Capítulo 2 - ¿Está el entendimiento bíblico reservado solamente para unos pocos? | thebereancall.org

Los calvinistas hacen hincapié en que su teología se basa en la exégesis bíblica sólida, siendo "firmemente basada... en la palabra de Dios."[1] Algunos han ido tan lejos como para afirmar que "esta enseñanza se sostenía como  verdadera por los mismos apóstoles",[2] e incluso "Cristo enseñó las doctrinas que han llegado a ser conocidas como los cinco puntos del Calvinismo."[3]

Sin embargo, según la misma Biblia, nadie debe aceptar tales afirmaciones sin verificarlas en las mismas Escrituras. Cualquier doctrina que afirma basarse en la Biblia debe revisarse cuidadosamente confrontándola con la misma — una alternativa abierta para cualquier persona que conozca la palabra de Dios. El solo confiar en un experto bíblico para evaluar  las opiniones de otro, solo conduce a caminar en círculos.  No importa cual opinión sea la aceptada, el resultado final siempre será el mismo: ¿Cuál final? seguiremos siendo rehenes de la opinión humana. Cada persona debe verificar todas las opiniones presentadas con la Biblia.  Aun así mis amigos me aconsejaron de guardar silencio, basándose en que sólo las personas especialmente preparadas eran competentes para comprobar el Calvinismo a la luz de la Biblia, una idea que en sí misma contradice las Escrituras.

            Los habitantes de la ciudad de Berea, aunque siendo in-conversos, cuando Pablo les predicó el Evangelio, "escudriñaron las escrituras diariamente, [para ver] si [Pablo quien predicó] estas cosas eran así" (Hechos 17:11) — y se les elogio como "nobles" por hacerlo. Aún los líderes calvinistas insisten que se requiere preparación especial (y aparentemente extensa) para que alguno califique y pueda examinar esa doctrina peculiar a la luz de la Biblia. ¿Por qué así?

            Después de todo, la Biblia misma declara que un "hombre joven" puede entender sus instrucciones y así "limpiar su camino" (Salmo 119:9). Hasta un niño puede saber las sagradas Escrituras a través de la instrucción en casa de su madre y abuela (2 Timoteo 1:5; 3:15). Timoteo no era un teólogo entrenado por un seminario, sin embargo, Pablo le consideraba competente para estudiar y "saber" la palabra de Dios. Si se requiere un conocimiento especial para probar el Calvinismo con la biblia, sería prueba suficiente que esta doctrina peculiar no proviene de una exégesis bíblica válida. Nada tan enigmático, por definición, podría derivarse de la Biblia, la cual declara ser escrita para el simple:

Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciable escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. (1 Corintios 1:26–29)

¿Es el calvinismo tan difícil de entender?

Muchos amigos, cuya sinceridad es apreciada, me decían que a pesar de citar a Juan Calvino directamente de sus escritos, y también algunos líderes calvinistas de hoy, que yo era capaz de tergiversar el Calvinismo porque no lo entendía.  Incluso después de una discusión detallada de tres horas con amigos calvinistas, ellos me insistían que, "No entiendes el Calvinismo". Entonces, ¿qué hay de la afirmación de que el Calvinismo es el Evangelio y el verdadero cristianismo? ¿Podrían multitudes de evangélicos maduros y fructíferos de alguna manera haber malinterpretado el Evangelio y el cristianismo?

¿Debería ser el calvinismo un misterio para el cristiano común? Ese hecho, si es verdad, sería una prueba adicional de que el Calvinismo no proviene de las Escrituras. ¿Cómo algo tan complicado pueda surgir de la palabra que dice que cada persona es capaz de meditar en ella día y noche (Salmo 1:1–2)? Si el alimento esencial que proporciona la palabra de Dios es el sustento diario de cada hombre para su vida espiritual (Deuteronomio 8:3), ¿podría el calvinismo realmente ser el evangelio y el cristianismo bíblico al ser tan difícil de entender por los cristianos comunes?

¿Por qué debe ser tan complejo, y al parecer tan esotérico que se necesiten  años para comprender el Calvinismo? Tal actitud podría intimidar a muchos de aceptar esta creencia simplemente porque un gran número de teólogos altamente respetados y líderes evangélicos lo aceptan. De seguro que la gran mayoría de los calvinistas son cristianos ordinarios. ¿Sobre qué base, entonces, sin la experiencia y el estudio intenso que al parecer me faltaba, eran ellos capaces de comprender y aceptarlo?

