría ser regenerado por el Espíritu Santo sin recibir al mismo tiempo el don de la vida eterna, entonces ¿cómo sucede la regeneración antes de fe? Gálatas 3:22 presenta la misma verdad: “Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes”. El prometido nuevo nacimiento y la vida eterna se dan "por la fe... a los que creen". Claramente, la fe precede el nuevo nacimiento.

Sin lugar a dudas, la salvación viene por fe. Pero si la regeneración viene soberanamente sin y antes de la fe, entonces los elegidos, como ya hemos demostrado, se regeneran sin ser salvos. Para mantener esa teoría bíblica, el calvinista argumenta que la salvación y regeneración son dos eventos distintos, regeneración llega primero por acto soberano de Dios, sin fe alguna, luego el don de fe es dado para que la persona pueda creer en el evangelio para salvación. Ya hemos visto que esta idea fue rechazada por Spurgeon: "un hombre regenerado... ya es salvo... y es... ridículo... predicarle a Cristo".[60]

Pero esto plantea otro problema: ¿Cómo puede alguien ser soberanamente regenerado por Dios sin nacer de nuevo del Espíritu? Sin duda la regeneración debe ser sinónima con el nuevo nacimiento. Pero si el Calvinismo es cierto, debe haber dos nuevos nacimientos — uno que precede la fe y otro que viene por creer el evangelio del nuevo nacimiento (y la salvación) como Jesús le explicó a Nicodemo.

¿A Quién es ofrecida la salvación?

Ya hemos observado que el Antiguo Testamento establece las bases para lo nuevo. Específicamente, las provisiones de Dios para Israel, quienes esperaban a Cristo y la salvación que el ganaría para el mundo de pecadores. Por ejemplo: "porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros." (1 Corintios 5:7). Sin duda, la provisión de la Pascua era para cada persona en Israel sin excepción: “tómese cada uno un cordero según las familias de los padres... y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes... y los hijos de Israel... e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés..." (Éxodo 12:3, 6, 28).

El maná, también era, para cada israelita.  Y también esto era una imagen de Cristo, "el verdadero pan del cielo... Yo soy el pan de vida" (Juan 6:32, 48, etc…). Del maná, se nos dice: "recoged de él cada uno según lo que pudiere comer... cada uno para los que están en su tienda... cada uno recogió conforme a lo que había de comer." (Éxodo 16:16-18). Cada israelita se reunió y comió durante 40 años y vivió del maná que Dios proveyó, pero la mayoría de ellos en última instancia se perdieron. Así que el hecho de que Dios proveyó para todos no garantizaba la salvación para todos. La fe individual era necesaria. Dios no recogió el maná, y mucho menos lo comió para cada uno de ellos. Una vez más, vemos la responsabilidad humana, mostrado por la fe individual.

Cada israelita fue "en Moisés… bautizados en la nube y en el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual [maná]; y todos bebieron la misma bebida espiritual: Porque bebían de esa roca espiritual que los seguía: y la roca era Cristo. "Sin embargo muchos de ellos... quedaron postrados en el desierto" (1 Corintios 10:2-5). ¿Bautizados, comieron y bebieron de Cristo — y aun así perdidos? No hay escapatoria del hecho que la salvación de Dios se ofreció generosamente a cada israelita. Israel como un todo es llamado, " Israel mi escogido" (Isaías 45:4), sin embargo la mayoría de ellos perecieron eternamente.

El calvinista sólo tiene dos opciones.  Debe aceptar la posibilidad de que los verdaderos creyentes caen de la fe o él debe admitir que la salvación se ofrece a todos y que es efectiva solamente para aquellos que creen. En ninguna parte, en alguno de estos tipos del Antiguo Testamento, hay un indicio de un grupo selecto entre los israelitas que fueron elegidos para la salvación, soberanamente regenerados y luego entregados a la fe para creer. No es de extrañar que los apologistas calvinistas le rehúyan a estos tipos de Cristo del Antiguo Testamento.

El sábado representa el eterno "descanso para el pueblo de Dios" (Hebreos 4:9), encontrado solamente en Cristo. Ningún israelita estaba exento de ninguno de los diez mandamientos, lo cual incluía, "Acuérdate del día de reposo para santificarlo" (Éxodo 20:8), “Estése, pues, cada uno en su lugar” (16:29).  Ni tampoco el rechazo de Cristo y la salvación en él, diluyen la soberanía de Dios o su sacrificio por todos en la Cruz, en la misma medida en que el rechazo universal de la humanidad de mantener los diez mandamientos.