En cuanto a conocer el calvinismo, hay muchos recursos accesibles para cualquier persona que genuinamente esté interesada en consultarlos. Existen numerosos libros sobre el tema, tanto a favor como en contra. Los cinco puntos del Calvinismo por Edwin H. Palmer, junto con libros de R. C. Sproul, John Piper, John MacArthur, A. W. Pink, C. H. Spurgeon y otros, son altamente recomendados por los líderes calvinistas.  Los Institutos de Calvino de la religión Cristiana, así como otros de sus escritos y los de Agustín y John Knox y otros clásicos, también están disponibles. También, los libros de Samuel Fisk son de carácter informativo. El Otro Lado del Calvinismo, de Laurence M. Vance es un tratamiento exhaustivo de más de 700 páginas, con cientos de notas documentando sus citas.

Asegurando la precisión e imparcialidad

Para asegurar que no sobrevengan interpretaciones erradas de las doctrinas que se consideran en este libro, un manuscrito preliminar fue sometido a una serie de amigos conocidos y otros calvinistas para su debida crítica. Leyendo y discutiendo con ellos sus valiosos comentarios, por los que estoy profundamente agradecido, ha sido para mí muy educativo. Durante este proceso, fue claro para mí que los calvinistas no siempre están de acuerdo por completo aun entre ellos mismos.

Un número de ellos me recriminó por no aceptar las "correcciones" ofrecidas por los calvinistas, que, por su supuesto, se consideran necesarias para que sea verdad.  Por otro lado, he considerado cuidadosamente (aunque no aceptada) cada sugerencia — aunque los calvinistas a menudo se contradicen mutuamente (y aun a Calvino mismo), y algunos acusan a otros de ser "ultra Calvinistas".  Cada uno debe llegar a sus propias conclusiones — y este libro trata las serias diferencias que muchos de nosotros tenemos con los calvinistas, en cuanto a la interpretación de pasajes claves de las escrituras.

La mayoría de los calvinistas (aunque no todos) concuerdan en cinco puntos principales. Algunos insisten en que hay diez o más puntos relevantes. Palmer sugiere, "que no se limita a solo cinco puntos de Calvinismo: tiene miles de puntos."[4] no es posible cubrir todos esos supuestos puntos en estas páginas. Palmer mismo solo trata con cinco de ellos.

            Hay una serie de desacuerdos entre calvinistas de "cinco puntos" y "cuatro puntos". Por ejemplo, Lewis Sperry Chafer, fundador de Seminario Teológico de Dallas, se consideraba un calvinista de "cuatro puntos" porque rechazaba la expiación limitada.[5] Vance señala que "muchos Bautistas en la Asociación General de Iglesias Bautistas Regulares, son calvinistas de cuatro puntos".[6] Ellos rechazan un punto y aceptan los otros cuatro.  Los calvinistas de cinco puntos llaman a esto la "incompatibilidad bendecida". Y están en lo correcto. Veremos que cada punto del calvinismo es una consecuencia lógica del punto que le precede.  No es posible ser un calvinista lógico y consecuente sin sostener todos sus cinco puntos.

             Por lo tanto, estamos de acuerdo con la confesión ampliamente declarada que uno "debe mantener todos los (cinco) puntos del Calvinismo"[7] porque "los cinco puntos del Calvinismo están encadenados entre sí. Quién acepta uno de los puntos aceptará los demás."[8]  A pesar de esto, aquellos que concuerdan con los cinco puntos, tienen diferentes maneras de entenderlos y defenderlos.

Obviamente,  no podemos cubrir toda la variedad de opiniones que existe del calvinismo en este libro.  Pero si examinar lo que la mayoría acepta como una presentación justa de sus creencias. Algunos calvinistas acusan a otros de ser ultra-calvinistas, un título que es difícil de definir. Nos esforzaremos por establecer las principales creencias calvinistas tan claro como sea posible.

En el interés de precisión, citamos extensivamente no sólo a Calvino mismo, sino también los escritos de numerosos calvinistas que son altamente elogiados por sus colegas. Un libro que citamos repetidamente es La Libertad del Alfarero por el apologista James R. White, quien es respaldado por un gran número de líderes evangélicos de la actualidad. Es un recurso especialmente valioso, porque fue escrito específicamente para responder a las objeciones de Norman Geisler a ciertos puntos del calvinismo planteadas en su reciente libro, Elegido Pero Libre.  Estarán disponibles numerosas citas de fuentes autorizadas, para que el lector dispuesto las use, y asegure que el calvinismo se está presentando de una forma justa.

Un llamado a la discusión abierta

El pre-conocimiento de Dios, predestinación/elección, voluntad humana, la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre son presuntos misterios que están más allá de nuestra capacidad para reconciliar. Por lo tanto, algunos insisten en que estos conceptos deben ser aceptados sin ningún intento de comprensión o reconciliación de los aparentes conflictos.  Una ilustración utilizada en muchas ocasiones dice: que al acercarnos a la puerta del cielo vemos escrita por encima de él, "todo aquel que quiera…venga", pero una vez que hemos entrado  vemos desde el interior las palabras, "Escogidos en él desde antes de la Fundación del mundo". Nosotros respetamos a los muchos líderes de la iglesia que continúan ofreciendo tal explicación, como algo suficiente. Sin embargo, hay varias razones convincentes para no consentir con esa posición popular.

Primero que todo, Dios quiere que nosotros comprendamos su palabra en lugar de alegar "misterio" sobre algunas porciones vitales. Lo ha dado para nuestro aprendizaje. La palabra de Dios dice el salmista, "es lámpara a mis pies y lumbrera a mi camino" (Salmo 119:105) y así se pretende que sea para cada uno de nosotros hoy. Pedro reconoció que hay "cosas difíciles de entender" y advirtió que la Escritura a veces es “torcida” por algunos, dando por resultado “su propia perdición” (2 Pedro 3:16). Dios no nos sugiere en ninguna parte de su Palabra que no procuremos entenderla plenamente. Como muchos pasajes de las Escrituras están dedicadas a los temas difíciles que estudiaremos, podemos saber con confianza que la Biblia misma alumbrará sobre ellas.

En segundo lugar, la historia de la iglesia desde sus inicios ha vivido profundas diferencias de opinión sobre muchos temas vitales, incluyendo el Evangelio mismo. Numerosas herejías destructivas se han levantado y  han sido rechazadas enérgicamente. Ni Cristo o sus apóstoles consideraban puntos de vista divergentes en lo relacionado al Evangelio como algo normal o aceptable.  Él ordenó a los creyentes a que: "contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los Santos" (Judas 3). Este mandato se aplica a nosotros hoy.

En tercer lugar, es ilógico que nuestro Señor quiera hacernos retroceder de considerar seriamente y entender el conocimiento previo (pre-cognición) y la elección o predestinación, así como la responsabilidad del hombre, y cómo todo esto encaja en la gracia soberana de Dios. Aunque nunca esté en total acuerdo todo el cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros es responsable de entender estas cuestiones con claridad, según la capacidad de cada uno, a través del estudio diligente — y de ayudarse mutuamente en el proceso.

Finalmente, Dios pide que le busquemos para que le conozcamos, a pesar de que sus caminos y sus pensamientos están muy por encima de nosotros. "Como son más altos los cielos de la tierra" (Isaías 55:8–9). Lo seguro es que al conocer mejor a Dios, entenderemos más plenamente su Palabra y su voluntad. Dios es nuestro Salvador; conocerlo es vida eterna (Juan 17:3). Conocer a Dios debe incluir una comprensión profunda de todo lo que ha revelado a nosotros en su Palabra.

Debemos vivir, como Cristo dijo (citando su propia declaración como el gran “Yo Soy” a Israel por medio de Moisés en Deuteronomio 8:3), no "sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). Salomón dijo: "toda palabra de Dios es limpia" (Proverbios 30:5 énfasis añadidos). Siendo así debemos considerar cuidadosamente y entender cada palabra.