La serpiente y Cristo

Ninguna imagen de la Cruz en la vida de Israel en el Antiguo Testamento es más perspicaz que el incidente de las "serpientes ardientes" que mordieron a las personas en juicio por su pecado, y la provisión de Dios para sanar a todos los que le creen y buscan: "Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 
 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía."(Números 21:8-9).

            Las serpientes eran una imagen de la mordida mortal del pecado en la raza humana sin excepción. De la misma forma que la cura era para "cualquiera que fuere mordido" por una serpiente ardiente, sólo podemos concluir que la cura es para todos los mordidos por la "serpiente" del pecado.  Y como ninguno está exento de pecado, tampoco ninguno ha quedado sin el remedio que Dios ha provisto en Cristo.

Cristo se refirió a este incidente como una imagen de Él mismo siendo levantado en la Cruz. El levantar la imagen de bronce de la serpiente en el desierto, anuncio uno de los aspectos más sorprendentes de la Cruz y uno de los más difíciles de comprender. Cristo se convertiría en lo que había "mordido" a la raza humana: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él"(2 Corintios 5:21).

Los calvinistas evitan todos estos ejemplos que apuntan hacia el futuro Cristo, porque eran tan claros para todo Israel, demostrando que el sacrificio de Cristo es para todo el mundo. Seguramente a como fue hecha la provisión para cada israelita, sabemos con toda seguridad que muchos sino la mayoría de los israelitas se perdieron eternamente, a pesar de la provisión de Dios para ellos de tantas  maneras.

Uno buscaría por mucho tiempo y con dificultad para encontrar alguna referencia a estos pasajes en libros escritos por calvinistas. White los evita en su libro “La Libertad del Alfarero”. Y en mi debate con él en forma de libro, Debatiendo el Calvinismo: cinco puntos, dos puntos de vista, se negó a responder a cualquiera de estas poderosas imágenes que señalé en el Antiguo Testamento, incluso se atrevió a declarar que eran "irrelevantes". ¡Y esto incluía la serpiente de bronce![61]

Juan dice de Jesús, "en él estaba la vida; y la vida era la luz de los hombres... Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo"(Juan 1:4, 9). Una vez más, las palabras "todo hombre" nos dicen claramente que al no regenerado se le puede dar la luz del Evangelio. "Yo soy la luz del mundo:" dijo Jesús. “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida"(Juan 8:12). White no tiene ningún comentario sobre estos versículos en su libro, ni en otros pasajes similares como Juan 16:8, donde Jesús dijo del momento cuando vendría el Espíritu Santo, "convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" Podrían citarse muchos otros versos en el mismo sentido, que los calvinistas también evitan.