La razón más convincente

            Es una suposición general que a pesar de cualquier otro desacuerdo doctrinal que tengamos, cuando se trata del Evangelio de la salvación ambos calvinistas y no calvinistas están en completo acuerdo. Algunos calvinistas, sin embargo, no concuerdan, alegando (como ya hemos visto) que el evangelio bíblico es el Calvinismo. Por ejemplo: "el plan de salvación revelado en las escrituras de Dios consiste en lo que popularmente se conoce como los cinco puntos del Calvinismo".[9] Loraine Boettner declara que: "la gran ventaja de la fe reformada es que en el marco de los cinco puntos del Calvinismo se establece claramente lo que enseña la Biblia acerca del camino de la salvación".[10] Otros insisten en que "si no conoces los cinco puntos del Calvinismo, no sabes el Evangelio, sino una perversión de ello"[11] B. B. Warfield afirmó que, "Calvinismo es el Evangelio en su expresión más pura y estable".[12] 

¡Tales afirmaciones elevan a un nuevo nivel las preocupaciones de que los cinco puntos de Calvinismo componen el Evangelio! Si se requiere mucho estudio especial para entender el Calvinismo, y si años de estudio de la Biblia aun dejan en ignorancia sobre el tema, y si el Calvinismo es el Evangelio de nuestra salvación — entonces, ¿dónde quedan las multitudes que creen que son salvos, pero son ignorantes del Calvinismo? Esta pregunta puede parecer divisiva, pero no puede ser ignorada.

Otra seria pregunta que se plantea es con respecto a la proclamación del Evangelio a todo el mundo como Cristo mandó. Los calvinistas insisten que su doctrina no disminuye el celo con que el Evangelio es predicado. Para apoyar esta afirmación, nombran algunos de los grandes predicadores y misioneros que fueron calvinistas leales, tales como George Whitefield, Adoniram Hudson, William Carey y otros. Y es cierto que, aunque ellos dan por hecho de que muchos a quienes se les predica no están entre los elegidos, no obstante predican con fervor para que los elegidos puedan oír y creer.

Sin embargo, no hay duda que el celo de estos hombres y mujeres en llevar el evangelio al mundo no puede ser debido a su Calvinismo, sino a pesar de ello. Es difícil creer que; quienes se salvan han sido predestinados a la salvación por decreto de Dios, y que nadie más puede salvarse, y que los elegidos deben ser regenerados por el acto Soberano de Dios sin el evangelio o cualquier influencia de predicación, o por alguna fe en Dios, de su parte,  pueda dar motivación para la predicación del evangelio. No importa cómo el calvinista intente argumentar en algún sentido contrario.  Tal creencia sólo puede disminuir el celo que pueda tener una persona razonable para alcanzar a los perdidos con el Evangelio de la gracia de Dios en Cristo.

Enfrentando un Dilema Real

El evangelio que Pedro, Pablo y los otros apóstoles predicaron era para toda persona presente en las multitudes que  enfrentaban dondequiera que iban. No era un mensaje que solo los elegidos  podían creer.  Pedro le dijo a Cornelio, a su familia y amigos, "y [Cristo] nos mandó que predicásemos al pueblo [no a un grupo selecto]... que todos los que en el creyeren [entre las personas a quienes él predicaba] recibirán perdón de pecados en su nombre." (Hechos 10:42–43).

En contraste, el evangelio de Calvino dice que Cristo murió, y  que su sangre expía, sólo a los elegidos. ¿Podría ser esto el mismo evangelio que Pablo predicaba? Pablo proclamó a las multitudes, " Y también os (a todos) anunciamos el evangelio..." (Hechos 13:32). La "buena nueva" del evangelio que Pablo predicaba  hizo eco de lo que el ángel de Jehová dijo a los pastores en el momento del nacimiento de Cristo: "he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo..." (Lucas 2:10). Estas nuevas de gran gozo se trataba de que "El Salvador del mundo" (Lucas 2:11; Juan 4:42) había nacido.

Sin embargo, el evangelio de Calvino dice que Cristo no es el Salvador del mundo, pero sólo de los elegidos. ¿Cómo podría ser ese mensaje "nuevas de gran gozo" a aquellos a quienes el Salvador no vino a salvar, y por cuyos pecados se negó a morir?

Pablo  decía con toda sinceridad a todos quien conocía que "Cristo murió por usted".  Esto está en completo contraste con un libro de consejería bíblica que por mucho tiempo hemos recomendado a los lectores. Este declara que, "como cristiano reformado, el escritor [autor] cree que los consejeros no deben decir a un no creyente que  Cristo murió por él, porque esto no se puede asegurar. Esto nadie lo sabe excepto Cristo mismo, de quienes son sus elegidos por quien el murió, y quien no"(énfasis agregado)[13]

¿Qué significa esto? El autor se dice ser un "cristiano reformado". Obviamente que el mensaje de salvación de Calvino para un grupo selecto no trae “gran gozo” a “todas las personas”.

Palmer escribe, "pero gracias a Dios la muerte de Cristo era una garantía absoluta de que cada uno de los elegidos se salvaría".[14] ¡Así que la gran alegría es solo para los elegidos! En cuanto al resto, la doctrina de Calvino dice que Dios los predestinó a la condenación. Esto difícilmente puede ser "nuevas de gran gozo"   Calvino lo dijo de esta manera:

Para muchos esto parece un tema desconcertante, porque consideran incongruente que del gran cuerpo de la humanidad algunos deberán ser predestinados a la salvación y otros a la destrucción... De esto se infiere, que todos los que no saben que son el pueblo peculiar de Dios, se encuentran en temor miserable perpetuo...[15]

¿Qué Evangelio es este que solo da alegría a unos pocos? ¡No puede ser el evangelio bíblico que anunciaron los Ángeles!  Debido a la importancia eterna de esa pregunta a todo el mundo, a quien Cristo mandó  llevar el Evangelio, nos obliga a examinar el Calvinismo estrechamente a la luz de las Escrituras. ¿Podría ser cierto, como insiste el autor Arthur C. Custance, que: "el Calvinismo es el Evangelio, y enseñar Calvinismo es predicar el Evangelio"?[16]

¿Se fundamenta el calvinismo sobre el texto de las Escrituras? ¿O requiere una interpretación distinta de  palabras y frases comunes tales como;  todo hombre, todo, mundo, el que quiera tome, cualquier hombre, y todo aquel, que se definan como referente a "los elegidos"? ¿Es necesaria una interpretación peculiar de la Escritura para mantener esta doctrina? nuestra preocupación es por la defensa del carácter verdadero de Dios, el Dios de la misericordia y amor, de quien “… sus misericordias sobre todas sus obras” (Salmos 145:9).  La Biblia declara que: "no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9); "el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo 2:4). Tal es el Dios de la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis. El abrir y discutir temas importantes- especialmente sobre el Evangelio, y la naturaleza y carácter de Dios — sólo puede ser saludable para el cuerpo de Cristo. Es mi oración que nuestra investigación del Calvinismo y su comparación con la palabra de Dios, tal como se expresa en las siguientes páginas, produzca aclaraciones útiles y necesarias.

  1. W. J. Seaton, the Five points of Calvinism (Carlisle, PA: The Banner of Truth Trust, 1970), 8.
  2. Jimmie B. Davis, the Berea Baptist Banner, February 5, 1995, 30.
  3. Mark Duncan, the Five points of Christian Reconstruction from the lips of Our lord (Edmonton, AB: Still Waters Revival Books, 1990), 10.
  4. Edwin H. Palmer, foreword to the five points of calvinism (Grand Rapids, MI: Baker Books, enlarged ed., 20th prtg. 1999), 1.
  5. Lewis Sperry Chafer, Systematic theology (Dallas, TX: Dallas Seminary Press, 1948),  3:184.
  6. Laurence M. Vance, the Other Side of Calvinism (Pensacola, FL: Vance Publications, rev. ed. 1999), 147.
  7. Charles W. Bronson, the Extent of the Atonement (Pasadena, TX: Pilgrim Publications, 1992), 19.
  8. Palmer, five points, 27.
  9. Leonard J. Coppes, Are Five points Enough? the ten points of Calvinism (Denver, CO: self-published, 1980), 55.
  10. Loraine Boettner, the Reformed Faith (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1983), 24.
  11. Fred Phelps, “The Five Points of Calvinism” (the Berea Baptist Banner, February 5, 1990), 21.
  12. Benjamin B. Warfield,                 Calvin and Augustine, ed. Samuel G. Craig (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1956), 497.
  13. Jay E. Adams, Competent to Counsel (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1970), 70.
  14. Palmer, five points, 92.
  15. John Calvin, institutes of the Christian Religion, trans. Henry Beveridge (Grand Rapids, MI: Wm. Eerdmans Publishing Company, 1998 ed.), III: xxi, 1.
  16.  Arthur C. Custance, the Sovereignty of Grace (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1979), 302.