  1. Martin Luther, the Bondage of the Will, J. I. Packer and O. R. Johnston, translator (Grand Rapids, MI: Fleming H. Revell, 1999), 153.
  2. John Murray and Ned B. Stonehouse, the Free Offer of the Gospel (n. p., n. d.), 3.
  3. John MacArthur, Author and General Editor, the MacArthur Study Bible (Nashville,  TN: Word Publishing, 1997), 1862.
  4. John Calvin, institutes of the Christian Religion, trans. Henry Beveridge (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1998 ed.), III: xxiii, 14.
  5. D. James Kennedy, Why i Believe (Dallas, TX: Word Publishing, 1980), 140.
  6. Charles Haddon Spurgeon, the Soul Winner (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1963), 15.
  7. Kennedy, Believe, 138.
  8. Loraine Boettner, the Reformed Doctrine of predestination (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1932), 285.
  9. James Daane, the Freedom of God (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1973) ,  24.
  10. Joseph M. Wilson, “Soul Winning,” the Baptist Examiner, February 15, 1992, 1.
  11. David J. Engelsma, Hyper-Calvinism and the Call of the Gospel (Grandville, MI: Reformed Free Publishing Association, 1980), 17–18.
  12. Wilson, “Soul,” 1–2; cited in Laurence M. Vance, the Other Side of Calvinism (Pensacola, FL: Vance Publications, rev. ed. 1999), 542.
  13. R. C. Sproul, Chosen by God (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 1986), 125.
  14. James E. Adams, Decisional Regeneration (McDonough, GA: Free Grace Publications, 1972) ,  12.
  15. Boettner, Reformed, 11.
  16. Gise J. Van Baren, “Irresistible Grace,” in Herman Hanko, Homer C. Hoeksema, and Gise J. Van Baren, the Five points of Calvinism (Grandville, MI: Reformed Free Publishing Association, 1976), 77.
  17. Charles Haddon Spurgeon, “God’s Will and Man’s Will,” No. 442 (Newington: Metropolitan Tabernacle; sermon delivered Sunday morning, March 30, 1862).
  18. Edwin H. Palmer, the five points of calvinism (Grand Rapids, MI: Baker Books, enlarged ed., 20th prtg., 1999), 17.
  19. Calvin, institutes, IV: xvi, 16–19.
  20. Ibid.
  21. Eddie K. Garrett, “The Purpose of the Gospel” (the Hardshell Baptist, December 1990, 4); cited in Vance, Other Side, 525.
  22. Palmer, five points, 17.
  23. Arthur W. Pink, the Doctrine of Salvation (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1975), 26–27.
  24. Vance, Other Side, 522.
  25. George S. Bishop, the Doctrines of Grace (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1977), 146.
  26. John Calvin, Calvin’s New testament Commentaries (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1994), 11:144.
  27. Calvin, institutes,  IV: xvi, 18.
  28. Calvin, institutes, IV: xvi, 18–21; IV: xv, 22.
  29. Vance, Other Side, 151–52.
  30. John Calvin, Commentary on the Gospel According to John (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1984), 43; cited in James R. White, the potter’s Freedom (Amityville, NY: Calvary Press Publishing, 2000), 183.
  31. Calvin, institutes, II: ii, 19.
  32. Manford E. Kober, Divine Election or Human Effort? (n. p., n. d.), 31; cited in Vance, Other Side, 216.
  33. Arthur W. Pink, the Sovereignty of God (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 2nd prtg. 1986  ed.),  128.
  34. Palmer, five points, 27.
  35. Arthur C. Custance, the Sovereignty of Grace (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1979), 188.
  36. W. E. Best, Simple Faith (A Misnomer) (Houston, TX: W. E. Best Book Missionary Trust, 1993) ,  34.
  37. Boettner, Reformed, 101.
  38. Arthur W. Pink, the Holy Spirit (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1978), 55.
  39. Grover E. Gunn, the Doctrines of Grace (Memphis, TN: Footstool Publications, 1987), 8.
  40. Westminster Confession of Faith (London: n. p., 1643), Chapter X.
  41. Bob Thompson, “The 5 Points of Calvin’s Doctrine of Predestination” (self-published monograph, 4056 Skyline Rd., Carlsbad CA 92008, n. d.), 6.
  42. John Knox, Selected Writings of John Knox (Dallas, TX: Presbyterian Heritage Publications, 1995).
  43. John Piper, The Justification of God: An Exegetical and Theological Study of Romans:9:1–23 (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2000), 31, note 154.
  44. James R. White, the potter’s Freedom: A Defense of the Reformation and a Rebuttal of Norman Geisler’s Chosen But Free (Amityville, NY: Calvary Press Publishing, 2000), 182–86.
  45. Cited in White, potter’s, without footnote reference.
  46. Ibid., 185.
  47. Keith A. Mathison, Dispensationalism: Rightly Dividing the people of God? (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1995), 99. 
  48. C. Samuel Storms, “Prayer and Evangelism under God’s Sovereignty;” in Thomas R. Schreiner and Bruce A. Ware, eds., the Grace of God, the Bondage of the Will (Grand Rapids, MI: Baker Books, 1995), 221.
  49. Gordon H. Clark, predestination (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1987), 102; cited in Vance, Other Side, 515–16.
  50. Henry Alford, the New testament for English Readers (Grand Rapids,MI: Baker Book House, 1983), 3:216.
  51. Archibald Thomas Robertson, Word pictures in the New testament (New York: Harper and Bros., 1930), 4:525.
  52. Cited in Samuel Fisk, Divine Sovereignty and Human Freedom (Neptune, NJ: Loizeaux Brothers, 1973), 32–36.
  53. W. Robertson Nicoll, ed., the Expositor’s Greek testament (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., n. d.), 3:289.
  54. Kenneth S. Wuest, Ephesians and Colossians in the Greek New testament (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1953), 69.
  55. Marvin R. Vincent, Word Studies in the New testament (New York: Charles Scribner’s Sons, 1924), 3:376.
  56. Vance, Other Side, 517.
  57. MacDonald, W. G., Grace unlimited, ed. Clark H. Pinnock (Bloomington, MD: Bethany Fellowship, Inc., 1976), 87; quoted in Samuel Fisk, Calvinistic paths Retraced (Raleigh, NC: Biblical Evangelism Press, 1985), 22.
  58. F. F. Bruce, the Epistles to the Colossians, to philemon, and to the Ephesians (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1984), 220–21.
  59. John Calvin, Calvin’s New testament Commentaries (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1994), 11:145.
  60. C. H. Spurgeon, “The Warrant of Faith” (Pasadena, TX: Pilgrim Publications, 1978), 3. [ one-sermon booklet from 63-volume set ].
  61. Dave Hunt & James White, Debating Calvinism: five points, two views (Sisters, OR:

Multnomah Publishers, 2004), 277.

 

Enter Text Here